El Caballero Fantasma

10. Un Nuevo Amanecer

 

Alan, cansado y herido por su reciente enfrentamiento, se quitó de encima la ropa que llevaba durante todos los eventos de la noche, dejando ver así que su uniforme escolar se encontraba debajo de todo eso. Discretamente salió del callejón y se encaminó a la preparatoria.

Con la moral baja, tomó de su casillero su mochila, que había permanecido ahí desde el incidente y se dirigió a su aula. El ambiente se sentía pesado, todos guardaban silencio, no era fácil para nadie retomar clases y actuar como si los asientos vacíos no les hubieran pertenecido a las personas más preciadas que algunos pudieron haber tenido, que personas que los habían acompañado tanto tiempo de repente ya no estén.

Alan en particular se quedaba callado en su lugar, Edgar que siempre era alegre y atrevido, su amigo de mucho tiempo, no se atrevía a dirigirle la palabra, no por malas intenciones, si no por el temor de decir algo que pudiera herir a su amigo. Mientras tanto Alan tenía en su cabeza muchas dudas sobre lo que estaba pasando, cosas que su cerebro no lograba comprender, cosas que simplemente asociaba a la ficción, pero que negaba a aceptar simplemente porque si, él quería que le algo le explicara lo que sucedía detrás del telón.

Las horas pasaban, y el día, aunque triste, transcurría como cualquier otro, todo estaba sucediendo pacíficamente. Por un momento, Alan había olvidado sus preocupaciones y regresó a ser un chico ordinario con una vida escolar ordinaria.

Pero de pronto una repentina explosión hizo volar los vidrios de las ventanas junto a Alan, y la fuerza del viento envió él y sus compañeros a volar al otro extremo del aula. Alan se levantó rápidamente a pesar de que se sentía aturdido para confirmar el estado de sus compañeros, para su suerte se encontraban todos bien, aunque el miedo en sus rostros se miraba a simple vista. Por lo que, al ponerse de pie, corrió rápidamente hacia la ventana para ver lo que sucedía.

Con sus ojos pudo apreciar que el puente que conectaba su edificio con el de al lado se estaba derrumbándose mientras los escombros estaban en llamas. Al voltear al otro extremo, miró un enorme grupo de camionetas negras estacionadas en la entrada del colegio y otras más afuera en la calle. Sujetos con pasamontañas y chalecos antibalas tenían la entrada cubierta, protegiendo cada ángulo con enormes rifles de asalto. Pero de entre todo el panorama, quien llamó más la atención del chico, fue que Julio se encontraba parado en el centro de todo con un lanzagranadas, posiblemente con eso fue con lo que derribó el puente.

De pronto Julio bajó su arma y tomó un altoparlante, con el que habló con fuerza.

—¡Sé que estás aquí!... —Exclamó Julio con gran intensidad. —Me estuviste jodiendo mucho, me quitaste elementos, mercancía, perturbaste mis negocios y a mis colaboradores mientras balbuceabas sobre hacer pagar al responsable por el ataque a este mismo lugar, no eres más que un estúpido niño que juega a ser el súper héroe. Te lo dije antes y te lo voy a repetir ahora, nadie que se meta conmigo vive. Así que sal de una vez Phantom, o acribillare a cada maldito niño en el plantel hasta que aparezcas.

Tras terminar estas palabras, se dio la vuelta y dio indicaciones a sus hombres para comenzar a disparar, entonces cada hombre tomó su rifle y sin reparo alguno, comenzaron a disparar contra las ventanas y paredes de ambos edificios.

—¡Todos al suelo! — Gritó Alan antes de tumbarse al piso y arrastrarse tratando de evitar cualquier disparo.

Mientras tanto sus compañeros también lo hacían, siguiendo la respectiva indicación.

—¡Edgar sácalos de aquí, llévatelos al otro lado del pasillo!

Edgar luego de reaccionar, comenzó a ayudar a sacar y guiar a sus compañeros de clase que se encontraban más cerca de él, aunque esa era la intención, no pudo evitar que algunos de sus compañeros comenzaran a correr despavoridos. El pasillo y el edificio en general estaban hechos un caos de gente que corría del temor buscando un lugar seguro, todos se amontonaban y volvían todo un mar de personas muy denso.

Alan aprovechó esta situación para desviarse y tomar las escaleras que iban hacia el techo del edificio. Mientras subía con prisa, cuidando que nadie lo viera subir, sus preocupaciones sobre el bienestar de sus compañeros crecían.

—Maldición... —Decía al viento mientras sus ojos comenzaban a mostrar una expresión de rabia. — Esto va mal, no tengo con que cubrirme, si no salgo los van a matar a todos, pero si lo hago sabrán quien soy y quien sabe lo que podría pasar si se hace público lo que hice....

—‹‹Creo que yo puedo ayudarte con eso...››

Nuevamente la voz dentro de la cabeza de Alan comenzó a hablarle.

—¿En serio?

—‹‹Si... ¿Recuerdas la primera vez que usaste tus nuevas habilidades? Tenías una capa negra cubriéndote, supongo te has ganado el set completo››

—¿Eso también incluye la fea máscara de calavera?

—‹‹Podrías decir que eso es como un uniforme, uno que tu no necesitas, así que voy a tener que darte otra cosa...››

Alan corría con prisa hacia el techo, mientras que debajo de él la multitud de jóvenes causaban revuelo del pánico que sentían. Por cada paso que daba, pequeñas flamas negras que flotaban parecían quemar el aire, y contrario con lo que se esperaba, las flamas no consumían ningún tipo de material, sino que, por el contrario, las flamas parecían tejer una elaborada gabardina negra, los pies de Alan se prendían en llamas que hacían aparecer grandes botas negras con estilo gótico, por encima de su uniforme y debajo de la gabardina, un chaleco negro se tejía haciendo juego con unos pantalones oscuros que cubrían por completo a los de su uniforme.

—¡Phantom!— Gritaba Julio por el alto parlante. —Tienes hasta que cuente cinco para salir o mis hombres entraran a acribillar todo lo que encuentren a su paso... cinc....

De pronto se escuchó una rápida ráfaga de disparos que no duró ni dos segundos, al buscar la causa, Julio se percató que las cámaras de seguridad disparaban chispas y era muy notable que se encontraban dañadas, preocupado por el ataque furtivo, todos se pusieron en guardia, apuntando y buscando en todas direcciones. Fue entonces cuando Alan cayó de las alturas, aterrizando sobre el techo de una de las camionetas, destruyendo la carrocería al sumir el techo con tanta fuerza que este se aplanó e hizo estallar los vidrios.




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