El beso de la libélula

Capitulo 32

LAIA SALERNO

Después de la charla que tuvimos con Adem, me quedé tensa. Primero, porque había quedado inconclusa su pregunta. Segundo, no sabía si creer o no, con respeto a su comportamiento para conmigo.

No sé si era mi impresión o qué, pero sentía que Gaia me veía como competencia. Tal vez piense que podría seducir a su marido o lo que es aún peor… a Adem.

Mientras comíamos, notaba como Adem no me quitaba la mirada de encima. Elián estaba fastidioso, y Thomas molesto por la presencia de Adem.

-Laia, contanos algo sobre vos. Sos nuestra invitada, queremos conocerte. –Me dice Gaia, con tono falso-.

-Pregúntenme lo que quieran saber sobre mí, y con gusto se lo responderé. –Le contesto; mientras bebo un sorbo de agua de mi copa-.

-Mmm… ¿Hace cuánto que estás divorciada? –Me pregunta, lo que resulta incómodo para mí-.

-Hace 10 años…-Respondo, mientras toco mi pelo, nerviosa-.

-Imagino que en 10 años de soltería, habrás conocido a alguien que valga la pena ¿me equívoco? –Thomas la fulmina con la mirada, yo aprieto su pierna, debajo de la mesa para que se controle-.

-No, me dediqué solo a mi hijo. –Le respondo, incomoda-.

-En realidad mi madre tiene muchos hombres que la pretenden, pero ella no quiere a ninguno… bah, salvo uno, pero no lo diré si ella no lo autoriza. –Adem me mira atento a mi respuesta-.

-¿Eso es cierto, Laia? ¿Quién es ese hombre? –Pregunta curiosa, Gaia-.

-No hay tanto misterio alrededor, es Manuel, su compañero de trabajo –Dice mi hermano, en son de defenderme, pero me embarra más-.

Adem me fulmina con la mirada, lo siento tomar bocanadas de aire por su boca. Mi cara se transforma, en segundos siento mis mejillas arder por completo.

-Manuel… ¿nuestro empleado? –Pregunta curioso, Mariano-.

-No…mi hermano debe haber confundido las cosas. No estoy saliendo con Manuel. ¿Podríamos dejar de hablar sobre mi vida privada? –Les digo, cruzando miradas con Gaia-.

De repente se escucha el sonido del timbre, me sobresalto. Sally comienza a ladrar. Aylin, la hija de Adem, se levanta contenta.

-¿Por qué estás alegre, hija? ¿Quién viene? –Le pregunta Adem, a su hija-.

-Espera unos segundos y lo sabrás… -Le responde ella, alegre-.

Entonces la ama de llaves hace acto de presencia con una mujer muy bella. Con unos imponentes ojos celestes; su rostro parece sacado de una revista de moda. Además de lo elegante que esta vestida.

El rostro de Adem se transforma por completo, Mariano mira a Gaia, y ella se encoge de hombros.

Aylin abraza a esa mujer, quien estimó debe ser la exesposa de Adem. Al verla siento un cosquilleo en mi vientre; me siento incomoda ,y molesta a la vez.

-¡Hola a todos! –Observa a todos, pero se detiene conmigo, y no me quita mirada de encima-.

-India ¿Qué estás haciendo por acá? Digo, no te esperábamos –Responde Mariano, nervioso-.

-Tranquilos, mi hija me pidió que viniera por ella, y no podía negarme. –Cruza miradas con Adem, quien está incómodo-. Espero no les moleste mi presencia en esta casa –Gaia se levanta y la saluda-.

-Para nada amiga, tu presencia nunca será molestia en está casa. –Me lanza una mirada provocadora a mí-.

-Mamá, quédate a cenar con nosotros, por favor. –Le dice, Aylin-.

-No se amor, es una cena en la cual no estoy invitada. –Le responde, irónica-.

Adem se levanta molesto y se acerca hacia ellas. Mariano también se levanta, mientras nosotros solo somos espectadores.

-India, no me avisaste que vendrías. Habíamos quedado que llevaba a Aylin a la casa. Pero ya que estas aquí, y nuestra hija te pidió que te quedes, podes hacerlo.-Le dice Adem, mientras peina su pelo nervioso-.

-Te lo agradezco Adem… -Le responde, y le da dos besos en la mejilla, cerca de la comisura de los labios-.

Siento un pinchazo en mi vientre, de repente un fuego invade mi interior. Solo quiero salir de este lugar ahora mismo.

Se sienta, en frente de mí, cerca de Adem, quien la ignora por completo. Desde allí me fulmina con la mirada.

-India, amiga, ella es Laia Salerno, la nueva Gerente de Ask. –Me mira y saluda desde lejos-. Y ellos son su hermano Thomas, y su hijo Elián. –Los saluda a los dos-.

-Es un gusto conocerte en persona Laia, realmente sos muy hermosa. –Me responde con un poco de molestia en sus palabras-.

-Muchas gracias, usted es mucho más bella. –Le respondo, y ella sonríe falsamente-

Una hora después, habíamos terminado de cenar, ya me estaba preparando para irme. No quería quedarme ni un minuto más en este lugar. Se notaba que no le caí bien a las mujeres de la casa.

Thomas acompaña al baño a Elián, mientras yo espero en la puerta de salida. Ya me había despedido de todos dentro.

Entonces siento unos pasos detrás de mí, cuando giro mi vista veo a India parada frente a mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.