El caballero y la señorita

Capítulo 14

Todo es probable

Las cartas se convirtió en una costumbre y en algo emocionante, algo prohibido, escondido, con cada carta nos conocemos un poco más, se habla de cualquier cosa del liceo, de la familia, pensamientos, los gustos, las ideas y todo para conocernos un poco más, gracias a esas cartas conozco más a mi señorita sé que va para terapias para ayudarla a integrarse a la sociedad, superar sus miedos, ser más independiente, de niña le costaba leer y escribir no fue fácil por eso tenía otro maestro que la ayudaba, le recomendaron que leyera cualquier cosa para que sea más fácil entender las palabras y su comprensión, puede leer los labios pero uno tiene que estar enfrente, le recomienda salir un poco más, no es fácil, es un poco insegura, pero de lo que si me doy cuenta es que tiene un gran corazón, trata de ver el lado bueno a las cosas, no se queja de su discapacidad, sabe quién es, ella puede pasar horas viendo algo, es feliz a su manera, me doy cuenta que la sonrisa que tiene en su cara no es una fachada, porque quiere conseguir algo como en muchos casos, es natural, es sincera, cada vez que nos vemos y nos damos las cartas porque hay veces que hacemos dos cuando tenemos días sin vernos es algo muy loco siento una conexión, podremos mirarnos a los ojos y no cansarnos, sé que cada día lo que siento por mi señorita va aumentando y cada carta me está ayudando para a firmarlo.
Empiezo a recoger las cosas de la sala de Andrea, Elizabeth se fue para la cocina con Leonel, Andrea fue a buscar a Regina para la escuela, yo recogo las cosas, estoy cansado estás tareas me van a volver loco, la ventaja es que ya se acerca diciembre y significa vacaciones, con el liceo y el béisbol no doy para más, aunque mi abuela dice que estoy en la flor de la juventud, siento un papel que golpea el cachete izquierdo, voy a matar a Leonel no estoy de humor, cuando me volteo, veo a una hermosa señorita con un su uniforme del liceo, la miro de abajo a arriba hasta llegar a su cara, sus labios y sus ojos grises, automáticamente se coloca en mi cara una sonrisa, camina y se sienta a mi lado, el cabello lo lleva suelto y nos quedamos mirando, hasta que se voltea y saca una carta yo sonrió más, busco mi bolso hasta sacar dos cartas, ella me mira emocionada y con una gran sonrisa, estos días solo nos vemos, nos damos las cartas a escondidas y después la leemos cada quien, saco mi cuaderno y busco el lápiz.
- Hola mi hermosa señorita, como estás?.- Le entrego el cuaderno y lápiz con una sonrisa que ella me devuelve.
- Hola caballero, muy bien y tú?.- No puedo evitar que sonría más cuando leo caballero.
- Ahora que la miro y está a mi lado mejor.- La veo negando con la cabeza y con una sonrisa.
- Cualquiera cree que no me haz visto.- Asiente con la cabeza.
- Nunca es suficiente mi señorita preciosa y a que se debe que tenga el placer de verla?.- Cuando le entrego el cuaderno le coloco una sonrisa de lado.
- Si eres mentiroso, he venido de casualidad mi mamá fue a buscar a Liam a la escuela, vino para preguntar si iban a buscar a Regina o ella se la traía, a la final se fueron las dos, mi madrina me dijo que me quedara aquí en su casa para no estar sola y que estaban ustedes.- La miro mientras ella me está viendo con sus ojos grises, agarró el lápiz.
- Venga le tengo que agradecer a la bruja porque por una vez, hizo algo bueno y te puedo ver.- Cuando Leilani termina de leer niega con la cabeza y quita su sonrisa.
- Si eres exagerado.- Me mira mientras se quita el cabello de la cara.
- Exagerar no es malo querida mía.- Le entrego el cuaderno con una ceja levantanda.
- Depende del caso.
- Ya quiero leer tu carta vamos a ver qué me vas a contar.- Le entrego el cuaderno moviendo las cejas de arriba a abajo.
