El beso de la libélula

Capitulo 42

LAIA SALERNO

Mientras caen lágrimas de mis ojos, me acerco, con los brazos cruzados hasta mi auto. Ana y Manuel ya están dentro del auto; Manuel me mira al subir, y lo fulmino con la mirada. A través del espejo retrovisor lo miro, y él se siente incómodo. Entonces le digo:

-¿Qué hablaron con Adem? –Giro mi cabeza, y él me mira preocupado-.

-¿Qué te dijo ese imbécil? ¿Por qué estas llorando? –Yo lo detengo con mi mano, y lo incito a que me hable-. Solo le dije que no te molestara más, que te dejara tranquila. Que eras una buena mujer, solo cruzamos un par de palabras. El accedió, fue todo lo que hablamos. –

-¿Qué fue lo que te dijo Adem, para que te pongas en ese estado, Laia? –Me pregunta, Ana, preocupada-.

-Nada, no me dijo nada. Solo me ignoró, como toda la maldita reunión en la que estuvimos presente. Salvo la parte en donde le confeso a Manuel, que había pasado la noche con Aldana. –Ana lleva las manos a la boca, sorprendida-.Manuel me mira, sin entender porque me molesta lo que Adem dijo en la reunión.

-¿Por qué te molesta que haya estado con ella? –Me pregunta Manuel, con su rostro triste-.

-¿No es obvio, Manuel? –Le respondo, mientras seco mis lágrimas-.

-¿Entonces algo pasó la noche de la fiesta entre ustedes dos? ¿Me mentiste, Laia?-Me pregunta molesto, mientras se remueve en el asiento de atrás del auto-.

-Sí, te mentí. Esa noche nos besamos, y él me confesó que estaba enamorado de mí. Pero yo… por temor a su exesposa, mi familia y mis amigos, lo rechacé. –Manuel abre su boca, y sus ojos se humedecen-.

 Le dije…que estábamos saliendo, entonces se molestó, entendió que no me pasaba lo mismo, cuando en realidad…-Caen lágrimas de mis ojos-. Me muero de ganas de estar con él, porque lo amo. –De los ojos de Manuel caen lágrimas-.

-¿Por qué me mentiste, Laia? –Evitó mirarlo, y Ana lo hace por mí-.

-Porque no quería lastimarte, prefirió sufrir ella, al verte triste a vos. Por eso te mintió. –Manuel me mira furioso, no dice nada-.

-Perdóname Manuel, pero ya no puedo seguir ocultando mis sentimientos…-Le respondo, entonces él sale del auto y cierra la puerta fuerte-.

-No te preocupes, más tarde hablo con él. Necesita procesar todo lo que le dijiste, pero no te agregues más sufrimiento del que tenes ahora, con su actitud. –Entonces Ana, me abraza, y lloro en su hombro-. Llego a la casa, dejo mis cosas. Félix salta, lo acaricio y lame mis pies descalzos.

Me dirijo hacia la habitación de Elián, pero me sorprendo al verlo con una jovencita, rubia, de ojos grandes verdes.

Ambos están conversando en la habitación, mientras revisan sus celulares. Entro y ambos me miran al unísono.

-¡Hola! –Los saludos, Elián se siente incómodo-.

-¡Hola Sra. Laia! –Se levanta y me da un beso en la mejilla- Soy Bianca, la amiga de Elián. –Miro a Elián, y este baja la cabeza-.

-¡Es un gusto conocerte, Bianca! , mi hijo no me comentó que vendrías. ¿Te vas a quedar a cenar? –Le pregunto, intentando ser amigable-.

-En realidad, ella ya se iba… ¿no es así., Bianca? –Ella cruza miradas con él, y luego asiente con la cabeza-.

-Qué pena, me hubiera gustado que te quedaras, después con gusto te llevaba a tu casa. –Le respondo, entonces ella vuelve a mirar a Elián-.

No necesitas la aprobación de mi hijo, podes decidirlo por vos misma. –Le respondo, Elián me fulmina con la mirada, y le devuelvo la misma mirada-.

-Está bien, voy a avisarle a mi madre que me quedo a cenar. –Sale de la habitación y cierra la puerta-.

-¿Por qué te metes en las decisiones de mi amigos, mamá? –Me dice, mientras se levanta molesto de la cama-.

-Primero, no me metí, quien sí lo hizo fuiste vos. Segundo, no me avisaste que vendrías, y mucho menos que estarían en la habitación solos. ¿Dónde está Thomas? –Le pregunto, y el revolotea sus ojos-.

-Mamá, somos grandes. Podemos quedarnos solos, no voy a hacerle nada que ella no quiera. –Se sienta en la cama, y me desafía con la mirada-. Mi tío, aun no vino.

-Por lo que veo te sentís un adulto, bien, perfecto, entonces te vas a encargar de agasajar a tu invitada, como todo un adulto. Yo voy a ducharme, y solo espero te esmeres en la elección del menú. –Cuando voy a salir el me detiene-.

-Má, eso no es justo. Sabes muy bien que no se preparar ni un huevo frito. –Sonrío por lo bajo, y luego me doy vuelta manteniendo mi seriedad-.

-A mí me pareció que dijiste ser un adulto, y los adultos saben desenvolverse solos. –Le respondo, irónica, cruzándome de brazos-.

-Está bien, estuve mal en no avisarte que vendría. Pero quería estar a solas con ella, tener un poco de intimidad. –Lo miro seria-.Pero no esa intimidad, al menos por ahora. –Me dice entre risas-.

-Más te vale portarte bien o te juro que rompo esa play. –El me abraza, y llena de besos-. Salí, no vas a convencerme con abrazos y besos.

-Sabes que siempre lo consigo… -Me dice, entonces sonreímos juntos-. Bianca entra a la habitación, con el celular en mano y nos mira.




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