El beso de la libélula

Capitulo 61

ADEM SADIK

Una hora después de hablar con Ángel, me encuentro sentado en una plaza, cerca de la casa de Laia. Entonces intento calmar mis nervios, había quedado en verme con Elián; no sabía que iba a decirme, pero no quería discutir con él. Necesitaba aclarar las cosas con él, y que confiara en mí. Lo veo llegar, con su rostro serio. Camina hacia mí, me levanto y entonces el me mira.

-Pensé que no vendrías. –Me responde y nos sentamos en el banco-.

-¿Por qué no vendría? –Le pregunto, serio-.

-No sé, quizás porque no te importe saber nada sobre mi madre. Sobre todo después del daño que le ocasionaste con tus mentiras, y la loca de tu mujer termino humillándola. –Me mira irónica-

-Primero, a mí me interesa todo lo que le pase a tu madre, porque la amo. Segundo, sé muy bien que me equivoque en no contarle sobre ese supuesto embarazo de mi mujer.

Y en lo que respecta a India, podes quedarte tranquilo, porque pienso hacer que lo pague. Muy pronto tu madre va a ser limpiada de toda la mierda que le arrojo mi exmujer. –Me mira serio-.

-¿Debería creerte? Digo… ¿no es otra de tus mentiras? –Sonrío por lo bajo y el me mira fijo-.

-No te mentiría con algo así; te aprecio mucho, y no solo porque sos el hijo de Laia, sino porque me caes muy bien. Me haces acordar a mí de chico, y eso me hace feliz.-Él me mira sin entender mis palabras-. Elián, significas mucho para mí, al igual que tu madre.

Te veo como a un hijo, a pesar de que no lleves mi sangre. Y jamás haría algo que te lastimara, ni a vos, ni a tu madre. –El suspira profundo y agacha su cabeza-.

-Entonces… ¿Por qué le mentiste? ¿No te diste cuenta qué eso la lastimaría mucho? –Se levanta molesto del banco-

Estuvo  todo un día llorando, sin salir de su habitación, apenas probo bocado alguno. Sin contar que su ánimo estaba por el piso.-Me mira fijo- En ese momento vos no estabas ahí, sino yo y mi tío. Así que, no me vengas a decir que te importamos, cuando no es así. –Me grita molesto-.

-Elián, me importan y mucho. Yo llame a tu madre más de diez veces, pero no me atendió. No quise ir a verla, porque sabía que sería en vano, sobre todo porque terminaría discutiendo con tu tío y ella se sentiría pésimo. –Me levanto y toco su hombro-.

Elián, tengo un plan. Solo necesito que confíes en mí, y cuando todo salga a la luz, entonces, recién, podre hablar con tu madre.

-¿De qué plan estás hablando? –Me pregunta, mientras mueve su hombro y saco mi mano-.

-No puedo contártelo aun, pero cuando todo esté en marcha, te prometo, que serás el primero en saberlo. Solo quiero que tengas paciencia, y sobre todo, que no dudes de mi amor y fidelidad hacia tu madre. –Él sonríe irónica-.

-¿Me estás cargando? –Niego con la cabeza- Me hablas de fidelidad y amor, y estas viviendo en casa de tu ex ¿acaso me tomas por tonto? –Me empuja y yo intento calmarlo-.

-Elián, ese es parte del plan. A veces necesitas estar más cerca de tu enemigo, para poder saber sus pasos, controlarlos y cuando este comiendo de tu mano, entonces ahí, recién, vas a poder pegar el zarpazo ¿me comprendes ahora? –El asiente con la cabeza-.

-Voy a esperar, pero si en ese ínterin haces sufrir a mi madre, te juro que te lo hare pagar. – Entonces asiento con la cabeza-.

-No voy a defraudarte, lo prometo. En cuanto tenga todo encaminado, vas a ser el primero en saberlo, te lo juro. –El asiente de mala gana, y su celular suena-.

-Es mi mamá… -Se aleja un poco, mientras mi corazón comienza a latir a mil por horas-. Se toma unos segundos y luego se acerca a mí, me mira serio y me dice:

-Me tengo que ir, porque de lo contrario mi madre vendrá a buscarme. Si te llegara a ver, las cosas se podrían poner peor. –Yo asiento con mi cabeza-.

-Cuida a Laia, y cualquier cosa, no dudes en avisarme… -Le respondo, el me saluda y se marcha- Respiro profundo al verlo partir, luego camino hacia mi coche, me subo y me marcho.

Había pasado una semana, no sé cómo hice para soportar a India. Ya se había recuperado, y estaba pegada a mí como una sanguijuela.

Quería intentar reconquistarme a como diera lugar. Pero no se daba cuenta, que hace ya un tiempo que había dejado de amarla.

Tenía que actuar, hacer como que las cosas estaban bien entre nosotros. Disfrutaba ver a mi hija feliz, y además, compartiendo sus cosas conmigo. Amaba tanto a mi niña de pelos color trigal.

Me sentía un poco nervioso, sobre todo, porque se acercaba el momento de echar mi plan al ruedo. Quería que todo saliera bien, aunque en el fondo sabía que mi hija sufriría.

Pero tenía que desenmascarar a su madre, de lo contrario terminaría alejándola de mi lado para siempre.

Termino de estacionar mi coche, en el bar donde solemos encontrarnos con Mariano. Habíamos quedado de vernos, en estos días descuide un poco la empresa. Pero estaba seguro que Mariano podría desenvolverse bien sin mi ayuda por unos días más.

Bajo del coche, y camino hacia el lugar. Entro, y alcanzo a ver a Mariano, quien me hace señas, indicándome el lugar donde está sentado. Camino hacia esa mesa, con vistas al jardín. Nos saludamos, con un abrazo y luego nos sentamos.




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