El beso de la libélula

Capitulo 39

ADEM SADIK

Me despierto sudado. Había tenido una pesadilla, donde Laia era atacada por alguien. Me levanto, y me dirijo al baño.

Me pego una ducha, y luego preparo el desayuno. Revisó mi celular y tengo llamadas perdidas de India. Las ignoro, y luego dejo mi celular en la mesa.

Termino de desayunar, y me siento en el sillón. Enciendo mi notebook y comienzo a navegar.

Pero los pensamientos de ayer a la noche venían a mi mente. Recordaba el beso con Laia. Sus labios, tan suaves, y el latido de su corazón, mientras nos besábamos.

Me estaba enamorado de ella, sentía que no podía sacarla de mi pecho. La amaba, pero el reprimirlo me lastimaba.

Medito la idea de llamarla por teléfono, hasta que me decido y lo hago. Suena tres veces y luego atiende.

- ¡Hola! -Responden del otro lado, pero no es su voz-.

- ¡Hola! Soy Adem, ¿podrías pasarme con Laia? -Respondo, del otro lado se hace un silencio-.

-Mi mamá no puede atenderte ahora, porque fue al médico y a la comisaria. -Me responden del otro lado-.

Mi corazón comienza a latir fuerte, la duda de que le haya pasado algo me comía por dentro.

-Elián, ¿Qué fue lo que le paso a tu madre? -Le pregunto preocupado-.

-Eso no te importa, y por favor no vuelvas a llamar más a su número -Me corta la llamada-.

Maldigo por lo bajo, comienzo a caminar de un lado para el otro. Hasta que busco su legajo en el sistema, y encuentro su dirección. La anoto, luego me cambio y me marcho.

Llego a su dirección, es un edificio de 20 pisos. Reviso el piso, entonces aprovecho que entraba una inquilina, con su perro, entro detrás de ella.

Me subo al ascensor, marco el 3° piso. Segundos después salgo del ascensor, busco el número de su puerta, hasta que lo encuentro.

Entonces toco timbre, la puerta se abre y la encuentro a ella. Llevaba puesto ropa deportiva, de color rosa oscuro.Ni bien me ve, sus ojos se abren como plato, mira para atrás y me vuelve a mirar.

-Adem, ¿Qué estás haciendo en mi casa? ¿Cómo supiste mi dirección? -Me pregunta, impidiéndome el paso-.

-Te llame por teléfono, tu hijo me aviso lo que te había pasado, y luego me corto sin especificar. Estaba preocupado, entonces busqué tus datos en el sistema de la editorial, y vine. Solo quería saber cómo estabas…-Le respondo, mientras apoyo mis manos en la puerta-.

-Estoy bien, solo me robaron. Y cuando se fueron me golpearon en la cabeza, pero ya me revisaron y por suerte fue superficial. Pero tuve que hacer la denuncia por mis pertenencias. -Me responde, asustada-.

Cuando estoy a punto de responder, aparece Elián. Me fulmina con la mirada, mientras que su perro me olfatea y lengüetean los pies.

- ¿Qué hace este hombre en la casa, mamá? -Pregunta, con su ceño fruncido-.

-Elián, el solo quería saber cómo estaba. -Sale y alza a su perro, pero antes olfatea mi ropa y luego mira a Laia-.

-Ya sabe cómo estas, ahora que se vaya -Le dice, y mi fulmina con la mirada-.

-Elián no seas descortés con Adem. -Cruzan unas miradas entre ellos-. Déjanos solos, por favor. -Elián mete a su perro y se aparta molesto-. Adem, por favor, ándate. -Quiere cerrar la puerta, pero la detengo-.

- ¿Qué le pasa a tu hijo conmigo? ¿Por qué me odia tanto? -Le pregunto, entonces ella revolotea sus ojos-.

-Porque cometí el error de contarle como me tratabas, entonces te odia. Esa es la única razón que tengo para darte -Entonces entro de forma impulsiva su casa-.

-En ese caso, déjame que lo solucione… -Camina detrás de mí-.

-Adem, quiero que te vayas ahora mismo de mi casa -Me dice, pero ya es tarde-.

Su hermano Thomas, quien está preparándose para ir a trabajar, con su uniforme de chofer, me mira mal. Elián cruza sus brazos y eleva una ceja, mirando a su madre.

- ¿Quién lo invito a pasar a la casa? -Pregunta Thomas molesto-.

Entonces se para en frente de mí, y nos miramos fijo a los ojos. Laia, nos separa, metiéndose en el medio.

-Adem, lo mejor que podés hacer es irte, por favor. -Entonces la miro y niego con la cabeza-.

-Esta no es tu empresa, acá no mandas, y si mi hermana te dice que te vayas, entonces te vas. De lo contrario me vas a obligar que te saque por las malas. -Evita que Thomas se trence con conmigo-.

-No me voy a ir, hasta que solucionemos nuestras diferencias. Les pido disculpas por las veces que trate mal a Laia, les prometo que eso no volverá a pasar. -Le estiro la mano a Thomas para sellar las paces, pero notó su disconformidad en su mirada.

-No me importa una mierda tus disculpas, porque sé que no son sinceras. Solo quiero que dejes en paz a mi hermana. -Me empuja , intento mantener la calma-.

- ¿Por qué mi madre tenía tu perfume impregnado en su cuerpo? -Me pregunta Elián-.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.