El beso de la libélula

Capitulo 86

LAIA SALERNO.

Me despierto y lentamente abro mis ojos. Entonces me encuentro con mi hermosa madre, acariciando mi rostro. Sus ojos cafés están humedecidos, su rostro afligido. La observó, mientras acaricio su rostro. Ella besa mi mano y caen unas lágrimas de sus ojos.

-Mi pequeña ¿Cómo te sentís? –Me pregunta, mientras se aferra a mi mano-.

-Un poco dolorida, además de tener una angustia terrible dentro de mí. –Le respondo, ella baja mi mano y besa mi frente-.

-Tenes que ser fuerte amor, tu pequeño te necesita fuerte, para que puedas transmitirle buena energía. –Asiento con la cabeza, mientras caen lágrimas de mis ojos-

-Lo sé…pero es tan difícil, sabiendo que esta solito en esa incubadora, mientras yo estoy alejada, sin poder darle mi calor. –Intento moverme, pero la cesárea me lo impide-.

-Pronto vas a poder darle tu calor, ahora no es el momento. Tenes que recuperarte de la cesárea, y cuando estés bien, entonces, te dejaran ver a tu hijo. –Asiento con la cabeza-.

-¡Gracias por venir, mamá!...realmente te necesitaba, y tener tu contención me tranquiliza. –Ella sonríe, entre lágrimas-.

-¿Cómo no iba a venir? Mi hija me necesitaba, entonces estoy firme como debe ser junto a vos. –Ella acaricia mi pelo, al instante que somos sorprendidas por Adem-

-¡Perdón! Solo quería saber cómo estabas… -Me dice, tímidamente-.

-No estoy muy bien, pero ahora que mi madre está conmigo, me siento más fuerte.-Él se acerca y mi madre se levanta de la silla-.

-¿Cómo estás muchacho? –Le pregunta mi madre-. Luego se dan un abrazo, mientras mi madre acaricia la espalda de Adem, dándole contención.

-No muy bien, pero intentando ser fuerte por mi mujer y mi hijo. –Le responde, entonces ella acaricia el rostro de Adem-.

-Él tiene unos hermosos padres, y estoy segura que va a salir adelante. –Adem asiente con la cabeza-. Ahora voy a ver a mi hijo y nieto. Luego vendré a verte hija.-Me dice, asiento con la cabeza-.

Se marcha, mientras que Adem se acerca a mí tímidamente. Le hago señas para que se siente junto a mí, en la cama. Él se sienta, y me observa con sus hermosos ojos avellana.

-Perdón, por lo que te dije hace un rato…estaba nerviosa, por lo de nuestro hijo.-Él me calla con un beso corto en los labios-. Adem, estaba pidiéndote disculpas…-Me corta nuevamente con otro beso corto-.

-No tenes que pedirme disculpas mi amor, nadie más que yo te entiende. Solo quiero que estés fuerte, para que juntos veamos a nuestro bebe. –Se recuesta en la cama, mientras acaricia mi pelo-.

Tengo que contarte algo… -Lo miro atenta-.Mis padres acaban de llegar, están en la clínica en este momento. –Abro mis ojos como plato-.

-¿Tu padres están aquí, ahora? –El asiente con la cabeza-. ¿Cómo fue que se enteraron dónde estábamos? –Le digo sorprendida-.

-Mariano, el los trajo hasta la clínica. Ellos querían sorprenderme, y se encontraron con esta noticia. –Me besa en la frente-.

-¿Estas feliz? –El asiente con la cabeza-. Me pone contenta que tu padre haya dejado el rencor atrás e intentando retomar su relación de nuevo. –Él sonríe, aunque su rostro esta triste-.

-Me hubiera gustado que fuera en otra circunstancia, pero agradezco a Allah por esta hermosa sorpresa que me dio. –Acaricio su rostro con mi mano-.

-Ellos llegaron en el momento justo, los necesitabas, y agradezco que hayan venido.-Él me abraza, aferrándose a mi cuerpo-.

Siento golpes en la puerta, seguido a eso, aparecen dos mujeres y un hombre con rasgos duros detrás. Estimó deben ser los familiares de Adem. Él se levanta y lo notó nervioso.

Una joven de pelo rubio, ojos pardos me mira. Notó su parecido con Aylin. Mientras que la señora que viene detrás de ella, me mira seria. Sus rasgos son idénticos a Adem.

Su padre se rasca la barbilla canosa, mientras me mira atento, como si me estuviera inspeccionado. Me remuevo en la cama inquieta, nerviosa.

-¿Cómo estás? –Me pregunta, la hermana de Adem-.

-Un poco mejor… -Le respondo, mientras miro fijo a Adem-.

-Laia, ella es Cansu, mi hermana menor. Y ellos son mis padres, Banu y Emir. –Ellos asienten con la cabeza al escuchar su nombre-.

-Yo…no hablo turco. –Respondo dubitativa-. Pero…quisiera que les transmitas que estoy feliz de que hayan venido a vernos. –Cansu sonríe por lo bajo-.

-Mi madre entiende español, y habla muy poco. Mi padre es más reacio con eso, pero algo entiende. –Me dice Cansu, mientras me guiña un ojo-.

-Eso es cierto… -Responde Adem-.

-Ella es tan bella y especial, hijo. –Escucho que su madre le dice en voz baja a Adem-.

-[1] Buna Değer –Dice su padre, sin mirar a Adem-.

-¿Qué fue lo que dijo? –Le pregunto a Cansu-.

-Dijo que vos si vales la pena. –Nos miramos y sonreímos-.

-Quisiera saludarlos, pero aun no puedo moverme mucho. El doctor dijo que mañana podre movilizarme y ver a mi hijo. –Le respondo a Cansu-.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.