El beso de la libélula

Capitulo 62

LAIA SALERNO

Estaba un poco nerviosa, porque era la segunda cita con esta aplicación, sin éxito alguno. No podía pasar de una simple cena. Pero en cuanto al sexo, ahí es donde me quedaba estancada.

Mientras Matías no paraba de a hablar, yo me hacia la que me interesaba. Pero en realidad quería salir corriendo. Maldecía para mis adentros haberle hecho caso a Ana.

Ella tenía más cancha que yo para esto; en cambio yo, no podía sacarme de la cabeza y el corazón a Adem. Me despierto de mis pensamientos internos con los chasquidos de los dedos de Matías.

-¿Estás acá o en otro lado, Laia? –Me pregunta, mientras bebemos nuestros tragos-

-Perdón, es que me colgué por unos segundos. ¿En qué estábamos? –Le pregunto, mientras tomo todo mi trago de una, estaba nerviosa-.

-Estaba diciendo lo hermosa que sos, y lo bien que me caes. Es como si nos conociéramos de otra vida ¿no te parece lo mismo a vos? –Solo sonrío, pero no comparto esa apreciación-.

-Matías, me voy a ir al baño a retocar el maquillaje. –El asiente con la cabeza y me levanto-.

Camino hacia el baño, estaba un poco mareada, porque beber sin nada en el estómago, era muy malo para mí. Me mareo un poco, y me sostengo con la pared, a metros del baño.

Cuando levanto mi vista me encuentro con Adem parado en frente de mí. Su aroma me hizo revivir. Apoya su antebrazo en la pared, y yo apoyo mi cuerpo en la pared, nerviosa.

-Las vueltas de la vida, salir del baño y encontrarte. –Su cercanía me estaba inquietando-.

-¿Qué estás haciendo acá, Adem? –Le pregunto seria-.

-Lo mismo pregunto yo. –Me mira serio-.

-Yo vine con un amigo… -Le respondo, y me corro de su agarre-.

-Con un amigo… ¿Acaso es con Manuel? –Me pregunta, curioso-.

-Eso a vos no te importa. Te voy a pedir que te vayas y me dejes en paz. –Intento entrar al baño, pero me agarra del brazo-. Me acerca hacia él, mientras que intento que suelte mi brazo, y en ese forcejeo ve mi tatuaje.

-“Soltar no es decir adiós, sino gracias” –Me mira y yo lo fulmino con la mirada-. En un punto los dos somos iguales; ambos corremos a tatuarnos cuando algo nos lastima. –Saco mi mano de su agarre y lo empujo-.

-Te equivocas, yo no tengo nada en común con vos. Este tatuaje indica que deje atrás a mi pasado, el cual por cierto dejo mucho que desear. –Él sonríe y luego me mira fijo-.

-Ojalá te funcione entonces, y cuando eso suceda, te agradecería que me pasaras la formula. –Se acerca a mí, al punto de casi rozar nuestros labios-.

Sé que aun tu cuerpo tiembla al verme, y tus labios piden a gritos que lo bese. Pero, eso no sucederá. –Se aleja de mí y antes de marcharse me mira-.

Ese imbécil con el que estas, no tiene nada que hacer a tu lado. Pero si queres lastimarte de esa forma, ese es tu problema Laia.

Me apresuro y lo agarró del brazo, lo empujo contra la pared y lo miro fijo. Mientras nuestro pecho sube y baja.

-No necesito que un cobarde y mentiroso como vos, me dé clases de moral. Cuando él la falto una y mil veces. ¿Con qué derecho me das consejos cuando vos estás viviendo en la casa de tu ex? –Le reclamo, hundiendo mi dedo en su pecho-.

-Todo tiene una explicación, pero no es el momento para que lo sepas. –Me mira fijo, y mi corazón pareciera salirse de mi pecho-.

Estás muy linda, te queda hermoso ese cambio de look. Y ese mono, te queda espectacular. –Me mira de arriba hacia abajo y siento una punzada en mi vientre-.

-Voy a decirte una sola cosa, y quiero que te quede muy claro. No quiero que me hables nunca más en tu vida, no quiero saber más nada de vos mientras viva. –Me molesta verlo sonreír, como si se estuviera burlando de mí-.

-Mejor me voy, tengo otras cosas más interesantes que hacer con ese imbécil que vos decís, que al menos es mucho más hombre que vos. –Directo al hueso, y funciono-.

Sonrío irónica, y no doy ni dos pasos, que me agarra de la cintura. Me alza y me saca del lugar. Ante la mirada de todos.

Matías se levanta e intenta enfrentarse a Adem. Mariano se toma la cabeza y maldice por lo bajo.

-Ni lo intentes –Le dice a Matías, y parece que su mirada lo amenazo-.

Matías me mira sin entender, mientras yo le pido perdón. Mariano sale corriendo y afuera, Adem me baja.

-¿Te volviste loco? –Le grito, mientras lo empujo-.

-Vos me provocaste primero Laia. –Me responde, entonces Mariano se acerca-.

-Adem, ¿Qué estás haciendo? –Le dice, entonces él se encoje de hombros-.

-Mariano, porque no te llevas a tu amigo, a ver si de una buena vez me deja en paz. –Le digo, elevando mis manos furiosa-.

-No voy a dejar que te vayas con ese imbécil, así que, no insistas en que me vaya. –Me dice, un poco mareado-.

-Mariano, por favor. Llévatelo, está un poco pasado de copas y en ese estado no puede manejar. –Le digo, mientras me aferro a mi cartera de mano-.




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