capítulo 29

Al despertar de mi merecida siesta. Me levanto con pereza de la cama, y me doy cuenta de que, al acostarme con el pelo mojado, lo tengo super enredado y seco, sin brillo. Me dirijo nuevamente hacia el baño, y agacho la cabeza en el lavamanos abriendo la llave y dejando que el agua caiga sobre mi cabello. Lo lavo con paciencia y aplico bastante acondicionador, lo envuelvo en una toalla y voy hasta el armario.

Me pongo una de mis cómodas sudaderas de color negro y unas zapatillas del mismo color. Al terminar, dejo caer la toalla de mi cabello y comienzo a peinarlo, luego de lograr lo imposible y que mi cabello por fin tomara forma, me aseguro de secarlo bien y luego agarrarlo en una coleta bien alta no muy prolija dejando algunos pelitos sueltos.

— Preciosa, Asher nos necesita— la voz de Connor suena en mi cabeza y supongo que Asher ya está usando su habilidad.

Tiemblo de solo escuchar la voz de Connor y mi corazón comienza a acelerarse, me da nervios lo que Connor puede hacer y más ahora que siento con total libertad, sin ningún bloqueo que me lo impida. Respiro unas cuantas veces, me miro al espejo asegurándome que todo esté en su lugar, voy hasta la puerta, sin embargo, me quedo con la mano en el pomo. No soy capaz de abrirla, es que me siento nerviosa.

¿qué estoy haciendo? Esta no soy yo, con bloqueo o sin el sigo siendo la Alessandra segura de sí misma. Con algo de fuerza abro la puerta y doy un paso hacia adelante, chocando con algo suave en el proceso. Levanto lentamente la mirada encontrándome con la sonrisa tímida de Coral.

— Ay Coral, me asusté, que alivio que eres tú, pensé que eras otra persona

— ¿Quién pensaste que era? —frunce un poco el seño

— Nadie, olvídalo— es en ese momento en que noto sus mejillas algo sonrosada, su respiración agitada y sus labios hinchados.

— ¿Qué estabas haciendo? Te ves algo rara— esquiva mi mirada inquisitiva, y comienza a jugar con sus manos.

— Bueno… yo…yo—

— Alessa muévete— escucho esta vez a Asher en mi mente

— Te salvaste, Asher me necesita, al parecer desesperadamente, es que sin mí no pueden vivir.

Damos la vuelta para ir hacia las escaleras, pero veo a Nicholas saliendo de la habitación de Coral, comienzo a darme cuenta de lo que está ocurriendo, pero lo dejo pasar ya que Asher no deja de llamarme y me está desesperando.

En el final de las escaleras esta mi madre junto con mi padre, tomados de la mano y hablando de algo, al vernos se quedan en silencio y me sonríen con emoción.

— Samantha esta con Ethan en estos momentos, va a comenzar a curarlo— salgo corriendo en dirección a la enfermería, pero algo, o alguien me detiene en el proceso.

Lo siento antes de mirarlo, la electricidad que corre por todo mi cuerpo me hace estar segura, doy una bocanada de aire para calmar mis recientes nervios y volteo lentamente a verlo.

— Déjame ir a ver a mi hermano, Connor— el mencionado me mira con una sonrisa ladeada y me suelta subiendo las palmas abiertas de sus manos al alto de sus hombros en un gesto de que no me está deteniendo.

Salgo corriendo en bien me suelta, y me doy cuenta de que él me sigue muy de cerca, aunque en estos momentos no me interesa, solo quiero ver que mi mellizo este bien. Con fuerza abro la puerta de la enfermería y lo primero que veo es a Samantha con los ojos cerrados, sudando mucho y respirando agitadamente mientras sostiene con ambas manos la cabeza de mi hermano.

Sin saber muy bien lo que hago, me acerco hasta ellos, sujetando las manos de Samantha y cerrando los ojos en el proceso, intentando ayudarla. Ella ni siquiera se inmuta, abro los ojos un momento y me doy cuenta de que ella frunce más el seño y más gotas de sudor bajan por su frente hasta empapar su elegante vestido blanco como encaje. Vuelvo a cerrar los ojos y me concentro intentando darle algo de mi energía. Una sensación como de poner mis manos sobre una estufa hirviendo comienza a invadirme, intento alejarme por el dolor, sin embargo, algo no me deja, es como si de un momento a otro mis manos estuvieran pegadas a las de Samantha.

Un gemido de dolor sale de mi garganta y lágrimas comienzan a salir de mis ojos, tampoco puedo abrirlos. Comienzo a desesperarme y por poco gritó, de no ser por unas manos que suavemente se posan en mi cintura, la sensación tan fuerte y mágica me hacen darme cuenta de que es Connor.

— Tranquila, preciosa, recuerda que lo estas haciendo por Ethan. Yo sé que puedes resistir un poco más, voy a estar acá contigo. — ejerce un poco más de presión en mi cintura.

No me sueltes, quiero decirle, aunque tampoco puedo hablar, él me abraza aun más fuerte y de algún modo soy consciente de que sabe lo que le estoy pidiendo.

El dolor se hace más fuerte, y el pensamiento de que mis manos se están quemando con fuego se hace presente, suelto otro gemido de dolor y Connor disminuye su agarre en mi cintura, sube una de sus manos a mi mejilla derecha y la acaricia suavemente. Lo fría que esta su mano de algún modo me reconforta e intento concentrarme más en pasarle de mi energía a Samantha.

Duramos unos minutos en la misma posición hasta que siento las manos de Samantha moverse suavemente, esta vez sí puedo abrir los ojos, lo hago de forma lenta acostumbrándome a la luz, veo a Samantha mucho más sudada frente a mí con una sonrisa de emoción, separo mis manos de ella lentamente y antes de que pueda decirle algo, se desmaya.

Por suerte, Asher salió de no se dónde, y no deja que se golpeé con el suelo, con suavidad la posa sobre la silla cerca de la camilla de Ethan. Parpadeo unas cuantas veces intentando despejarme, pero comienzo a sentirme tan débil que siento que no puedo mantenerme en pie. Connor de algún modo lo intuye, y, gracias a que no me había soltado, con cuidado hace que me siente a un lado de mi hermano en la camilla.

— ¿Funcionó? —miro a Connor y a Asher