El beso de la libélula

Capitulo 33

ADEM SADIK

-Adem, ¿podemos hablar? –Escucho a India que me llama-.

-¿Por qué estás haciendo esto, India? ¿No entiendo cómo te da la cara después de la bajeza que cometiste? –Le respondo en voz baja, molesto-.

-Parece que no soy la única que comete bajezas –La miro sin entender-.No me mires así, sabes muy bien a lo que me refiero.

-No voy a engancharme en tus jueguitos India, lo mejor que podes hacer es llevarte a nuestra hija e irte de esta casa, a la cual no fuiste invitada. –Le respondo, colérico-

-Por supuesto que me voy a ir, pero antes quiero escuchar de tus labios la respuesta a mi pregunta. –La fulmino con la mirada-.

-¿De qué pregunta estás hablando? –Le respondo, mientras observo a Aylin acercase hacia nosotros-.

-Laia Salerno ¿Qué pasa entre ella y vos? –La miro serio y molesto-.

-No puedo creer como podes seguir tirando veneno. Crees que todos son como vos, pero resulta que esa chica es mil veces más mujer que vos –Le respondo y ella me da un cachetazo en la cara-.

Aylin se detiene y sus ojos se humedecen, la miro con ira a India, ella me desafía y agarra de la mano a su nuestra hija.

-Vamos amor, en esta casa no somos bienvenidas –La lleva arrastrando, entonces la detengo-.

-Mama ¿Por qué golpeaste a papá? –Le pregunta entre lágrimas-.

-India, espera… -Ella se da vuelta, entonces me acerco a Aylin-. Tranquila mi amor. Solo fue una discusión entre tu madre y yo. No tiene por qué afectarte a vos, te amo y no quiero verte llorar. –Seco sus lágrimas con mis dedos, y beso su cabeza-

-Aylin, vamos, te acompaño hasta el auto. –Dice Mariano, mirándonos mal a ambos-.

-Que sea la última vez que me golpeas delante de nuestra hija ¿me oíste? –Ella me desafía con la mirada-.

-Entonces no me provoques con tus palabras hirientes –Me responde, y sonríe burlona-.

-Voy a decirte una cosa, sácate de la cabeza que vaya a perdonarte. Lo que hiciste no tiene perdón. No quiero que vuelvas hacer llorar a mi hija, y tampoco te aparezcas sin avisar a las reuniones con mis amigos, porque la próxima vez no seré tan condescendiente con vos. –Pego mi cara a la suya-.

Y no vuelvas a ensuciar a Laia en tus locuras, ella es una buena empleada, una mujer intachable, con todas las letras, cosa que vos no lo sos. –Intenta volver a golpearme, pero detengo el golpe-

Con fuerza sujeto su mano, y luego la suelto. Con mi semblante serio, la miro fijo. De sus ojos caen lágrimas y se aleja sin decirme nada más.

Apenas puedo dormir, miles de cosas dan vuelta por mi cabeza. Me siento tan cansado, y triste a la vez.

Me levanto de la cama, y me dirijo hacia la cocina. Enciendo la luz, y luego agarro una botella de cerveza de la heladera. La destapo, y la bebo, mientras me siento en el desayunador.

Me acabo la botella, luego voy por otra. Necesitaba olvidar por unos segundos todo lo que viví hoy. La presencia de India, la tristeza de mi hija al vernos discutir.

Los recuerdos del pasado que viene a mi mente. Y…Laia, mi nuevo problema. No podía sacarla de mi corazón,

No tengo idea cuantas botellas me tome, lo único que sé, es que comencé a llorar de la nada, y luego a mirar las fotos a través de las redes sociales de Laia. Hasta que mis ojos se cierran, entonces me quedo dormido en el sillón.

Al otro día me levanto, con un terrible dolor de cabeza. Mareado y con contracturas. Mi celular comienza a sonar, no llego a atender, para cuando lo agarro, cortan la llamada.

Reviso el visor y son 10 llamadas pérdidas de Mariano, miro la hora y son las 10:30 pasadas. Hace dos horas tenía que estar en la agencia. Me voy a duchar, pero antes llamo a Mariano. Después, me meto en el baño.

Hoy había sesiones de fotos por los 10 años de la revista. Además, tenía mucho trabajo atrasado. Elegir las noticias más destacadas de estos últimos diez años, ver el diagrama de la semana y soportar a mi ex para la sesión de fotos de la revista. Suspiro hondo, dejó que las gotas de agua tibia impacten en mi cuerpo, luego me relajo.

Salgo del baño, me visto, elijo un traje azul marino. Una camisa blanca, peino mi pelo para atrás. Bebo un sorbo de té, y apenas llego a desayunar completo. Salgo apurado, rumbo a la agencia.

Una hora después ya estoy en la editorial. Me dirijo hacia la sala de reuniones en el piso de abajo. Llego casi sobresaltado, odiaba llegar tarde, y esta vez todo el mundo lo sabría. Entro dentro de la sala de reuniones, están todos sentados, esperando por mí.

Aldana me señala donde sentarme, se lo agradezco. Saludo a todos con la mano. Me siento cerca de Mariano, y de Laia. La cual apenas cruza miradas conmigo, estaba nerviosa y como fastidiosa.

-Perdón a todos por llegar tarde, pero tuve un inconveniente camino hacia la editorial…-Intento sonar convincente, pero Laia no me cree-

-Bien, pongámonos en lo que nos concierne. –Mariano sonríe conmigo, luego nos ponemos a revisar la documentación pendiente-. ¿Qué tenemos está semana en la cual cumplimos 10 años?




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