el beso de un conde

capitulo 14

Vladimir la vio caer y corrió a socorrerla, sin importarle nada más. Stephan se limpió el rostro y corrió a buscar ayuda.

—Kiara, kiara no, no me dejes kiara, despierta, ¡Despierta! —gritó Vladimir, antes de sentir la sangre que salía de sus piernas—No… No, no—murmuró, rompiendo en llanto—No mi amor, no—sollozó.

[…]

Minutos después, el doctor salió de la alcoba con el rostro serio y se acercó a Vladimir para decirle lo ocurrido.

—Lo siento señor, pero su esposa perdió a su bebé.

—No, no eso no es posible…

—Lo siento señor, pero la caída le provocó una hemorragia, no pude salvarlo… Quizás en el hospital…— Vladimir lo tomó del saco.

—¿Cómo me dice eso ahora? ¿Cómo, si no pude ni moverla?

—Cálmate Vladimir, calma—le pidió Diana—¿Ella está bien?

—Está inconsciente, por el momento y me temo que será duro para ella, sé lo felices que estaban con ese bebé.

—¿Podrá tener más hijos? —indagó Diana.

—Sí, por supuesto, pero deberán cuidarla mucho, ya que por el comienzo de anemia estará muy débil.

—Yo lo maté, yo maté a mi hijo. kiara jamás me lo va perdonar—masculló Vladimir.

—Lo hará, porque te ama.

—¿Dónde está Stephan?

—No lo sé, desapareció después de lo que pasó ¿Por qué?

—Porque quiero aclarar lo que me dijo. Según él, está enamorado de mi esposa y ya me cansé de soportarlo, quiero que se largue de una vez.

—Pero Vladimir, acaba de perder a su hija.

—Yo también perdí el mío, por su culpa… Pero está bien, seré benevolente con él, pero solo por esa niña que no tiene la culpa, pero en cuanto pase el funeral, se irá.

—Por favor Vladimir, piénsalo bien, él es…

—¿Qué? ¿Me dirás que es el amante de kiara? Por qué jamás creeré eso.

—No… Hay algo que ella quería decirte. kiara trató de obligar a que Stephan te lo dijera, pero el muy necio no lo quiso.

—Habla claro madre, no estoy de humor para escuchar tonterías.

—De acuerdo… La razón por la que me fui no fue porque quise, tu padre me obligó a beber y emborracharme, me dejó en un burdel ¿Quieres saber la razón? Lo atrapé abusando de una muchacha, a la cual le hizo un hijo… Vladimir, Stephan es tu hermano, tu padre me hizo eso por que ayudé a la muchacha a huir con su hijo, ella murió y hace poco lo encontré con su hija viviendo en un hotel. Vladimir, él cometió un error, se enamoró de tu esposa, pero me consta que kiara no le ha dado alas.

—¿Qué? —sus ojos se cristalizaron—¿Mi hermano? ¿Mi propio hermano me quiso quitar a mi esposa? Dios ¿Por qué no me dejan en paz? —gritó, lanzando lo que había en la mesa—Por favor, madre, déjame solo, avísame cuando kiara despierte, pero déjame solo ahora.

—Está bien, pero ¿Qué vas hacer?

—¡Dije que me dejes solo! ¡Ahora!

En ese momento Vladimir cerró la puerta del despacho y comenzó a destrozarlo todo, la furia lo llenaba por dentro con su dolor. Todo había pasado demasiado rápido… Un hermano. Odiaba a su padre con toda su alma, por lo que le hizo a su madre y por todo, pero en ese momento más se odiaba a él, por sus celos, porque por sus celos había perdido a su hijo.

Con el alma destrozada, Vladimir miró hacia la licorería, vio las botellas que kiara probó y decidió terminárselas él solo… Las horas pasaban y él bebía y lloraba, culpándose por lo sucedido.

Todo parecía una pesadilla para Kiara, entre sus sueños, podía verse con el bebé en sus brazos, feliz, pero de golpe recordó lo sucedido: la caída de las escaleras y los dos hombres pelando por una tontería. Despertó de golpe, buscando en su vientre a ese bebé.

—Mi bebé… Mi bebé…—repetía, sabiendo que ya no estaba allí.

—Lo siento corazón, ya no está—le explicó Diana.

—No, no, mi bebé… ¡No!

—Calma mi niña, fue un accidente lamentable, lo sé, pero habrá otros.

—¿Otros? No quiero otros, quiero a este ¿Dónde está Vladimir? Tráelo a mí, trae ese asesino aquí ¡Tráelo!

—Kiara por favor, no fue su culpa.

—¡Que lo traigas! —volvió a gritar. Por primera vez Diana y todos vieron la furia de kiara.

Igor tardó unos minutos en encontrar a Vladimir y cuando lo vio recordó ese dolor. Mientras él veía a Vladimir acercarse a kiara, recordó las palabras de su esposa: “Nunca dejes que el mundo nos separe” algo que lo hizo reaccionar. Puso su mano en el hombro de Vladimir y repitió esas palabras:

—Nunca dejes que el mundo los separe, Vladimir, pase lo que pase. Ella descargará su rabia contra ti, pero no dejes que la ira gane, si tienes que rogarle, hazlo, arrodíllate ante ella, pero no dejes de insistir ¿Escudaste, hijo? No pierdas a tu esposa como lo hice yo.

—Gracias, Igor—susurró Vladimir antes de continuar.

La vio con el rostro enojado y sin decir mucho se acercó a ella y se arrodilló, solo su rostro podía expresar su dolor, que era el mismo que ella sentía.

—¿Cómo pudiste? ¿Sabes lo que acabas de hacer? Mataste a nuestro bebé, tú y tus estúpidos celos. Te he dicho hasta el cansancio que te amo, que soy tuya y tú siempre piensas que no es así. Nunca tendría nada con Stephan, pero no, tenías que… Lo mataste, me lo arrebataste sin siquiera haberlo cargado ¿Sabes lo que se siente?

—Lo sé, kiara, lo siento. Perdóname, por favor perdóname.

—No, esta vez no, no quiero verte Vladimir, no me toques, no quiero verte. Solo vete… Eres un asesino ¿Me oyes? ¡Asesino! ¡Lo mataste Vladimir, lo mataste!

—Lo mejor será que descanses. Déjala dormir y mañana sigues intentándolo.

—Los perdí a los dos ¿Verdad? Soy un animal, debí calmarme, pero no puedo ver que otro la toque.

Vladimir se encerró en el despacho nuevamente para terminarse las botellas de licor, ahogar esa pena que lo estaba matando, mientras que Olivia llegaba a la mansión y escuchó a Stephan hablar con Diana de lo ocurrido.

—No te vayas Stephan, ya Vladimir sabe la verdad, sabe que eres su hermano.




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