El beso de la libélula

Capitulo 54

LAIA SALERNO

Me meto en el baño y comienzo a desahogarme. Caen lágrimas de mis ojos, como si fueran cataratas. Llevo mis manos a mi pecho, y respiro con la boca abierta.

Me miro al espejo, y noto mi tristeza. Ayer era un día tan lindo y especial, y hoy todo se transformó en tristeza y desolación para mí.

- ¿Por qué me ocultaste sobre el embarazo, Adem? -Apoyo mis manos en la mesada y respiró con dificultad-. Yo confié en vos, y me traicionaste.

¡Maldigo el día que permití que entraras en mi vida! -Llevó mis manos a mi cabeza y remuevo mi pelo, colérica-.

Siento ruidos en la puerta y me apresuro para lavarme la cara. No quería que nadie me viera en ese estado. Para cuando intento secarme el rostro con toallitas de papel, veo la imagen de Ana, que me está mirando con lastima.

-Ana, no quiero hablar… -Le respondo y tiro el papel en el tacho de basura-.

-Necesitas desahogarte, y sabes que siempre podés confiar en mi cuando eso sucede -Asiento con la cabeza-.

Entonces extiende sus brazos, invitándome a que la abrace. No lo dudo y la abrazo, comienzo a desahogarme en su hombro. Ella acaricia mi espalda, como si intentara calmarme, pero es en vano.

-Tranquila, todo esto va a pasar. -Acaricia mi pelo-. No es tu culpa, vos no hiciste nada malo. No fuiste su amante, así que, quiero que mantengas la mirada en alto y no permitas que nadie te haga creer lo contrario. -La miro y ella me da un pañuelo para que suene mi nariz-

-No es tan fácil, Ana… -Sueno mi nariz-. El me mintió, me oculto que su mujer estaba embarazada. Anoche la pase tan lindo entre sus brazos, y ahora me siento una idiota. -Ana levanta mi mentón y me mira fijo-.

-No te culpes por enamorarte, lo que paso ayer, no tiene que ser empañado por las mentiras y artimañas de esa mujer despechada. -Desvío mi mirada molesta-.

-Esto va más allá de una escena de celos Ana, esa mujer me acuso delante de todos como su amante. Y si a eso le súmanos que está embarazada de Adem, eso me lastima y mucho. -Cruzo mis brazos y tengo mi mirada perdida-.

-¿Qué tiene de malo que esté embarazada? Sucedió después de su divorcio. Lai, Adem te ama a vos, y no a ella. No le des el gusto de dejarlo, para que ella lo atrape como ave de rapiña. -La miro, seria-.

-Yo no aceptó mentiras en mi vida Ana, se las permití al imbécil de mi ex y así terminó mi relación con él. Me prometí nunca más volver a confiar en una persona que me oculta cosas, y Adem es una de esas personas.

No importa si están juntos o no, el punto es que me oculto lo del embarazo. Y si a eso le sumamos que me dejo mal parada frente a la competencia, sería un combo explosivo perfecto. -Me miro al espejo y no me gusta lo que veo del otro lado-.

-Yo pienso diferente, pero sabes que no me voy a meter en tus decisiones. -Entonces siento que le falta algo más por decirme-.

- ¿Por qué me estas mirando de esa forma? -Le pregunto, ella baja y sube la mirada y luego me mira fijo-.

-Recién acabo de ver a Manuel entrar con Mariano, al parecer tenía la nariz rota. Y su anteojo quedo hecho trizas. -La miro sin entender que paso con él-.

-Pero… ¿Qué fue lo que le pasó? -Le pregunto preocupada-.

-No te va a gustar saberlo… -La amenazo con mi mirada para que me lo diga-. Te vio mal, entonces no le gusto lo que pasó con la revista y lo que dijo la loca de la ex de Adem…en fin, encaro a Adem, y el resultado está a la vista. -Abro grandes mis ojos-.

- ¿Adem lo golpeó? -Ella asiente con la cabeza- Pero… ¿cómo se atreve a golpearlo? -Intento salir del baño y ella me detiene-.

-No es una buena idea que vayas a confrontarlo, además, no está en la editorial. -Me suelto de su agarre y respiró profundo-.

-Entonces huyó como todo cobarde, pero cuando venga me va a escuchar. -Salgo del baño, furiosa-.

Mientras camino por los pasillos, me choco con Mariano. Me mira e intenta hablar conmigo, pero lo rechazo.

-Laia… -Me habla, entonces me detengo-. Ya hablé con todos los empleados, le dije que todo era mentira. Que el primero que te molestara, lo despediría sin dudarlo.

Así que, supongo que, si son inteligentes, no te van a molestar. -Lo miro y siento un nudo en la garganta-. ¿Estás bien? -Me pregunta, entonces las lágrimas ruedan por mis mejillas-.

-No, no lo estoy, y menos después de que me trataran de amante, pero como si faltara algo más, me entero de que Adem me mintió todo este tiempo.

Pero tranquilo, voy a superarlo. -Él me mira fijo-. Ya le dije a Adem, que iba a renunciar, así que, es lo que pienso hacer ahora mismo.

-No voy a aceptar tu renuncia, y esto no se trata de Adem. Si no más bien de mí, y de la editorial. Sos una buena empleada, y si dejó que te vayas, entonces me voy a arrepentir toda mi vida. -Lo miro negando con mi cabeza-.

Laia, voy a darte una opción, y creo es la más sensata para que puedas tranquilizarte y olvidarte de todo esto, mientras que nos encargamos de solucionar lo que India hizo en contra de ustedes dos. -Lo miro atento-.




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