el camino de Alessandra

capítulo 3

Coral no deja de seguirme, ha pasado una semana desde que la ayudé en el callejón, y ahora se pega a mi desde que salgo de la casa hasta que vuelvo, incluso se hizo amiga de mis padres y a veces la dejan entrar. Es toda una molestia.

— entonces ¿no trabajas ni estudias? — me dice Coral mientras me sigue calle abajo en dirección al autobús que va al pueblo.

— Niña, ya te dije que trabajo a medio tiempo en la librería del pueblo, y no, no estudio, me tome este año sabático.

— ¿por qué?

— ¿Por qué no dejas de seguirme?, tengo que hacer mis cosas, ¡LARGO! — le grito mientras me detengo y la miro fijamente, sé que eso la intimida.

— Me has salvado y estoy agradecida, por eso te seguiré toda mi vida a donde vallas— la miro raro

— Bien, pero cállate y deja de citar frases de Toy Story— tal como un perrito obediente se queda callada y yo disfruto del silencio.

Me pregunto cómo le va a mi hermano en el entrenamiento de básquet y si esta con Connor. Es extraño, después del incidente del chocolate caliente no puedo dejar de pensar en él, hace mucho no me interesaba tanto alguien, es como si tuviera una cuerda atada que me une a él y entre más me quiero alejar, más me hala para acercarnos. No he vuelto a cruzar palabra con él, pero a veces lo veo observándome desde su ventana cuando estoy afuera en el jardín de mi casa.

— ¿por qué esta semana no has ido a trabajar? — Me detengo abruptamente al escuchar a Coral y esta vez si la miro realmente mal, siento que mis mejillas se van tornando rojas y todo dentro de mí me grita que le haga daño— y...ya sé qu...que no te gusta re...repetir las cosas, me quedo ca...callada.

Creo que esta vez la asuste, pero ya le había dicho que se callara y me dejara en paz, cierro los ojos y doy unas cuantas respiraciones profundas, cuando ya no siento más ganas de golpearla abro los ojos y sigo mi camino.

Llegamos al pueblo y vamos a mi tienda favorita a comprar una botella de agua, Coral no ha pronunciado palabra, y la noto un poco triste, nueva mente siento algo que no descifro, pero sé que no me gusta y como manera de disculpa le compro unos chocolates.

— Toma— digo saliendo de la tienda y lanzándole los chocolates, los agarra sin un mayor esfuerzo y los ojos se le iluminan.

— ¿pa...para mí?

— Yo ehh, bueno yo— se me dificulta mucho decirlo.

— Acepto tus disculpas.

— ¿qué? No te iba a pedir disculpas, ¿por qué habría de disculparme? — Coral sonríe y yo igual, emprendemos camino a la librería.

— Respondiendo tu pregunta de antes, no he ido al trabajo porque no he querido.

— ¿Tu jefe no se enoja?

— Bueno, él es muy buena onda— digo ya estando a solo unos pasos de la librería

— Nicholas, ya volví ¿me extrañaste? — grito al entrar en la librería. Mi jefe viene rápidamente a mi con cara enojada lo que hace que sus ojos café claro se vean más lindos.

— Se puede saber ¿por qué no has venido estos días Alessandra?

— Bueno, pues no quería

— Eres tan irrespon— se interrumpe cuando mira a Coral— ¿Quién es ella? — le da una mirada coqueta.

Cuando volteo y la miro, me doy cuenta de que esta roja como un tomate. Probablemente no se esperaba que mi jefe tuviera solo veinte años y aún menos que sea tan guapo, casi todas las chicas que lo conocen por primera vez tienen la misma reacción.

— Se llama Coraline— dije porque parece que ella acaba de perder el habla— es mi nueva vecina.

— Eres muy gua— se vuelve a interrumpir y me mira tan asustado como si hubiera visto un fantasma— ¿qué haces con alguien que no es Ethan o yo?, ¿la vas a matar? ¡no puedes! — dice tomando a Coral del brazo y posándola tras él, lo miro mal y vuelvo a tomarla ya que cada vez se pone más roja y me preocupa que le esté dando un ataque.

— No seas idiota, te voy a matar a ti si sigues diciendo estupideces. Esta conmigo porque no me la puedo quitar de encima, es más insistente que tu cuando tienes una nueva conquista.

Es lo único que le digo antes de tomar a Coral del brazo y dirigirnos a la sección de terror de la librería, Nicholas nos sigue de cerca.

— Hoy no vine a trabajar, solo a llevarme un libro— le digo mirando a mi jefe que no quita la vista de Coral

— Como quieras igual lo descuento de tu sueldo—

— Como sea— digo rodando los ojos, miro a mi vecina y tiene todo el pelo cubriendo su cara, es evidente que está muy intimidada razón por la cual decido pagarle el libro a Nicholas y salir rápido de ahí.

Por un rato ninguna de las dos dice nada, Coral se queda concentrada en sus propios pensamientos y guarda silencio mientras nos sentamos en la entrada del bosque que cubre el frio pueblo y me dispongo a leer mi nuevo libro.

— No me dijiste que tu jefe era tan joven— murmura después de un rato, cierro el libro y la miro fijamente

— Te gusta

— No no no no— dice con las mejillas coloradas

— Si, te gusta— me levanto y sacudo la tierra de mis jeans, ayudo a levantar a Coral, a veces es como una bebe que necesita que la cuiden a cada momento— cuando quieras saber algo de él, me preguntas y yo te lo digo.

(...)

— ¿A dónde vamos? — pregunta Coral unos minutos después de levantarnos del lugar donde estaba leyendo.

— Te voy a mostrar un claro que encontré hace un tiempo, esta a unos diez minutos dentro en el bosque, ya casi llegamos— le digo y se tensa

— ¿de verdad vas a matarme? — me detengo y la miro con el ceño fruncido, hasta que me doy cuenta de que fue una broma

— Entonces si sabes bromear—

Al llegar, Coral se ve encantada y sorprendida por el claro, la entiendo, yo quedé del mismo modo cuando lo descubrí por primera vez. Me siento cerca de un árbol y Coral se acerca al lago, se quita los zapatos y el vestido lila que lleva puesto y, debo admitir, me sorprende cuando se zambulle sin importarle el frio del pueblo y que probablemente el agua esta helada. Me levanto rápidamente y me acerco a ver si esta bien, para mi sorpresa saca la cabeza riéndose y nada de lado a lado.



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En el texto hay: romance, suspenso, hibrida

Editado: 31.08.2021

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