El beso de la libélula

Capitulo 82

LAIA SALERNO

Después de enviar mi entrevista al directorio, me centre en mi trabajo. Revise que todas las noticias que iban a salir en el portal estuvieran ordenadas y coherentes.

A pesar de haber desayunado en casa, tenía hambre. Entonces, soy sorprendida por Joaquín, quien sin que se lo pidiera me trae un café con leche, y dos medialunas.

-Espero hayas tenido una buena entrevistas con ese tal Cristian Vega, que lejos está de parecerse al famoso personaje de la novela ¿no es así? –Lo miro, enarcando una ceja y sonreímos juntos-.

-Agradezco que hayas tenido este gesto para conmigo, realmente tenía mucha hambre. –Le respondo, mientras pongo azúcar a mi café-.

-No sé si estas comiendo bien, pero últimamente te veo un poco pálida, y no me gusta verte así. Por eso me tome la molestia de traerte un desayuno preparado por mí, a excepción de las medialunas.

Para que tu rostro bello vuelva a tener el mismo color que antes. –Suspiro profundo y bebo un sorbo de mi café-.

-Yo me siento bien, además como muy bien, y hasta creo que más de lo debido. Pero agradezco nuevamente tu gesto. –Le respondo, y cuando estoy a punto de poner un trozo de medialuna en mi boca, aparece Adem-.

-¿Puedo pasar? –Pregunta, con su semblante serio-.

-Bueno, yo ya me voy. Espero te guste lo que te prepare con tanto cariño –Dice, y luego se va cruzando miradas con Adem-.

-¿Este chico realmente sabe que está jugando con fuego?-Me dice, mientras apoya sus manos en el respaldo de la silla-.

-Adem, no empieces, tuvo un buen gesto para conmigo. Me trajo un desayuno, sin saber que me estaba muriendo de hambre. –El enarca una ceja y se rasca la barbilla, molesto-.

-¿Creí que el desayuno que te prepare te había saciado? –Me dice, entonces sonrío-

-Claro que me sació, pero a tu hijo parece que no… -Él sonríe y se sienta en la silla-

-Está bien, no digo más nada. –Apoya sus manos en el escritorio-. Amor, estaba pensando en comprar una casa más grande, para que podamos vivir juntos.

No pretenderás que vamos a seguir con el mismo ritmo después que nazca nuestro hijo. –Muerdo un trozo de medialuna-.

-Sé que tenes razón, pero la relación con tu hija no es muy buena. Ella no me quiere, y no quiero que vivir juntos traiga discordia entre ustedes. –Le respondo, mientras bebo un sorbo de café-.

-Eso déjalo por mi cuenta. Aylin va a tener que aceptarte, más sabiendo que estas embarazada. –Me responde, mientras me mira atento-.

-Está bien, cuando salgamos podemos ir a ver casas ¿si te parece? –Le pregunto, él sonríe-.

-Me encantaría que me acompañas, después de todo, va a ser el lugar donde viviremos los cinco. –Asiento con la cabeza-.

Por último, tengo que felicitarte por la gran entrevista de ayer, quede maravillado con tu trabajo. Realmente sos excelente mi amor, y te felicito –Sonrío, y él me guiña un ojo-. Se levanta de la silla, y se marcha, mientras no deja de mirarme. Hasta que sale de la oficina.

Una vez finalizado el trabajo, salimos de la editorial. Subo al auto de Adem, y nos dirigimos hacia la dirección que le dio la inmobiliaria a Adem.

Durante la mañana estuvo contactándose con muchas inmobiliarias, y parece que quedó maravillado con una de las casas que le ofrecieron.

Llegamos al barrio, parece tranquilo. Las casas son todas muy bellas, hasta que estaciona, y me doy cuenta que esa es la casa seleccionada. Bajamos del auto, él me toma de la mano y caminamos juntos hacia la puerta de entrada.

-Solo espero te guste mi amor… -Me dice, mientras lo miro con mucho amor-.

-Me encanta el barrio, y la fachada por fuera, ahora veremos cómo es por dentro. –Le respondo-.

Toca el timbre, mientras que inspecciono por fuera. Es una casa grande, de dos plantas. Con muchos árboles y flores por fuera; un jardín pequeño por fuera.

Las paredes están pintadas de verde, tono pastel. Y los grandes ventanales, me hacen volar mi imaginación.

Vuelvo en sí, en cuanto veo a la joven que nos dará un tour por dentro de la casa. Una morena, de pelo corto, ojos grandes y de color gris.

-Ustedes es el Sr. Sadik ¿verdad? –Adem asiente con la cabeza-. ¡Adelante entonces!-Pasamos a la casa-.

-Agradezco hayas tenido un tiempo para nosotros, entiendo que tu hora termino hace una hora atrás, por eso agradezco tu gesto. –Le dice Adem, ella sonríe y nos mira-. –Mi nombre es Lara Campos –Se presenta y le damos la mano ambos-.

-Nada que agradecer, es mi trabajo, lo amo, y si a eso le sumamos que no todos los clientes tiene tiempo para venir en nuestros horarios acotados, eso suma para que haga un par de horas extras. –Sonreímos y nos soltamos las manos-.

-Debo confesar que cuando vi la casa, quede maravillado. –Dice Adem, mientras observa toda la casa detenidamente-.

-Lo sé, esta casa es hermosa. La construyeron el año pasado, y hasta el momento solo servía como alquiler. Pero este año decidimos apostar a la venta. Como verán, tiene un amplio living, con un gran ventanal, que tiene vistas al jardín.




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