el beso de un conde

capitulo 13

Pasaron dos días sin que Vladimir viera a su tío. El Duque enfureció cuando Vladimir le dijo que no viajaría antes de nueve meces por el reciente embarazo de kiara.

—Lo siento tío, pero no la dejaré. Estaré aquí cuando mi hijo nazca, lo siento.

—¿Acaso te has vuelto loco, muchacho? Tenemos mucho que hacer, tenemos embarques pendientes.

—Enserio, lo lamento, tío.

—Esa… Mujer te tiene como un idiota… Bien, pero en cuanto nazca partes a París ¿Escuchaste?

—No me presiones tío, no soy tan tolerante como crees.

El Duque iba a contestar, pero Dimitri los interrumpió con su llegada—Vladimir, hay algo…—al ver al Duque, algo en él se encendió. Tiró los papeles que traía y se dirigió a él, dándole un golpe en la cara.

—¡Dimitri, no! ¡¿Qué estás…?!

—¡Dándole su merecido a este perro! ¡¿Sabías que es el amante de mi mujer?!

—Vaya, la zorra te lo dijo—rio—Bueno muchacho, ahora sabes que nunca competirás conmigo, ella es mía y tu juventud no pudo con eso—volvió a reír—Hasta los nueve meses, sobrino.

—¡Cállate maldito! —bramó, lanzándosele encima, pero Vladimir lo detuvo.

—¡Cálmate Dimitri, no gastes fuerzas en él! —le dijo Vladimir cuando el Duque se fue.

—¡Maldición, Vladimir, solo quiero matarlo! El muy desgraciado tiene el descaro de…

—Lo sé, pero piensa en esto, fue el hombre que le robó la voluntad a tu esposa cuando era una niña, pero ahora no.

—Eso pensaba yo, hasta que la muy descarada me lo confesó, dijo que se había acostado con él cuándo no estuve, dice que fue un error y que… Diablos, siento ganas de matarlos a los dos. 

—¿Y por qué no lo haces?

—Porque me detuviste, idiota, si no lo habría hecho.

—No a él, a ella… En el fondo sabes que tengo razón, si ella no te amara, no te lo habría dicho.  Dale algo de crédito, es valiente al decírtelo sabiendo que sueles actuar sin pensar—suspira—No la habrás golpeado ¿Verdad? Porque si lo hiciste…

—Ganas no me faltaron, pero no, hice algo peor…

—¿Qué hiciste? Dimitri, mírame ¿Qué le hiciste a tu esposa?

—La violé, la traté de lo peor… Me dejé llevar por la furia y luego me largué a un burdel, pero ¿Sabes? Creo que no resulta, la tengo metida en mis entrañas.

—Basta Dimitri, no la insultes y mucho menos en mi presencia ni en la de Kiara, es su prima y sabes que la ama como su hermana ¿Escuchaste?

—Lo sé, lo sé, solo que estoy tan lleno de ira que… ¡Dios! ¿Por qué lo hizo? Si yo… La amaba tanto…

—Lo sé, ellas nos torturan ¿Verdad? Llegan y se te meten en el alma, dejándonos a la merced de ellas, ellas son nuestras dueñas, aunque lo neguemos… Piensa en esto Dimitri, si ella no te lo hubiera dicho y te enteras por otra persona ¿Crees que habrías actuado diferente? Ya perdónala y continúa, porque si Mariksa se entera de que tú si le has sido infiel todo este tiempo, no te lo perdonará, porque no me digas que te encerrabas con esas mujeres solo para hablar.

—No, claro que no, no todos somos el gran Vladimir Patchenco, el fiel esposo que hasta antes de consumar el matrimonio era fiel, manteniendo el selibato por un año, no hacías otra cosa más que hablar de ella.

—Eso, Dimitri, se llama amor ¿Sabes por qué nunca le fui infiel antes de todo? Porque quería que ella me amara tal y como soy, que me amara a mí y no a mi posición, que se sintiera segura conmigo… Y lo hizo, ahora sé que kiara es solo mía.

—Qe suerte la tuya, pero la mía solo es una maldición… Bueno, cambiando de tema ¿Qué te dijo ese imbécil cuando le informaste que no irías?

—Pegó el grito en el cielo, pero no me importa, no dejaré a kiara ahora, tengo que ver nacer a mi hijo, Dimitri.

—Bien, entonces, como ya terminé aquí, me largo, quiero relajarme en el burdel unas horas, como es viernes tendré dos días para pasarla bien.

—¿Y tu esposa?

—La dejare en casa, vigilada, ella no se volverá a escapar con ese perro asquerozo, y si trata de entrar haré que lo echen.

—Por Dios, Dimitri, ya deja eso.

—Caballeros, me retiro—Olivia cortó la conversación entre ambos—¿Algo más?

—No, gracias—respondió Vladimir—Me tengo que ir.

—Hey, Olivia ¿No sabes la noticia? —le preguntó Dimitri.

—No ¿Qué noticia?

—Vladimir será padre, la Condesa le dará su primer hijo.

—Felicidades—agregó ella, cambiando por completo su estado de ánimo.

[…]

—En la casa, kiara encontró extraño a Igor, sonreía más y eso no lo había visto antes. Diana, por otro lado, estaba muy callada. kiara sospechaba algo, así que la llamó al despacho para hablar más tranquilas.

—Algo le pasa, lo presiento.

—No pasa nada, mi niña, solo estoy cansada.

—¿Está enferma o algo?

—No mi niña, claro que no, solo me he desvelado estos días.

—Sí, lo siento, es mi culpa, ha ido sola al hospital. Es que he querido atender a mi esposo y…

—No se disculpe, es un placer acompañar a la niña, es muy dulce. Lástima ya no le queda mucho.

—Trataré de ir a verla, pero eso no es lo que tiene ¿Verdad? Algo más le pasa.

—A usted no puedo mentirle…

—No, creo que la conozco bien.

—Bueno… La noche de la fiesta de año viejo, yo salí a caminar porque no podía dormir y resulta que su tío estaba en el jardín, no se había ido y estaba quizás tomado, porque él…

—¿Qué hizo ese…?

—Él intentó obligarme a algo que no quería, me golpeó y casi… Lo siento kiara, pero si no fuese por Stephan, su tío me habría violado.

—Maldito desgraciado—espetó la chica, levantándose de la silla—¿Vladimir lo sabe?

—No, por supuesto que no.

—Dígaselo… Más bien, lo haré yo, mi tío se está pasando de la raya.

—Sí, es comprensible, él la vendió.

—Eso se lo agradezco, en el fondo. Si no fuese por eso no sería tan feliz con Vladimir.




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