El beso de la libélula

Capitulo 95

LAIA SALERNO

 

Al despertar, lo primero que hicimos fue ir al cementerio. Me puse una ropa modesta y suelta. Además de llevar un velo de color negro en la cabeza; era señal de respeto ante el difunto.

Adem me tomaba de la mano, mientras lo sentía tenso. Sus ojos se humedecieron, y mantenía su semblante serio.

Llegamos a la tumba familiar, una lápida, llena de flores encima. En la lápida, estaba escrito “te recordaremos por siempre, tu familia” –Es lo que Adem me tradujo-.

El busca un balde, lo llena de agua, y luego riega las flores, mientras que yo sostengo las flores que les trajimos.

Luego se arrodilla, comienza a hablar en turco, mientras cierra sus ojos, lleva sus manos a la altura de su pecho, con las palmas elevadas hacia arriba, luego se pasa ambas manos por el rostro y se levanta. Le doy las flores, el las coloca cerca de donde dice su nombre Elif Sadik.

-Mi abuela, fue la que me advirtió de tu presencia hace un par de años atrás. –Me dice, con la mirada fija en la lápida-.

-¿Cómo fue que te dijo sobre mí? –Le pregunto, mientras me aferro a su brazo-.

-Me leyó la borra de café, al principio me negaba a creerlo, pero termino siendo cierto. Ella me dijo que vendría una mujer de tierras extrañas a salvarme, me haría conciliar con mi pasado, y sobre todo, me haría feliz. –Caen lágrimas en sus ojos-.

-Entonces, bendecida sea por nombrarme sin conocerla. Pero sobre todo, por ponerte en mí camino, Adem. –El seca sus lágrimas y sonríe-.

-Abuela, ella es la indicada. Tenías razón, nunca antes había sido feliz en toda mi vida con una mujer. –Dice, mientras mira su tumba-.

-Yo tampoco lo había sido hasta que te conocí… -Le respondo, con mis ojos humedecidos-.

Nos abrazamos, así permanecemos por unos segundos, luego nos damos un beso corto en los labios y partimos del cementerio.Después de salir del cementerio, caminamos tomados de la mano, a orillas del Bósforo.

Mientras él me contaba sobre su infancia, y yo de la mía. Sonreíamos juntos, mientras aspiraba ese hermoso aire del mar.

Ya estaba anocheciendo, entonces fuimos a orillas del mar, nos sentamos en unas rocas, mientras el agua mojaba nuestros pies.

Mirábamos abrazados las estrellas, mientras meditábamos en silencio sobre todo lo que pasamos hasta llegar a estar juntos.

-Quiero que sepas que soy el hombre más feliz, desde el día que te conocí, y me permitiste conocer a tu hermosa familia. –Me dice Adem, mientras besa mi frente-

-Yo también soy feliz desde el día que te conocí, y me dejaste entrar en tu mundo. Me siento bendecida por ser aceptada por tu hermosa familia, y sobre todo, por tu hija. –El me abraza más fuerte, mientras sus ojos se humedecen-.

-Siempre vamos a estar juntos, te lo prometo… -Me da un beso corto en los labios-Te amo… -Me dice, susurrándome en los labios-.

-Yo también te amo… -Le susurro en sus labios-.

-Me siento bendecido al recibir el beso de una hermosa libélula –Me dice, entonces sonreímos juntos-.

-¿Cuándo fue que te diste cuenta que era la indicada? –Le pregunto, entonces el voltea a verme-.

-Desde el primer momento que baje, con la idea de transmitirle quien ocuparía el lugar de gerente. Entonces, fue en ese segundo, cuando cruzamos miradas, que supe que eras para mí. A  pesar que después, intente sacarte de mi corazón, sobre todo porque estaba comprometido. Pero cuando paso lo de India, entonces supe que ya no había barreras, y me lance a conquistarte como fuera. –Lo miro atenta-.Ahora es tu turno. –Me dice, mientras me observa con sus hermosos ojos-.

-También, desde el día que cruzamos miradas, sentí algo dentro de mí. Intente ocultarlo, pero cada día se iba acrecentando. Cuando me tratabas mal, entonces odiaba amarte, quería odiarte, pero me era imposible. –Adem sonríe, y yo lo miro seria-.

-Lo hacía, como mecanismo de defensa, pero vos me tenías atrapado en tus redes, libélula. –Golpeo amistosamente su hombro y él sonríe-

-Pero todo ese proceso sirvió, para que hoy estemos juntos, como siempre debió ser. –El asiente, me da un beso corto en los labios y me abraza-.Nos abrazamos y quedamos por unos segundos en silencio, compartiendo todo nuestro amor, con la naturaleza, y ese hermoso mar de fondo.

Fin… 

 

Espero les haya gustado la novela, ya que la hice con mucho amor, en tiempos de pandemia. Espero sus comentarios sobre la historia de amor de Laia y Adem.

Los quiere,

Roangel.

 

 

 




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