ADEM SADIK
Ahora estoy navegando en un esnórquel, rumbo a una playa paradisiaca, llamada el perchel. Al parecer nos detendremos unas horas allí, podremos bucear, que es lo que tanto ansío. Además de nadar en las profundidades de ese mar turquesa.
Mi hija va a atenta al paisaje, que lo rodea. Yo tengo mi mirada perdida, mi cabeza está a miles de kilómetros de este lugar. Suspiro hondo, y luego reviso el celular.
Ana, acaba de subir fotos en un almuerzo de 4. El maldito de Joaquín Morales, está muy cerca de Laia. –Los celos me están comiendo por dentro-. Respiro profundo, intento calmarme. Confío en Laia, sé que solo lo ve como a un amigo.
Guardo mi celular, en el bolsillo del pantalón. Entonces nos indican que en unos segundos el barco quedara quieto, entonces podremos bucear.
Media hora después, estamos en el agua, sumergidos en las profundidades. Mi hija se ve tan maravillada, sobre todo con los cardúmenes que nos rodean.
Después de inspeccionar por dentro, subimos a la costa. Entonces, nadamos juntos. En ese momento, me siento tan relajado. Mi mente se tranquiliza, entonces, dejo que mi cuerpo flote, cierro mis ojos y por unos segundos me dejo llevar por el momento.
Dos horas después, estamos almorzando. Nos ofrecieron los platos típicos del lugar. Tortillas de papas, papas con mojos, entre otros. Además de una canasta repleta de frutas. Elegí beber una cerveza y mi hija una gaseosa.
-Baba, estuve pensando en lo que hablamos ayer… -Me dice, mientras mete un trozo de tortilla de papa en su boca-.
-¿Qué fue lo pensaste, amor? –Le respondo, mientras mastico un pedazo de tortilla de papas-.
-Buen…quizás tengas razón. Debería dejar que rehagas tu vida con quien vos elijas. No sería justo que te obligara a que hicieras lo que te pido, y que luego sufras.
Te amo, y no quiero que eso suceda. –Me responde, mientras bebe un sorbo de gaseosa de su vaso-.
-No hay nada que me ponga más feliz, que la luz de mis ojos acepte a la mujer que amo. Te prometo que cuando la conozcas bien, vas a cambiar tu pensamiento sobre ella. –Le respondo, mientras bebo un sorbo de cerveza-.
-No digo que la acepto, pero voy a permitir que salgan. Cuando esté lista, recién ahí, podre decidir si quiero o no saber de ella. Pero todo de a poco ¿estamos? –Asiento con la cabeza y ella sonríe-.
-¿Te gusta la comida? –Le pregunto, mientras acaricio su mejilla con mis dedos-.
-Me gusta, pero no se compara con tus menús. Sobre todo con el kebab, las dolmas…se me hace agua la boca de solo imaginarlas. –Sonrío, mientras bebo un sorbo más de cerveza-.
-Cuando lleguemos a la Argentina, entonces podre cocinarte todo lo que me pidas –Le respondo, ella asiente con la cabeza-.
-Baba, quería confesarte algo, solo espero no te enojes conmigo. –La miro serio, ella suspira profundo y deja de comer-.
Yo invite a Giselle a almorzar, y luego que nos acompañara en todo el recorrido de la otra vez. Porque quería que te enamoraras de ella, entonces así, te olvidarías de Laia. Pero me di cuenta que fue en vano, solo te pido me perdones por eso…-Me responde, cabizbaja-.
-Está bien, te perdono. Pero prométeme que no lo vas a volver a hacer. –Ella asiente con la cabeza-.Ahora, termina toda la comida de tu plato. –Ella comienza a comer-.
Después de haber pasado una linda mañana con mi hija, regresamos al hotel. En el salón del resort harían una fiesta, como de costumbre. Aylin quería que asistiéramos, porque al parecer le gustaba un chico.
No saben cómo me cayeron sus palabras. Para mí es mi nena, no concibo la idea de verla con otro hombre, al menos hasta sus 18 años.
Entonces, decidí acompañarla, para poder supervisar todo lo que hace. No iba a permitir que ese adolescente se propase con mi hija.
Al verla vestida, con ese vestido corto, al cuerpo de color rojo. Las sandalias, con taco chino, y su pelo suelto. Mis ojos se humedecieron ¿me pregunto cuando paso de ser mi niña, para dar paso a una mujer? –Caen lágrimas de mis ojos, me las seco antes que me vea-.
-Baba, ¿Cómo estoy? –Se gira, permitiendo la vea en todo los ángulos-.
-[1]güzelsin…-Le respondo, y beso su frente-.
-[2]¡Sağol, baba! –Me responde, mi cumplido-.
-De nada mi amor… -Le respondo; luego la abrazo-.
-Baba, solo voy a bailar con ese chico, es todo lo que hare. –Me responde; entonces asiento con la cabeza-. Además, sé que vas a estar observándome todo el tiempo, y seguro termines espantándolo. –Asiento, y ella sonríe-.
-Sos mi tesoro más preciado, mi bebe. No voy a permitir que te lastimen, porque quien se atreva, se las verá conmigo. –Le respondo, ella se aferra a mi cintura, mientras acaricio su pelo-.
-Te amo, baba –Me dice, ahuecada en mi pecho-.
-Yo también te amo mucho, mi [3]güzel prenses –Ella es mi sirena hermosa-. Permanecemos por unos segundos abrazados. Luego salimos, ella me toma del brazo y caminamos hacia el ascensor.
Editado: 19.11.2021