el beso de un conde

capitulo 23

—¿No he regresado? —culminó Joseph la pregunta—Bueno, el amor—suspiró, mirándolo con fijeza—, me enamoré de esta hermosa mujer y tuve un par de hijos, hijos que ahora tiene sus hijos y ya formamos nuestra propia tribu. Es una isla tranquila y un anciano como yo necesita eso.

Vladimir lo miró y supo que era eso lo que él quería, una familia, una vida junto a Kiara. Mientras ellos seguían el recorrido, Kiara acompañó a Askalana a curar y repartir medicina cerca de allí, y Kiara no pudo evitar darse cuenta de la reacción de la curandera.

—¿Qué? ¿Por qué me mira así?

—Veo que él fue el primero, tienes el amor atado a tu alma, te aferraste a él ¿Cierto?

—Sí, jamas había sentido el deseo por un hombre como lo siento por él, quizás, no sé, sea su manera de tratarme…

—Su virilidad—musitó Askalana.

—¿Qué? —Kiara se sonrojó.

—Querida, estamos en una isla exótica, en siete días las jóvenes comienzan su destino sexual. Muy bien, Kiara Patchenco, creo que es el momento de hablar contigo, enseñarte lo que tu esposo ha estado mostrándote.

—Sí, creo lo necesito, quiero que mi esposo no necesite cambiarme, sentí que moría cuando…

—Yo que tú, no haría caso a ese tipo de mujer. Créeme, ese niño no es de él… Bueno, continuemos.

Después de todo lo que le dijo Askalana, Kiara estaba más sorprendida que antes, no tenía ni idea de todo lo que ella le había comentado.

—¿Eso duele? Es decir… Dios, yo solo pensaba que …

—Ya lo entenderás, cuando pase, pero recuerda, no solo un hombre puede seducirte, tú también puedes hacerlo.

—¿Cómo? ¿Cómo podría?

—Tú sabes cómo, solo saca lo que llevas guardado dentro de ti, hay una mujer capaz de enloquecer a un hombre con solo una mirada.

—Damas—las irrumpió Joseph—Lamento interrumpir, pero el Conde acaba de hacer contacto.

[…]

Los días se hicieron cortos para Vladimir y Kiara. Caminaban abrazados por la playa desierta, miraban las estrellas y hacían el amor cada vez que lo deseaban. Dimitri tardó tres días en llegar a la isla; desde lejos, Kiara ve el barco y aprieta la mano de Vladimir, su aventura estaba a punto de terminar.

—¿Por qué no me quiero ir? —se lamentó ella.

—Porque fueron los días más felices de nuestras vidas, pero te prometo que regresaremos, mi amor, solo debemos desenmascarar a un par de buitres que nos quieren separar—Kiara sabía que se refería a Olivia y sus tíos.

En cuanto Mariksa bajó del barco, con su embarazo ya más notable, Kiara corrió a abrasarla. Esa noche se quedaron todos en la isla, con la hospitalidad de sus anfitriones; Askalana tocó el vientre de Mariksa y pretendió adivinarles que era, lo cual Dimitri no tomó enserio, pero ella les dijo de aquí en adelante toda su vida sería como esperaban que fuera.

Al siguiente día, la despedida fue una tortura para Kiara; deseaba quedarse en esa isla, pero no podían. Antes de subir al barco, la curandera le dijo algo al oído a Vladimir, Kiara los observó extrañada, pero no dijo nada cuando Askalana le tomó la mano y besó su rostro.

[…]

Ya estaban en el barco, cosa que a Kiara no le animaba mucho, ya que el fuerte calor del verano se acentuaba en aquel barco. Se reunieron en el camarote del capitán para planear que hacer y Dimitri le informó a Vladimir que el Duque lo estaba buscando.

—Es entendible que nos busque, sabe que no descansaría hasta encontrar a Kiara, pero por razones contrarias a las mías.

—Como sea, Leopold quiere que regreses y ya sabemos por qué—agregó Mariksa.

—¿Esa… Mujer quiere el título de Condesa? Bien, que se lo quede, no me importa—resopló Kiara.

—¿Segura? Eso significaría que nos divorciaríamos y eso jamás pasará.

—No, eso no, que se quede con el título y yo me quedo contigo—respondió ella, antes de darle un corot beso.

—¿Así que va enserio? —indagó Dimitri.

—Sí… Tengo un plan—murmuró Vladimir.

[…]

En la mansión Patchenco, Olivia se encontraba encerrada en su alcoba, cuando sin querer escuchó cuchichear a unas sirvientas y guardó silencio para escuchar lo que decían.

—¿Crees que el amo deje a la Condesa para casarse con esa… Señorita?

—¿Señorita? Es muy cortés de tu parte. Mujer, si lo logra nuestras vidas serán un infierno; por lo menos la señora era buena con nosotros, incluso hablaba con nosotros, en cambio esa… Nos mira como si fuéramos peste.

—Bueno, si eso si sucede, renunciaré, no aguantaré tenerla de ama… Estábamos tan bien.

—Lo sé. Yo también renunciaré, no soporto a esa mujer, cree que por ser la amante del amo podrá quitarle al marido.

Olivia las vio irse y se llenó de ira, sintió el deseo de despedirlas a todas, así que decidió buscar a Igor y a Diana para que les pusieran un correctivo.

—¿Qué quieres que? —cuestionó Diana—A no muchacha, te has vuelto loca ¿Cómo quieres que despidamos a todo un personal solo porque te desagradan?

—No me respetan y eso tiene que cambiar.

—¿Quieres respeto? ¿Tú, la que con mentiras envuelv a mi hijo solo para obtener el poder? Tú no lo amas, se te ve en los ojos y como veo tampoco a esa criatura.

—Tú no sabes nada—espetó Olivia—Solo haz lo que te pido o me deshago de tu nieto.

—No lo harías, no te conviene; ahora deja de molestar al personal, haré que te envíen la comida a tu cuarto.

—¿Pasa algo, madame? —indagó Igor.

—Nada, Igor, Olivia se está retirando a su alcoba a descansar, veré que le lleven la comida—respondió Diana.

—Bueno. Tiene visitas, el se señor Page y su madre.

—¿Miranda? ¿Miranda está aquí? —chilló Diana.

—Sí, señora. Señora

—¿Esa vieja bruja? ¿Qué hace aquí? —rabió Olivia.

—Eso no te importa, si te incomoda retírate, iré a atenderlos ¿Dónde están?

—En la sala, señora.




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