Capítulo primero y único

¿Qué pasaría si el silencio de un bosque pudiera contar sobre la catástrofe natural de Armero que ocurrió a finales de 1985 y la urgente necesidad de sanar nuestra relación con la naturaleza?

Mi diseño se llama el bosque de los susurros y cuenta la historia ocurrida en un rincón silenciosos del mundo en donde una vez hubo un pueblo rico y encantador. Ahora, ese lugar se llama el Bosque de los Susurros. Donde cada flor, cada hoja y fruto tenía la capacidad de comunicar el suceso desastroso que una vez había ocurrido allí. Era un lugar donde las metas y proyectos florecían, hasta que un día, el volcán cercano despertó con una furia implacable. La lava ardiente y las cenizas devastaron aquel próspero lugar, transformando su esplendor en un caos infernal.
Lo que había sido un lugar lleno de vida, alegría y promesas, se convirtió en un campo de desolación y luto. El pueblo de Armero, que antes era un próspero testimonio de la habilidad humana para construir y crear, quedó sepultado bajo una capa impenetrable de cenizas y escombros. Sin embargo, la naturaleza con su asombrosa capacidad de regeneración, no permaneció inactiva; comenzó a reclamar lo que era suyo con una fuerza implacable.

Con el paso del tiempo, el Bosque de los Susurros emergió de las ruinas. La vida, en su forma más persistente y resiliente, comenzó a brotar nuevamente. Los árboles crecieron altos y robustos, sus raíces se entrelazaron con las cenizas, transformando el suelo devastado en un lecho fértil. Las flores, con sus pétalos vibrantes, florecieron con una intensidad renovada, ocultando un recuerdo de mucho sufrimiento.
Las voces de aquellos que habían perdido todo en la tragedia aún podían oírse, Las lágrimas se convirtieron en lluvias que nutrían el suelo, y las súplicas en promesas de renovación. El bosque, con su riqueza de flora y fauna, había aprendido a crecer en la adversidad. Aunque el dolor de lo que había sido nunca se olvidaría del todo, la vida había encontrado una manera de renacer en medio de la tragedia.
la naturaleza puede ser implacable y destructiva, pero también posee una extraordinaria capacidad para sanar y renovar. En cada hoja y flor del Bosque de los Susurros, la historia del antiguo pueblo vivía como un recordatorio de la fuerza y la esperanza inherentes en el ciclo de la vida.
Nosotros, como seres humanos, hemos demostrado ser la especie más destructora del planeta. Hemos dañado muchas hectáreas de vida y tierra para obtener recursos naturales que usamos para nuestro beneficio y satisfacer nuestras necesidades. Este daño ha sido enorme y ha causado un gran impacto en la naturaleza.
A pesar de nuestra explotación, la naturaleza, en su bondad y nobleza, nos ha permitido prosperar y alcanzar nuestras metas. Sin embargo, llega un punto en que la naturaleza se cansa de dar sin recibir nada a cambio. Cuando no devolvemos lo que le hemos quitado, se crea un desequilibrio en nuestra convivencia. Este desequilibrio resulta en desastres naturales y otras calamidades, como lo evidenciado en la tragedia de Armero, que nos recuerda las consecuencias de abusar de los recursos naturales.
Es momento de que entendamos y reconsideremos nuestra relación con el entorno. Debemos aprender a equilibrar nuestra explotación de los recursos naturales con un esfuerzo sincero por restaurar y preservar lo que hemos dañado, para evitar futuros desastres y proteger nuestro hogar. Por eso mi diseño se llama el bosque de los susurros y está basado en esta historia que no se puede olvidar.
Con esto tengo como objetivo conmemorar la tragedia de armero y su legado.

Los MATERIALES que usaré son esenciales en mi diseño, ya que tienen un simbolismo muy grande para mí:
hoja de palma y corteza de árbol, para representar la regeneración
las semillas como los frijoles y el café, simbolizan el crecimiento y la esperanza
La manzanilla, caléndula y el helecho, reflejan la capacidad curativa de la naturaleza
las hojas de Guayacán y hortensias,ilustran la belleza emergente tras la devastación.
y como último y no menos importante la malvacea, una planta pionera en áreas perturbadas, como simbolo de la recuperación ecológica.
Estos materiales estarán integrados en una base de lienzo textil.