El beso de la libélula

Capitulo 76

LAIA SALERNO

Corto la llamada furiosa; Elián me mira serio, y luego se encoje de hombros. Le doy el celular, y el suspira profundo.

-Creo que deberías darle una oportunidad de que te cuente su verdad ¿no te parece?-Me responde, serio-.

-Amor, sé que tu intención es ayudarme. Pero quiero que sepas, que no quiero que te involucres en un tema de adultos.

Deja que mis asuntos los arregle con Adem. No quiero que él te use, para que pueda llegar a mí. ¿Fui clara? –El asiente con la cabeza-.

-Está bien, dejare que sus asuntos los arreglen entre ustedes. Pero si llego a ver que te lastima, entonces no podrás detenerme. –Me responde; entonces lo abrazo-.

-Agradezco a Dios tener un hijo como vos. –Le doy besos la mejilla y él sonríe-.

-Y yo agradezco tener una madre como vos. –Lo vuelto a abrazar, aferrándome a él-.

En ese momento aparece Thomas, con su uniforme de colectivero. Deja su bolso en la mesa y nos mira.

-¿Por qué se están abrazando? –Pregunta curioso-.

-Porque nos amamos, y no hay motivos para abrazarse. –Le respondo, y él sonríe-

-Familia, tengo algo que contarles –Nos dice Thomas-.

-¿Qué pasó? –Le pregunto, mientras revuelvo la olla, con una cuchara de madera-.

-Como bien ya saben, desde hace dos meses estoy de novio con Pía. Y la verdad me la pasaba más en su casa que en esta, por eso tome la decisión de convivir. ¿Qué les parece la idea? –Nos comenta, con sus ojos iluminados-.

-Bueno, es la primera vez que te veo así, tan enamorado. Me parece muy bien que intentes la convivencia. Pero…me gustaría conocer a esa tal Pía. –Le respondo, mientras apago la hornalla-.

-Te prometo que voy a traerla el sábado, que es mi franco. Así que, podes hacer una rica comida, para recibir a tu cuñada. –Me responde, mientras me abraza y llena de besos-.

-No lo sé, veré que hago. –Le respondo, y sonreímos juntos-.

-Yo estoy feliz, pero también triste. Porque perdí a mi compañero de juegos y de charlas. –Dice mi hijo, cabizbajo-.

-Pero no me perdiste, voy a venir a visitarlos. –Lo abraza y él lo empuja-. No seas malo sobrino, sabes que te amo, pero quiero intentarlo con Pía –Él se pone serio, y asiente con la cabeza-.

-Me parece que alguien esta celoso. –Le respondo yo, entonces mi hijo desvía la mirada-. Elián, pone la mesa, ya está lista la comida. –Le digo, entonces de mala gana lo hace-. Después de cenar, me fui al baño. Me lave los dientes, y luego prepare la bañera para bañarme.

Pero antes, saco del cajón de la mesada del baño, la prueba de embarazo que compre a la salida del trabajo. Antes de realizarme el análisis, quería sacarme de dudas, si estoy o no embarazada.

Medito unos segundos, luego lo hago minutos después ya tengo el resultado. Mis manos me tiemblan, dejo caer la prueba de embarazo al piso, luego la recojo.

Un fuego recorre mi cuerpo, cuando vuelvo a mirar el resultado, entonces me tambaleo, me sostengo en la pared. Tomo bocanadas de aire, con la boca abierta. Mis ojos se humedecen, y lentamente caen lágrimas.

-¿No puedo estar embarazada? –Me digo para mí misma-. Tiro la prueba de embarazo, y luego me siento en el inodoro. Seco mis lágrimas, mientras tengo mi mirada perdida. Luego llevo mis manos a mi vientre, acaricio suavemente, y respiro profundo.

-Tengo una vida dentro de mí; y fue creada con mucho amor. Pero temo que este embarazo no llegue a término ¿Qué pasa si lo pierdo? –Niego con mi cabeza- No puedo contarle a nadie, hasta que pase los tres meses; voy a afrontar este mal trance, sola. Sé que voy a salir victoriosa, lo sé.

Me levanto del inodoro, me desnudo. Luego entro dentro de la bañera, me relajo por unos instantes. Cierro mis ojos, mientras respiro profundo; necesito tranquilizarme, si quiero que todo salga bien.

Unos días después, ya tengo los análisis, y la ecografía que me hice. Según el ecógrafo, tengo semanas de gestación.

Lo que indica que una semana después de realizarme los estudios ginecológicos, quede embarazada. Por eso no salió en los resultados de la ecografía.

Llego al consultorio de la ginecóloga. Me siento, le doy los estudios y espero a que los revise. Unos segundos después me mira atenta, se saca los anteojos de descanso y me habla.

-Bien, parece que la implantación del ovulo prendió, a pesar de que tenes un mioma pequeño dentro del útero.

Vamos a tener que controlarlo, como te dije la última vez, el feto puede correr algún riesgo. Pero tranquila, no nos apresuremos, siempre pueden ocurrir milagros. –La miro atenta, mientras acaricio mi vientre-.

-Doctora, estoy muy asustada con el termino de mi embarazo o si el ciclo sigue y luego le ocurra algo al bebe. –Le pregunto, preocupada-

-El mioma que tenes dentro no llega a los  5 cm. Con lo cual, cabe la posibilidad que pueda crecer el feto. Pero vamos a hacerlo a paso, te aseguro que si noto alguna anomalía, te lo hago saber, para tomar la decisión que sea conveniente. –Asiento con la cabeza-.




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