El beso de la libélula

Capitulo 66

LAIA SALERNO

Llegamos a la casa, después de haber pasado por el departamento de Adem. Selecciono una muda de ropa; iba a pasar el domingo en casa, e iríamos juntos a trabajar el día lunes.

Elián alza a Félix y se dirigen a la habitación. Thomas sale de la cocina y cruza miradas con Adem. Entonces lo miro y le indico se calme.

-¿Qué estás haciendo este hombre en la casa? –Pregunta, con semblante serio-.

-Thomas, pasamos por muchas cosas hoy. No es el momento para reclamos, por favor. –Le respondo; entonces Elián se acerca-.

-Adem defendió a mi mamá en la reunión que hizo en la casa de su amigo. Entendí que ellos se aman, y que no debemos meternos en su relación. –Thomas lo mira desconcertado; yo asiento con la cabeza-.

-Perfecto, mientras no te lastime con sus actitudes, no habrá problema entre nosotros –Le contesta, mientras mira a Adem-.

-Jamás lastimaría a tu hermana, porque la amo. –Le responde Adem; con su semblante triste-. Mi hermano asiente con la cabeza y se dirige hacia su habitación. Elián va detrás de él. Adem se sienta en el sillón, yo lo acompaño. Acaricio su mejilla, mientras sus ojos se humedecen.

-Tengo miedo que mi hija me odie… -Me dice, mientras que sostiene su cabeza con ambas manos-.

-Eso no va a pasar… -Le respondo; mientras acaricio su espalda, dándole aliento-. Es una adolescente, se manejan con impulsos.

Pero estoy segura que cuando lo procese mejor, entenderá quien es quien dentro de esta historia. –El me mira, mientras seca sus lágrimas-.

-Laia, todo esto es muy doloroso para mí. Primero mi familia, la deje por culpa de una mala mujer. Ahora mi hija; ella se siente humillada, y me duele verla sufrir. –Acaricio su mano, y luego le doy un beso-.

-Te prometo, que cuando le toque verte, yo voy a hablar con ella, de mujer a mujer. Le hare entender como son las cosas, sin hablar mal de su madre. –El acaricia mi pelo con su mano-.

-Sos tan especial, un ser de luz. Agradezco a la vida que te puso en mi vida. En este momento, sos mi salvación. –Lo abrazo, entonces él se aferra a mi espalda-.

-¿Por qué la vida es tan cruel conmigo, Laia? –Lo miro y beso sus mejillas-. Yo creí que había elegido bien, cuando decidí marcharme con India a estas tierras, desconocidas y con costumbres totalmente distintas a las mías.

Me enfrente con mis padres, defendiendo mi postura en esta relación, y ella me paga así. –Mis ojos se humedecen-.

-No te culpes por tus elecciones, porque no todo fue malo en tu vida. Tenes a una hermosa hija, y eso vale más que todo lo que me mencionaste antes.

En lo que respecta a tu familia, creo que va siendo hora de que dejes atrás ese orgullo, el cual no te lleva a ninguna parte e intentes recomponer la relación perdida. –El me mira serio-. Si, y no voy a cansarme de decirte lo mismo, hasta que vuelvas a hablar con tus padres. –El me da un beso corto en los labios-.

-India nunca me motivo a que recompusiera mi relación con mis padres, como lo estás haciendo vos. Sin dudas, mi abuela tenía razón cuando me describió a la mujer de mi vida; esa sos vos. –Lo miro de una manera especial-. Mi corazón comenzó a latir a mil por horas, mientras siento un cosquilleo en mi vientre.

-Quizás India nunca te amo de verdad, porque cuando uno ama de verdad, rema para el mismo lado, y no intenta separar, dejándote solo, inmerso dentro de las profundidades. –El apenas sonríe y luego se pone serio-. Yo te amo de verdad, y no puedo verte triste, porque eso me lastima. –Le doy dos besos cortos y luego lo abrazo-.

-Yo también te amo… -Besa mi mejilla-. Gracias por no abandonarme, y estar conmigo en este momento, donde más te necesito. –Me dice, mientras sus ojos se humedecen-.

-Siempre voy a estar con vos, cuando me necesites. –Le respondo; entonces él sonríe-. Elián aparece y tose, para que nos despeguemos. Nos acomodamos en el sillón, un poco nerviosos.

-Mamá, ¿Dónde va a dormir, Adem? –Pregunta, mientras me mira serio-.

-Va a dormir en mi habitación. –Le respondo; entonces asiente-.

-Bien, entonces me voy a dormir. –Nos saluda y se marcha a su habitación-.

-Bueno, creo que es hora de que nos vayamos a dormir ¿no te parece? –Adem, asiente con la cabeza-.

-Voy a pegarme un baño y luego me acuesto –Me responde, y se levanta-

-Está bien, yo voy a preparar la cama. Puede que me duerma, porque tengo mucho sueño. –Adem, sonríe y luego le indico donde está el baño-.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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