El beso de la libélula

Capitulo 53

ADEM SADIK

Después del fin de semana romántico que pasamos con Laia, parecía estar caminando en nubes de algodón.

Mi humor había cambiado, y me sentía mucho más alegre y feliz. Hacía mucho tiempo que no me sentía así con una mujer; solo con mi hija, que es mi centro y el ser que más amo en este universo.

Saludo a mi asistente, quien me mira de una manera rara; cuando estoy a punto de ingresar a mi oficina me cruzo con un empleado. Me mira y me extiende la mano.

-Sr. Adem, ¡lo felicito! –Miro la mano y luego lo miro a él-.

-¿No entiendo? –Le respondo, al momento que le doy la mano-.

-Me acabo de enterar, por la revista de la competencia que va a ser padre. –Mi mundo se viene abajo en cuestión de segundos-.

-¿Qué? ¿De dónde sacaste tal mentira? –Le pregunto nervioso-.

Entonces el me muestra la nota en su celular. Donde aparece mi exmujer, con un rostro triste, posando en las revista.

Con el gran título que me deja por el piso “El respetado periodista Sadik, deja a su mujer, por una empleada, sin importarle su estado” –Aprieto mis puños con fuerza-.

-Eso no es verdad… -Suspiro profundo- No crean en las cosas que dice la competencia-Él asiente con la cabeza y entro a mi oficina dando un portazo-.

-¡Maldita seas India! –Maldigo, mientras tiro todas mis cosas en el sillón y camino en círculos-.

-Sabía que te pondrías así cuando lo leyeras… -Me dice Mariano, mientras se mueve en mi silla de un lado para el otro-.

-Mariano, no estoy de humor para tus chistes matutinos –Le respondo colérico-. Entonces se levanta y se acerca hacia mí. Su rostro está muy tostado, resaltaban sus ojos cafés.

-No puedo creer que me tomo unos días y todo se vuelve patas para arriba en lo que respecta a tu vida, amigo. ¿Cómo no me contaste lo del embarazo? –Me pregunta preocupado-.

-Porque no había tal embarazo. Ella me lo confeso un día, en el que accidentalmente perdió a mi hija, para cuando la encontramos, me desayuno con esa noticia.

Que supuestamente tenía un atraso, le dije que si estaba embarazada, que me lo dijera. Entonces iríamos a hacer el examen de ADN.

Todo había quedado en la nada, hasta que me encuentro con esta noticia. –Llevo mis manos a mi cabeza- ¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Acaso no le basto con el engaño? ¡Esta mujer va a volverme loco! –Me aferro a la silla con fuerza-.

-Tranquilo, vamos a tratar de resolver esto, pero de forma inteligente. Yo voy a hablar con el colega que le hizo la nota, me encargare de desmentirlo.

Pero necesito que te tranquilices, y comiences a confiar en mí, porque si dejamos que las cosas pasen, entonces no podré ayudarte. –Palmea mi espalda-.

-Mariano, todo estaba bien en mi vida, y ahora con esto… -Le respondo, compungido-.

-¿Qué significa con que todo estaba bien en tu vida? ¿De qué me perdí? –Me pregunta, curioso-.

-Desde hace unos días estoy saliendo en secreto con Laia. –Abre sus ojos como plato-.

-¿Estás saliendo con Laia y no me contaste? –Ofendido- No, si esto es el colmo. –Suspirá, hondo-.

-Mariano, no quiero reproches, bastante tengo con esta puta nota. Encima, si mi hija lo ve, entonces me va a odiar.

Va a creer que engañe a su madre, quedando ella como una víctima y yo como el villano. Mariano, las cosas fueron la revés, y evite que mi hija sufriera, por eso calle. ¿Cómo pudo ser capaz de ser tan cruel? –Mis ojos se humedecen-.

-No es un buen momento para hablar con Aylin, te aconsejo que esperes. Porque todo está muy fresco, y podrían lastimarse. –Asiento con la cabeza-.

-Voy a hablar con India, me va a tener que explicar porque hizo lo que hizo. –Le respondo, entonces el me detiene-.

Entre el forcejeo de salir, no me percato de la presencia de Laia. Estaba muy molesta, con sus ojos humedecidos. Tenía el celular en su mano, me miraba de una forma acusadora, y eso me lastimaba por dentro.

-Laia, ¿Cómo estás? –Le pregunta Mariano, intentando disimular la tensión en el aire-.

-Bien… ¿podrías dejarnos solos, por favor? –Le responde, entonces Mariano asiente con la cabeza-.

Sale de la oficina, apenas puedo mirarla, mi corazón late a mil por horas, y siento un leve dolor en mi pecho.

-Laia, déjame que te explique cómo fueron las cosas… -No alcanzo a terminar que recibo un cachetazo de su parte-.

-¿Por qué me mentiste? ¿Por qué no me dijiste la puta verdad? –Con lágrimas en sus ojos, intento tocarla, pero me rechaza-.

-Laia, cuando ella me lo dijo, no le creí. Le pedí que si resultara ser cierto, entonces le exigí una prueba de ADN.

El tiempo paso, como no me dijo nada, creí que había sido una excusa para que volvamos a estar juntos. –Intento acércame, pero ella me rechaza-.

Mi amor, no te lo dije, porque pensé que era una artimaña de ella, no le di importancia a lo que dijo. De hecho creo que ahora lo está haciendo para vengarse, y quizás no esté embarazada. Solo quiere dejarme mal parado frente a mis competidores.




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