El beso de la libélula

Capitulo 40

LAIA SALERNO

Después de la discusión con Adem, y de haberle mentido, engañando a mi corazón. Apenas pude probar bocado alguno.

Me acosté más temprano de lo común, y me puse a hablar con Ana, a través de una videollamada en mi laptop.

Recostada en la cama, con mis ojos hinchados de tanto llorar, intentaba descargarme con mi amiga.

-Le mentí, Ana. Negué mis verdaderos sentimientos, y todo por miedo. –Seco mis lágrimas con la mano-. Tenemos todo en contra, nuestras familias y círculo íntimo de amigos.

-Lai, yo creo que te estás precipitando con respecto a Adem. Quizás deberías haber sido sincera con él, y no mentirle. Pero no voy a seguir torturándote más de lo que estás haciendo vos misma.

-Ella se acomoda en su cama y desde allí me mira con pena-.No creo que la familia sea un impedimento para que ambos sean felices. Thomas y Elián tienen que entender que te enamoraste; mientras que su exmujer, también lo tiene que entender y superar. Después de todo, fue ella quien lo dejo escapar ¿no? –Asiento con la cabeza, y seco mis lágrimas-.

-No todo es tan sencillo Ana…no te olvides que cometí el error de hablarle mal a mi hijo y hermano de Adem. Si a eso le sumamos las amenazas de su exmujer, el resultado no es alentador. -Me toco el pelo, nerviosa con mi mano. –No quiero que sufra Adem, y tampoco yo. Nuestra relación no puede ser.

-No cierres las puerta del amor Laia; Adem te ama, te confesó su amor, si su amor es verdadero, entonces te sabrá esperar. De lo contrario, nunca lo fue…pero no te tortures.-Me responde mi amiga del otro lado-.

-No puedo decirle la verdad, porque lo tendría junto a mí, y no podría apartarlo. –Le respondo, encogiéndome de hombros-.

-Laia, ¿no te parece que ocultando tus sentimientos y mintiéndole a las personas que amas, te lastimas peor? –Me pregunta del otro lado, Ana-.

-Sufro de ambas formas, pero sé que sería peor si le confesará que lo amo. Además, Manuel me odiaría, sin contar mi familia. –Pasó la mano por mis rostro molesta-- ¿No sé qué hacer, Ana?-Le respondo, compungida-.

-Lo primero que tenes que hacer, es relajarte; después el tiempo dirá como sigue. Pero, si me pedís un consejo, te diría una y mil veces, que te lances a este amor, sin importar las consecuencias.

Solo se vive una vez, y vos sufriste mucho amiga. Con tus 37 años, te mereces ser feliz, y darte una oportunidad en el amor. –La miro, y suspiro hondo-.

-Ojalá todo fuera tan fácil Ana, pero no lo es…-Le respondo, y me remuevo en la cama inquieta-.

-No voy a seguir torturándote más, pero al menos, prométeme que lo vas a pensar –Me dice, y asiento con la cabeza-.

-Bueno, voy a dormir. Mañana tengo que poner mi mejor cara, cuando vaya a trabajar. Ver a Adem, no va a ser fácil, pero tengo que ser fuerte. –Ana, me da alientos del otro lado-.

-Tranquila, y sabes que esto muere conmigo. –Sonrío entre lágrimas-. Te amo amiga, y siempre voy a estar cuando me necesites –Se lo agradezco y ella me tira besos en el aire-.

Segundos después nos despedimos, cierro mi laptop y me recuesto a dormir. Mañana sin dudas, sería un día lleno de altibajos y sentimientos encontrados, pero tenía que ser fuerte.

Aunque amara a Adem, no podía permitirme vivir un romance con él, sabiendo que detrás de nosotros, muchas personas podrían sufrir. Pero sobre todo, porque no permitiría que la loca de su mujer, desatará su ira en nosotros.

Hacia dos horas que había llegado a la oficina. Mariano me llamo, para que nos reunamos y diagramemos algunos temas pendientes con respecto a la revista Ask.

Mi corazón no paraba de latir, intentaba controlar mis sentimientos. No quería ver a Adem. Tenía miedo de cómo se pueda comportar después de lo que paso ayer; la incertidumbre me estaba matando.

Salgo del ascensor, mis manos tiemblan, abro la puerta de la oficina de Mariano, cuando entro observo a Mariano, con su laptop revisando algunos temas, en la mesa grande, donde hacemos pequeñas reuniones. En frente, había otra laptop, estimó que debe ser la de Adem, pero lo curioso es que no estaba presente.

Lo busco con la mirada, pero no lo encuentro, Mariano me llama con la mano, para que me siente.

-Laia, te estaba esperando. –Me dice; se saca los anteojos de descanso y me mira-.

-¿Pasó algo? –Le pregunto nerviosa; el niega con la cabeza y me siento junto a el-.

-Tranquila, solo quería ultimar con vos y Adem, las tareas pendientes, si tengo que autorizar y/o firmar algo, debería ser en este mismo momento, ya que, mañana parto, rumbo a mis vacaciones. –Trago saliva, y dejo mi agenda y celular en la mesa-

-Entonces… ¿Vas a tomarte vacaciones? –Le pregunto, mientras juego con mis dedos inquieta-.

-Sí, mañana –Me mira fijo a los ojos-. Solo espero puedan llevarse bien con Adem, nada me pondría más feliz que verlos unidos y trabajando en completa armonía –Sonrío un poco nerviosa-.

-A mí también me gustaría que eso sucediera… -Le respondo, un poco inquieta-. A propósito, ¿Dónde está Adem? –Le pregunto; él sonríe por lo bajo y me mira-.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.