- Vamos a ver qué me vas a contar en las dos que me diste, seguro me vas a hablar del béisbol.- La miro que coloca una pequeña sonrisa.
- Bueno tu me hablas de tus libros y películas que no entiendo nada, y yo te hablo del béisbol así ninguno se aburre.- Asiento con la cabeza.
- Yo no me aburro leyendo tus cartas, creo que el que se aburre es otro.- Me señala con los ojos.
- No señorita, yo no me aburro leyendo tus cartas.
- Eso espero, caballero de armadura.- Cuando leo coloco una sonrisa.
Leilani se levanta del mueble, yo hago lo mismo llevándome el cuaderno caminamos juntos hasta llegar a un pequeño patio que tiene la casa, la brisa mueve su cabello, yo respiró hondo, ella se sienta en un escalón y yo hago lo mismo, me le quedo viendo y ella me mira con su sonrisa, levanta una mano y me empieza a señalar el cielo, ella levanta la vista para el cielo yo hago lo mismo, veo el cielo que está gris con ganas de llover, las nubes se mueven lentamente, yo coloco una pequeña sonrisa, baja la mirada y me encuentro con la de ella, toma el cuaderno y el lápiz.
- La mejor pintura es el cielo y muchas veces no la vemos.- Leo sus palabras y la veo con una sonrisa.
- Puedes que tengas razón.- Le entrego el cuaderno y el lápiz.
- Una de las ventajas de observar es que te ayuda a seleccionar y a ver los pequeños detalles.
- Como es tu mundo mi señorita?.- Le entrego el cuaderno es algo que siempre he querido preguntar, es díficil de explicar pero tengo que saberlo, la veo escribiendo, me entrega el cuaderno.
- Es muy díficil de explicar, nacer así y mi mundo es lo único que conozco este silencio absoluto es mi realidad, no te lo puedo explicar porque no sé cómo hacerlo hasta que lo vivas lo entenderás.- La miro que se encoje de hombros y con una pequeña sonrisa.
- No quisieras conocerlo saber qué es por lo menos la música o algo.- Le entrego el cuaderno, veo como abre sus ojos y empieza a escribir, solo espero que no me haya pasado y no se enoje, me entrega el cuaderno.
- Spencer no se puede extrañar a algo que no conoces, sabes prefiero vivir mi realidad que es este absoluto silencio a estar amargandome la vida por algo que no tendré y nunca tendré, tengo dos opciones aceptar mi realidad vivir con ella y ser feliz o vivir en una ilusión y en algo que se que nunca pasará.- Levanto la mirada y la veo con una pequeña sonrisa y asintiendo con la cabeza.
- Te admiro, eres mucho más madura que yo, no te quejas de tu discapacidad y tratas de ser feliz apesar de todo.- Cuando le entrego el cuaderno y la miro se que la curiosidad ya no hay, ahora sé que Leilani me gusta y que quiero algo con ella no tengo dudas.
- No puedo cambiar las cosas pero si decido vivir feliz y aceptar mi realidad caballero, no es fácil pero esto es lo que me tocó vivir.
- La señorita me está enseñando más a mi que yo a ella y me encanta.- Le entrego el cuaderno con una sonrisa y se que es verdad está muchacha me va a volver loco.
- No, todos tienen una historia que contar y algo que enseñar eso es lo que me dice mi psicologo, tu también me estás enseñando muchas cosas caballero.- Mi sonrisa crece con ella mi corazón se acelera.
- Ahora que vamos hacer señorita.
- Vivir, aprender y ser feliz caballero eso es lo que pido, de lo demás ya veremos.
- En eso tienes razón.
Leilani me mira con una sonrisa y yo se la devuelvo, ambos nos miramos a los ojos, ahora estoy seguro que ya no la quiero conocer por curiosidad si no la quiero conocer por quién es, por lo que se esconde detrás de mi bella señorita, miro esos ojos que solo me transmite paz, inocente y felicidad, se que Leilani se puede convertir en algo que yo no podré controlar y que podremos salir lastimados los dos pero también se podrá convertir en algo maravilloso, como en esta vida todo es probable.




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