LAIA SALERNO
Extasiados, y con nuestros cuerpos desnudos, y enredados. Nos miramos frente a frente, mientras me acomodo en la almohada.
-Hacía mucho tiempo que no estaba con nadie; mi último encuentro sexual fue con mi ex, y eso fue hace como diez años atrás. –Le digo; Adem sonríe, y acaricia mi mejilla con su dedo-.
-Yo también, hace aproximadamente 2 meses y medio, y fue con mi exmujer. –Yo lo miró seria, como no creyéndole-.
-¿Aldana? ¿Las hermanitas rubias? ¿Con esas no tuviste sexo? –Le pregunto, y el acaricia mi brazo, subiendo y bajando con sus dedos-.
-No, solo salía, me divertía, pero nunca intimamos, y tampoco nos besamos. –Entonces sonrío, y el también hace lo mismo-.
-Bueno…digamos que te creo. –Él se hace el ofendido, entonces me acerco y le doy pequeños besos en la boca-.
-No imaginas lo feliz que me hace tenerte aquí conmigo, recostada en mi cama, mirándome con esos hermosos ojos cafés. Sos mi medicina, ni siquiera te das una idea lo que significas para mí.
-Vos también significas mucho para mí, pero a veces tengo miedo del pasado… -Él se sube encima de mí, separo mis piernas y me aferro a su cintura-.
-Shh…no hablemos del pasado. Esta noche es mágica, no sé cuándo se volverá a repetir, pero quiero que sea especial. –Me da un beso largo y romántico-. Acaricio su espalada, subiendo y bajando mis dedos, pero puedo notar su excitación.
Entonces, nuevamente nos dejamos llevar por la pasión. Hacemos nuevamente el amor, pero más tranquilos, relajados, y no tanto tensionados como la primera vez. Después de tanto sexo, terminamos dormidos, abrazados, extasiados de tanta pasión.
Me despierto temprano, siento el cálido aliento de Adem, en mi nuca; intento despegarme de su abrazo, pero está aferrado a mí.
Me remuevo hasta que logro salir de la cama, él se acomoda y vuelve a dormir. Entonces aprovecho y contemplo su cuerpo desnudo; era tan perfecto, y sexy a la vez.
Siento un fuego recorrer mi interior, pero trato de pensar en otra cosa. Este hombre me había devuelto el apetito sexual de nuevo, y parece que me estaba cobrando con creces. –Sonrío por lo bajo, y me meto en la ducha-.
Dejo que el agua tibia, relaje mi cuerpo, mientras me jabono. Apoyo mis manos en la cerámica gris, y dejo que las gotas golpeen mi nuca y espalda.
Suspiro profundo, luego, apago el grifo. Me seco con la toalla. Salgo del baño, y me meto a la habitación. Revuelvo entre los cajones de Adem, para encontrar alguna remera suya.
Elijo la verde, la que me había prestado la última vez. La huelo, al aspirar su olor cierro y abro mis ojos. Luego la pego a mi pecho, estaba muy enamorada de Adem, y eso me daba miedo.
Me pongo la remera, luego peino mi pelo. Por ultimo me dirijo hacia la cocina. Voy a preparar el desayuno antes de que mi príncipe persa despierte.
Revisó el tipo de pava rara que tiene en la cocina, es algo así como una encima de la otra. No tengo idea cómo se maneja esta cosa; busco en YouTube información acerca de este estilo de pava, y encuentro.
Es una tetera de dos piezas. Busco como preparar el té. Entonces voy copiando lo que me indica en internet.
Luego, busco la receta de ese revuelto de huevos, salchichas y queso que me hizo la otra vez que vine a verlo.Revisó si tiene los ingredientes, entonces lo preparo como indica una turca, radicada en Colombia.
Cuando estoy a punto de terminar, siento que unos brazos se aferran a mi cintura. Entonces me doy cuenta que es mi Adem.
-¿Qué estás haciendo? –Me susurra al odio-.
-Estoy intentando preparar tu clásico desayuno Turco, espero haberlo hecho bien. Me fije en internet y seguí los pasos. –Le respondo, entonces me doy vuelta-.
-¿En serio hiciste eso por mí?- Asiento con la cabeza; sus ojitos se iluminan y me alza-.
Me hace girar por toda la cocina, mientras sonreímos. Pero cuando me siento mareada, le pido que se detenga; entonces me baja. Acaricia mis mejillas y besa en los labios.
-[1]¡Tesekkur ederim askim, seni seviyorum! –Me dice, susurrándome en los labios-.
-¿Qué fue lo que me dijiste? –Le pregunto, mientras me aferro a su cintura desnuda-
-Dije “¡gracias mi amor, te amo!” –Ahueco mi cabeza en su torso desnudo-.
-Vas a tener que enseñarme a hablar tu idioma, así te entiendo mejor ¿me lo prometes? –El besa mi cabeza-.
-Te lo prometo mi amor… -Revisa lo que prepare-. Agarra un trozo de pan y lo mete en la sartén-.
-Está caliente aun, te vas a quemar… -Le respondo; él mete el pan en la boca y cierra sus ojos, luego los abre-. ¿Te gustó? –Me mira fijo a los ojos- ¿Está feo, no es así?
-Para nada, está muy rico. –Sonrío, luego me aferro a su espalada y la beso-.
Llevamos todo hacia el desayunador, y nos sentamos a desayunar. Mientras conversamos un poco de la editorial, y de nuestras cosas.
Una hora después, lavamos todo y me dirijo hacia la habitación para cambiarme, tenía que regresar a mi casa.
Editado: 19.11.2021