Unos cuantos días después del atentado en la escuela, el padre de Ruth organizaba el velorio de su amada hija. Alan se enteró de este evento debido a que sus padres mantenían comunicación con el padre de Ruth. El día del velorio, Alan se presentó vestido formalmente junto a su familia, llegaron a la casa donde Ruth vivía, se presentaron dieron sus condolencias y se acomodaron en el lugar.
De alguna manera, Alan se encontró con Edgar, su amigo y compañero de clases.
—Hasta que te dejas ver — Dijo Edgar.
—No sé de qué hablas
—Por favor, no te hagas, desapareciste por varios días, no has respondido mis mensajes y de la nada te apareces aquí. Pensé que no ibas a venir
—Perdón si parecía que te ignoraba, han pasado cosas… y aun me cuesta asimilar todo lo que sucedió. No eh podido ponerme en línea por eso
—Bueno, solo no te hundas, lo de Ruth fue una tragedia, pero no es tu culpa, a veces hay cosas que escapan a nuestro control y ambos sabemos que sobre esa chica nadie tenía control. Solo fue un accidente, si hay un culpable es aquel que hizo ese ataque
—Gracias, lo tendré en mente
—Más te vale o ya no te prestaré de mi colección de películas.
—Está bien, pero dejemos de hablar de mi ¿Tú cómo has estado?
—¿Yo? — Preguntó Edgar sorprendido. — ¿Qué te puedo decir? Maté un hombre, pero la policía me dejó ir debido a que fue en defensa de la clase completa. Esas cosas marcan, pero lo superaré.
—Es bueno saber que estas bien
—Si… bien… como sea, ahí está el padre de Ruth ¿Por qué no vas y le das tus condolencias?
—Eso haré, nos vemos luego —
Alan se despidió de su amigo y se acercó al ataúd, donde el padre de la difunta estaba.
—Señor Rentería, yo… quisiera decirle que lamento tanto su perdida
—Sí, deberías lamentarlo… —Respondió aquel hombre con un tono de indiferencia. Alan solo guardó silencio y desvió la mirada por un momento. —Por tu culpa mi hija está muerta.
—Espere señor, entiendo que esté perfectamente enojado, pero…
—¿Pero qué, qué vas a decir? ¿Qué te duele también que se haya ido? Vi los malditos videos de seguridad, tú estabas ahí cuando le dispararon, no hiciste nada para salvarla y no pudiste evitar que se involucrara ¿No se suponía que tú la cuidabas? Por lo que supe, después de que se dañó la cámara huiste y la dejaste ahí. Que gran amigo… — Dijo el mayor mientras desviaba el rostro, era claro que no quería ver al muchacho.
—Yo no pude hac… — Respondía Alan con el tono de voz bajo, esas palabras parecieran que le dolieron.
—No, no podías hacer nada— Interrumpió la madre del muchacho, apareciendo repentinamente con un tono autoritario. —Disculpe señor, no puedo imaginarme el dolor que debe estar pasando, sé que perder un hijo puede desgarrarnos el corazón a nosotros como padres. Ese día, cuando supe la noticia perdí el aliento y sentía el nudo en la garganta, el solo pensar que a mi hijo le pudiera pasar algo me ponía a llorar. Así que si, puedo ponerme en su lugar, pero también intente entender al muchacho, todos sabíamos que Ruth tenía su… forma de ser. —
—Es que usted no entiende— exclamó enojado el padre de Ruth.
—Sí, si entiendo, está furioso, triste, su niña se fue y no volverá, y eso le deja el corazón desgarrado. Pero a veces hay cosas que están fuera de nuestro control y algunas veces las cosas simplemente pasan… así que no se desquite con el niño, él pensó en su vida y eso no es un crimen
—Si me disculpa…— El señor, molesto, los dejo a ambos.
—Cielo, creo que lo mejor será que nos vayamos a casa — Dijo su madre.
—Yo también lo creo… solo dame un segundo para despedirme…
La madre del muchacho acepto y le dijo que iría a buscar a los demás, mientras tanto, Alan se acercó al ataúd donde reposaba un cuerpo sin vida que contrastaba con lo radiante y enérgico que una vez lo fue en vida.
—Ruth… sabes, esto no es fácil para mí, hace no mucho me regañabas como de costumbre y ahora… bueno estas aquí. En fin, solo quiero que sepas… que voy a encontrar a quien te hizo esto y lo haré pagar. Pero más que eso, voy a descubrir el motivo por el que terminaste así, al parecer, esto puede ser más grande de lo que parece, te prometo que descubriré el porqué de todo esto. Espero que donde estés te encuentres bien… Adiós
Alan se despidió con esas últimas palabras y se marchó del lugar junto con su familia, dejando atrás aquel ataúd que resguardaba el cuerpo de alguien que durante toda su vida estuvo ahí para apoyarlo.
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Editado: 10.08.2020