El beso de la libélula

Capitulo 71

ADEM SADIK.

Mientras bajaba del ascensor con Mariano, hablábamos sobre mi idea de vacacionar con mi hija.

-Me parece fabuloso que te tomes unas lindas vacaciones con tu hija. –Me responde , Mariano-.

-A mí también me parece una buena idea, por suerte nos estamos llevando bien estos días. –Le respondo; al momento que salimos del ascensor-.

Mientras caminamos hacia el auto, observo a Joaquín venir conversando con Laia, muy cerca. Eso me pone un poco molesto; primero porque no me cae bien, segundo, porque siento celos de que intente conquistar a Laia.

-¿Qué pasa?-Me pregunta Mariano al verme serio mirar a ese imbécil-.

-Nada…solo que ese tal Joaquín no me cae bien. –Mariano sonríe por lo bajo-. ¿Qué es lo gracioso? –Le pregunto serio-.

-Tu cara, estas molesto y muy celoso. –Palmea mi espalda-. Laia te ama, así que, jamás miraría a ese chico. Déjalo tranquilo, y no lo aceches con tus clásicas miradas asesinas. –Sonrío y el zigzaguea su cabeza-.

-No son celos, hay algo que no me cierra de este hombre. Pero tal vez tengas razón, y sean solo celos. –Me detengo en mi auto-.

-Lo mejor que podes hacer, es pasarla bien con Laia. Aprovecha el tiempo que sea necesario, y lo demás no tiene valor. Haceme caso –Nos damos un abrazo, y él se marcha a su auto-. Laia se acerca, mientras que saluda a Manuel y Ana. Yo hago lo mismo, y luego la miro a ella.

-¿A dónde vamos a ir a merendar? –Me pregunta, con sus hermosos ojos hechiceros-.

-Bueno, tenía pensado hacerlo en este garaje –Me mira seria-.

-¿Perdón? ¿Cómo en este garaje? –La miro y sonrío-.

-Quería un poco de intimidad entre los dos. Este lugar es el indicado, para conversar, sin ser interrumpidos por nadie. –Ella revolotea sus ojos-.

El personal de seguridad me alcanza dos cafés de Starbucks, y una bolsita con budines de limón. Se lo agradezco, y luego le hago señas a Laia para que entre al auto. Nos sentamos en los asientos de atrás.

-Quiero que sepas que estás loco. –Me responde, mientras que agarra un café y su budín de limón-. ¿Cómo sabes que me gusta el budín de limón? –Me pregunta, mientras bebe un sorbo de café-.

-Lo averigüe, y no voy a confesarte mis fuentes. –Le respondo, mientras muerdo un trozo de budín-.

-Se quién puede ser esa fuente, y es más cercana a mí de lo que imagino. Pero voy a fingir que mi hijo no te lo dijo. –Ella sonríe, y yo hago lo mismo-

Una hora después, habíamos terminado nuestro café, y de comer los budines. La cochera esta con una luz tenue. Solo quedaban algunos autos. El vigilador estaba mirando un partido en la televisión.

 Observo sus labios, ella me mira fijo, y con mi dedo limpio un resto de café de sus labios. Segundos después, pego mi boca con la suya.

Nos fundimos en un beso largo y romántico, que segundos después se torna pasional. Sin despegar nuestras bocas, y con la respiración entrecortada, le susurro:

-Extrañaba tus labios, tu olor. Sentir el calor de tu piel, el olor a jazmín de tu pelo. –Yo sonrió y ella me da un beso corto en los labios-.

-Te amo tanto Adem… -Me responde, entonces acaricio su pelo con ambas manos y me mira fijo-.

-Lo sé, y yo también te amo. –Se sube encima de mí, y la abrazo-.

Me aferro con mis dedos a su cintura. Su respiración esta acelerada. Sé que está muy excitada, que me desea, igual o más que yo.

-Laia, creo que deberíamos irnos. –Le susurró al oído-.

Ella me mira fijo a los ojos, besa mi cuello. Mientras que yo bajo y subo mis manos de su cintura. Acaricio sus nalgas, la aprieto y siento un gemido ahogado en mis labios.

Sé que está muy excitada, entonces la beso con pasión. Mientras la beso, ella me desprende el pantalón, sin despegar nuestras bocas, la dejo que me ayude a bajar mi pantalón. Me mira, muerde mi labio inferior, lo estira, mientras que subo su vestido largo, y corro su ropa interior.

-Te deseo Adem, quiero hacerte el amor ahora mismo. –Me dice, con sus ojos envueltos en llamas-.

-Lo sé, yo también te deseo. –Observo para todos lados, y aprovecho la distracción del personal de seguridad-.  ¿Estás segura? –Ella asiente con la cabeza-.

-Nunca lo hice en un auto, es mi fantasía pendiente. –Sonrío en sus labios-.

Lentamente me introduzco dentro de ella. Hacemos el amor muy pausando, disfrutando cada momento. Nos besamos con pasión, mientras estoy atento a que nadie nos vea.

Minutos después terminamos de hacer el amor, extasiado, sin despegar nuestros cuerpos. Acomodo su pelo, mientras la miro fijo a los ojos.

-¿Estás bien?- Ella asiente con la cabeza y luego se sienta a lado mío-. Aprovecho y me subo el pantalón, luego acomodo mi pelo. Me siento de costado y la miro fijo.

-Acabo de cumplir una fantasía, y ahora siento un poco de vergüenza que alguien nos haya visto. –Me responde, un poco sonrojada-.

-Tranquila, me encargue de supervisar que nadie nos haya visto. –Ella me mira, seria-.




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