El molesto sonido del despertador es lo que me hace revolverme en mi cama como una lombriz.
— Ayayay— digo cuando intento apagar la alarma y me caigo de la cama.
Me levanto con el peor humor de todos, y siento que el día no puede empeorar cuando me miro al espejo del baño y veo todo mi cabello enmarañado y hecho un desastre. Pienso que al lavármelo se va a desenredar un poco; estaba muy equivocada, al salir de la ducha me veo al espejo y mi cabello esta mucho peor. Me aplico un poco de crema para peinar y lo agarro en una cebolla mientras me visto con ropa deportiva, al terminar intento pasar el cepillo por mi horrible e incontrolable cabello.
Lo halo algunas veces hasta por fin poderlo medio desenredar, me rindo cuando sé que hoy mi cabello no me va a ayudar por más que lo intente y lo agarro en una coleta alta. Decido por fin salir de la habitación y bajar a desayunar algo.
— ¿qué le paso a tu cabello? — es lo primero que dice Ethan al verme
— Ni siquiera preguntes— lo miro muy mal, y me siento al lado de él.
— Wow mira, es un unicornio. — le digo señalando hacia la ventana
— ¿dónde? — cuando voltea, le robo el plato que tiene con huevos revueltos y tostadas— ¡oye!
—Tu desayuno se ve rico y yo tengo pereza de cocinar— Ethan me mira mal— a demás, quien en su sano juicio creería que hay un unicornio en el patio.
— Bueno pues tú eres una híbrida y yo un brujo ¿por qué no puede haber unicornios?
— Te apuesto tu buso azul a que los unicornios no existen
— Está bien, pero si yo gano me tiendes la cama y haces mi desayuno por dos semanas— cerramos la apuesta con un apreton de manos y terminó de comer el desayuno de mí hermano mientras él se toma un vaso de jugo de naranja.
Salimos de la casa y nos dirigimos a la de Connor.
— Hola, buenos días— dice Connor al vernos
— Cierto que los unicornios no existen— afirmo al verlo, él me mira muy raro.
— Es obvio que si existen
— ¿qué? Claro que no ¿has visto uno?
— Pues no, pero obvio existen
— Si no lo has visto, no cuenta— digo cuando Ethan me da una mirada de "gané" — además, por qué afirmas que sí existen si no has visto uno?
— Porque existimos nosotros— en eso tiene razón
— Está bien tú ganas Ethan, y ya deja de saltar en círculos y gritar que voy a tender tu cama por dos semanas.
Connor se ríe y me mira fijamente unos segundos, cuando volteo a verlo quita rápidamente la mirada.
— Bueno, ya dejen de jugar es momento de entrenar. Coral nos está esperando en el centro del bosque junto con la persona que los va a ayudar con sus poderes.
— Y se puede saber quién es esa persona misteriosa.
— Yo tampoco sé, tus padres lo contrataron.
No decimos nada más y nos dirigimos al bosque, al llegar a la primera persona que veo es a Coral, la cual está sentada en el pasto completamente roja y notablemente incomoda, al mirar más allá veo a
— ¡ALESSA! — grita ¿Nicholas? Mientras corre y me abraza haciendo que los dos caigamos, él encima mío — me alegra saber que ya lo sabes todo
— Suéltame— le digo de manera amenazante, él no se mueve un centímetro— un momento, ¿tú eres el brujo que nos va a entrenar?
— Pues si — dice mirándome desde arriba ya que aún no se quita de encima de mí.
— ¿sabías todo y no me dijiste? — lo miro mal e intento empujarlo, pero sigue sin moverse
— Lo siento pequeña, tus padres me lo prohibieron.
— Bueno vinimos a entrenar no a coquetear— dice Connor mirando mal a Nicholas.
Y a este qué le pasa, pienso mientras Nicholas se levanta y luego me da la mano para ayudar a levantarme.
— Primero vamos a iniciar con su entrenamiento físico del cual estamos cargo Coral y yo, Coral le va a ayudar a Ethan y yo a Alessandra— no me mira y dice mi nombre completo
— ¿por qué no uno solo nos entrena a los dos? — digo levantando la mano como si estuviéramos en un aula de clases
— Porque Coral va a entrenar físicamente a Ethan como humano y yo a ti como licántropo, muchas veces tendrás que entrenar transformada— dice bruscamente
— ¿y a ti que carajos te pasa?
— Menos charla y más trabajo. Para iniciar quiero que corras treinta vueltas por el área— dejo de intentar averiguar el motivo de su mal humor y solo hago lo que me dice.
(...)
— Ya...ya no puedo m....mas— digo acostándome en el pasto, después de que Connor me obligara a hacer tantas vueltas que perdí la cuenta, treinta lagartijas, cuarenta sentadillas y cincuenta saltos (y eso que según él solo es calentamiento)
— No seas tan perezosa vas a tener que exigirle más a tu cuerpo si te quieres transformar de forma cómoda y cuando quieras.
No le digo nada, porque siento que no puedo ni hablar del cansancio, mi hermano Ethan hace algunos minutos termino su entrenamiento y estaba riéndose de mi sufrimiento.
— Yo mejor quiero entrenar con Coral— digo mirando a Connor
— Coral es muy blandita, necesitas exigencia.
— No era una pregunta, voy a entrenar con Coral
— No es una opción, he dicho que no y punto— nos quedamos haciendo una guerra de miradas la cual yo estoy segura voy a ganar, hasta que un mosco me cae en mi ojo derecho.
— ¡maldición, arde! — digo intentando sacármelo y todos están muriendo de risa en el piso.
— No se ríen y ayúdenme— digo, pero nadie hace nada, al contrario, se ríen más fuerte.
— Bueno ya, es hora de iniciar con su magia chicos— dice Nicholas
Nos sentamos en un semicírculo y Nicholas dice que lo más básico es pensar en lo que queremos hacer, un ejemplo es pensar en quemar algo, tener el objeto en la mente y eso se va a quemar.
— ¿no necesitamos varitas mágicas y encantamientos? —dice Ethan
— ¿qué? No seas tonto, no estamos en un libro de fantasía— dice Nicholas mirándolo con cara de "eres un payaso".
Editado: 31.08.2021