ADEM SADIK
Me tomó solo 1 hora, regresar a mi casa, preparar un bolsito y volver a casa de Laia. Me quede esperando unos minutos fuera, hasta que vi salir al último invitado.
Salgo del auto, pongo la alarma y camino hacia la puerta del edificio; aprovecho que un joven salió a fumar, e ingreso al departamento.
Subo al ascensor, segundos después estoy parado en frente a la puerta de su casa. Toco timbre, y en cuestión de minutos me abre la puerta.
Su sorpresa es tal, que revolotea sus ojos al verme. Luego se pone seria, mientras aún sigo fuera de la casa.
-¿Creí que me dijiste que vendrías mañana? –Me dice, un tanto molesta-.
-Eso es lo que pensaba hacer, pero cuando me di cuenta que Elián no estaba, entonces decidí venir a quedarme con vos en tu casa.
Además, me tomo una hora darme cuenta de todo lo que escuche de tus labios hace unos minutos atrás.-Paso, y ella me mira fijo-.
-Yo no te invite a pasar. Pero por lo visto lo hiciste solo. –Cierra la puerta, y se cruza de brazos-.
-Laia, realmente no entiendo por qué no me avisaste que estabas embarazada ni bien te habías enterado. ¿Por qué esperaste tanto para hacerlo? –Le pregunto, mientras dejo mi bolso en el sillón-.
-Ya te explique que no quería contarle a nadie, para mí fue muy fuerte aceptar que tengo un embarazo riesgoso, imagínate que iba a tener ánimos de confesártelo, y menos después de verte divertirte con esa mujer en tu viaje a las Canarias.-Me responde, mientras se dirige a la mesa a levantar los platos-.
-Te lo dije hace una hora atrás, yo no tuve nada con esa mujer. La rechace desde el primer momento, porque solo tengo ojos para una sola mujer, y esa sos vos. –Ella no me mira; entonces la ayudo a levantar los platos-.
-Adem, no hacía falta que vinieras, puedo cuidarme sola. –Me responde, entonces veo algunos platos típicos de Turquía-.
-¿Pediste comida Turca? –Le pregunto; ella asiente con la cabeza-.
-Tu hijo, me da antojos de comidas Turcas –Me responde; luego lleva los platos a la cocina-.
-Podrías haberme pedido que te lo preparara y lo hacía con gusto –Le respondo, mientras dejo los platos en la mesada-.
-Claro, pero resulta que estabas recién llegado de tu viaje de las Canarias, además te odiaba. –Me responde, entonces la detengo-.
-Mi amor, quiero estar con vos. No voy a dejarte sola en este momento, y aunque me eches, me insultes, no me voy a alejar de vos ¿me oíste? –Me aferro a su rostro con ambas manos-.
Entonces ella me abraza, ahueca su cara en mi pecho, yo acaricio su pelo, mientras beso su cabeza.
-Te extrañe mucho Adem. –Me dice, aun ahuecada en mi pecho-.
-Yo mucho más –Le respondo; entonces me mira con esos ojos cafés-.
-Tengo miedo que nuestro hijo no llegue a término –Sus ojos se humedecen-.
-Eso no va a pasar, porque este bebe es fuerte. Te prometo que él va a nacer. –Ella asiente con la cabeza, y le doy besos cortos en los labios-.
-Te amo… -Me dice, con su semblante triste-.
-Yo también te amo, y no voy a permitir que nadie nunca nos separe, eso tenelo presente siempre. –Nos abrazamos, y permanecemos así por unos segundos-.
Dos horas después, estamos recostados en la cama, abrazados, frente a frente.
Acaricio su vientre, aun pequeño con mi mano derecha. Ella me mira a los ojos atenta, y yo me derrito con solo verla.
-¿Alguna vez te dije que sos el amor de mi vida? –Ella sonríe, y asiente con la cabeza-. Prometo mañana, prepararte un rico desayuno Turco.
-Eso me encantaría, extraño esos platos que preparas con tus hermosas manos. –Sonreímos juntos-.
-¿Dónde está Elián y Thomas? –Le pregunto, entonces ella me mira atenta-.
-Mi hermano se enamoró, luego intento la convivencia, y desde hace 2 semanas esta en casa de su novia. Mi hijo lo extraña, entonces fue a pasar el fin de semana con ellos. –Me responde, mientras acaricia mi mejilla con sus dedos-.
-Estaba pensando, que quizás…podría venir a vivir con vos o bien podrían ustedes venir a vivir conmigo. Alquilaría una casa más amplia, donde podríamos vivir como una gran familia ¿Qué te parece? –Le pegunto, feliz-
-Amor, estas apresurándote mucho. Me encantaría que eso sucediera, pero no es el momento. Tu hija no me acepta, y a eso súmale lo del bebe. Creo que deberíamos esperar un poco. –Asiento de mala gana-.
-Pero, eso no quita, que puedas venir a quedarte en mi casa las veces que quieras. –Sonrío, y le doy un beso en la boca-.
El beso se torna más pasional, al punto que ella se sube encima de mí. Me mira con sus ojos cargados de deseo, acaricio su espalda con mis dedos, subiendo y bajando. Ella vuelve a besarme, entonces lentamente nos sacamos los pijamas, hasta quedar desnudos.
Entonces, desatamos nuestra pasión y amor en esa habitación. Hacemos el amor, después de haber estado separados por dos semanas.
Editado: 19.11.2021