El amor entre Kim y Luka había florecido en el corazón del bosque, pero las sombras de los peligros aún acechaban. Después de haber ahuyentado a los cazadores, la paz parecía haberse restablecido, pero algo en el aire había cambiado. Un nuevo mal se acercaba, una oscuridad que amenazaba con destruir lo que habían protegido.
Un día, Kim y Luka paseaban por su claro favorito, donde las hojas crujían suavemente bajo sus pies. Luka estaba en su forma humana, su presencia siempre imponente, pero su mirada cargaba una preocupación que Kim no pudo ignorar.
—Kim, algo no está bien —dijo Luka en voz baja, mirando hacia el horizonte donde el cielo se oscurecía rápidamente.
Kim frunció el ceño.
—¿Qué sucede?
Luka suspiró, su expresión grave.
—He sentido una presencia extraña en el bosque. No es un cazador... algo más antiguo. Algo que está perturbando el equilibrio.
Esa noche, mientras descansaban en la cabaña de la abuela de Kim, la tranquilidad se rompió por un sonido bajo, como un retumbar en la tierra. De repente, el bosque pareció temblar. Kim y Luka salieron apresurados, encontrándose con una visión aterradora. De las sombras emergió una criatura antigua, envuelta en sombras, cuyos ojos brillaban con una luz roja intensa.
—¿Qué es eso? —preguntó Kim, con la voz temblorosa.
Luka, tenso, respondió:
—Es un espíritu del bosque olvidado, un guardián oscuro que fue desterrado hace siglos. Ha vuelto para reclamar lo que una vez le perteneció.
El espíritu avanzó hacia ellos, su forma cambiando entre sombras y niebla. Luka, al ver el peligro, se transformó en su forma lupina, con los ojos dorados brillando con furia. Kim, aunque asustado, no dudó en ponerse junto a él, decidido a proteger a su amado y al bosque que ambos habían jurado cuidar.
La batalla fue feroz. El espíritu lanzaba poderosos ataques de sombras, pero Luka y Kim no se rendían. En un momento, el espíritu logró capturar a Luka en una prisión de oscuridad, y Kim, desesperado, luchó con todas sus fuerzas para liberarlo. Recordó las palabras de su abuela: "El amor es la luz que disipa las sombras."
Con esas palabras en su mente, Kim se acercó al espíritu, quien lo miró fijamente. Sin miedo, Kim le dijo:
—No te tengo miedo. Si quieres algo, tendrás que enfrentarte a nuestro amor.
Sorprendido por su valentía, el espíritu vaciló por un momento. Luka, aprovechando la oportunidad, rompió las cadenas de sombras que lo aprisionaban. Juntos, Kim y Luka combinaron sus fuerzas, desatando un resplandor tan brillante que la oscuridad del espíritu comenzó a desvanecerse.
Finalmente, con un grito de desesperación, el espíritu se desintegró, dejando solo un rastro de humo que se disolvió en el aire. El bosque, ahora en paz, respiró con alivio. Luka, agotado, abrazó a Kim, agradecido por su coraje y amor.
—Lo logramos —dijo Luka, con una sonrisa cansada pero sincera.
Kim le acarició el rostro.
—Juntos, siempre.
A partir de ese día, el bosque fue más que nunca su hogar, un lugar de protección, amor y armonía. Aunque nuevas amenazas podrían surgir, Kim y Luka sabían que juntos podían enfrentarlas, porque el amor verdadero tenía el poder de enfrentar cualquier oscuridad.
Fin.