El beso de la libélula

Capitulo 68

LAIA SALERNO

Decidí llevarlo yo, Adem estaba un poco ido. No hablo en todo el viaje hacia la clínica. Solo repitió unas palabras: Voy a matar al padre de esa chica.

Llegamos a la clínica, bajamos del auto. Adem corrió hasta la puerta de entrada, estaba muy nervioso. No paraba de llorar; pobre, me lastima verlo sufrir de esa forma. No merece todo lo que le está pasando.

India llega detrás de nosotros. Me empuja y pasa primero por la puerta de entrada. Sentía ganas de arrastrarla por todo el pasillo de los pelos, pero me contenía por Adem y su hija.

Una vez dentro, esperamos en la sala de espera. El doctor que la atendió se acerca y habla con Adem e India.

-¿Son los padres de la niña que entro con una ingesta de alcohol en cuerpo? –Asienten ambos-. Ella está estable, por suerte pudimos desintoxicarla, y estabilizarla físicamente. –El doctor los mira raro a ambos-. Realmente no entiendo como una niña pudo llegar en ese estado, creo que como padres deberían replantearse el porqué de esa actitud. –Les responde, como si los estuviera regañando-.

-Tiene razón, somos unos irresponsables como padres. Créame que me siento culpable por no haber estado atento en sus pasos. –Le dice Adem, muy abatido-.

-No quiero meterme en su vida, pero el estado en el que entro esa niña, realmente es un milagro que aún siga con vida.

Les recomiendo que en cuanto mejore, la lleven con  un especialista, que pueda tratar esa adicción y encaminarla por el buen camino. –India me fulmina con la mirada-.

-¿Podemos pasar a verla? –Le pregunta India con lágrimas en sus ojos-.

-Sí, ahora está dormida, pero no tardara en despertar. Está en la habitación 125. –Les indica-.

Si me disculpan, tengo que ver a otros pacientes, en una hora pasare  a revisar a su hija. –Se marcha y Adem se toma la cabeza con ambas manos-.

-Sé que cometí un error en exponer nuestra intimidad frente a todos, pero también sería bueno que asumieras tu culpa, porque fuiste quien termino de empujar a nuestra hija para tomar tal decisión. –Le responde India, mientras encara a Adem-.

-No pienso discutir en este lugar India. Solo voy a decirte que no sos una buena madre, que puedo tener miles de defectos, pero evidentemente estoy seguro que podría cuidar bien de mi hija.

No pienso dejarla ni un minuto más bajo tu tutela, está visto que no servís para ser madre. –Le responde, luego ingresa a la habitación 125-.

India va detrás del, no sin antes lanzarme una mirada fulminante. Me recuesto en la pared. Apoyo mi cabeza y las lágrimas salen de mis ojos a borbotones.

Una hora después sale Adem de la habitación. Sus ojos están hinchados de tanto llorar. Se recuesta en la pared, toma bocanadas de aire, y luego vuelve a llorar. Me acerco, y lo abrazo.

Se aferra a mi cuerpo con fuerza. Mientras se desahoga en mi hombro. Acaricio su espalada, mientras beso su mejilla.

-Tranquilo, no es tu culpa. Sé que debes estar destruido, y te entiendo. Soy madre, y si me pasara lo mismo, no podría mantenerme en pie. Pero quiero que dejes de culparte. –El me mira, seco con mis dedos sus lágrimas-. No quiero verte así, tu hija te necesita fuerte.

-Ella estaba tan vulnerable en esa cama Laia…mi bebe, había perdido su belleza. Estaba demacrada, ojerosa. –Baja su cabeza- Me siento tan culpable, es tan chica, y yo la lastime con mis actitudes. –Levanto su cabeza-.

-No quiero que te culpes. India debió cuidarla, no entiendo como se le escapa seguido tu hija. Es evidente que ni siquiera se ocupa de ella. Entiendo que se pudo sentir lastimada por lo que paso el sábado.

Pero todo eso fue una consecuencia de los actos de India. –Lo miro a los ojos-. Sos un buen padre, la protegiste hasta donde pudiste, pero tú ex es la única responsable de todo lo que paso. –Apoyo mi frente con la suya-. Me lastima verte sufrir de esa forma… -Le respondo; entonces el me da un beso corto en los labios-.

-Agradezco que estés conmigo, pero no puedo dejar de culparme. Yo también tengo culpa, no debí dejarla sola. Quizás tendría que haber ido a verla, charlar con ella, intentar acercarme. Pero la deje sola, y se sintió abandonada y humillada, por sus padres. –Acaricio su rostro con ambas manos-.

-Ya no te culpes, a partir de ahora podes comenzar a recomponer lo que vos pensás que hiciste mal. Luchar por tener su tenencia sería una buena opción, aunque te digo que va a ser difícil, pero siempre voy a estar apoyándote, porque te amo. –El asiente con la cabeza y lo abrazo fuerte-.

Permanecemos abrazados por unos segundos, que apenas nos percatamos de la presencia de los padres de Fabiola. En cuanto Adem logra verlo, se abalanza contra él, intento detenerlo, pero es más fuerte que yo. Le da un golpe de puño en el rostro al padre de la niña. Luego lo arrincona contra la pared.

-Debería darte vergüenza aparecer en esta clínica después de permitir que tu hija fuera a una fiesta de adolescentes con mi hija, y permitiera que se alcoholizaran hasta perder la razón. –Le dice, mientras lo toma de la ropa y lo arrincona en la pared-.

-Tu hija se fugó de tu casa, y nunca me percate de su presencia hasta que mi hija me llamo llorando. Por supuesto que la castigue por haber desobedecido, pero también sería bueno que asumieras tu culpabilidad como padre. ¿Cómo pudo tu hija irse de tu casa sin que te hayas dado cuenta?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.