Como si cuarenta elefantes hubieran saltado sobre mi las últimas veinticuatro horas, así me siento desde que recupere la conciencia. Connor me aclaró todo lo que ocurrió y me dijo que fue mi magia, por ese motivo estamos a punto de ir donde Druwid con mi hermano, Connor, Coral y Nicholas, Asher y Samantha dijeron que preferían no venir.
— ¿Segura que tienen ojos?
— que si Ethan, ya te lo he repetido como mil veces.
— Es que igual creo que va a ser muy raro que…— no alcanzo a sujetar a Coral, pese a que soy la que esta más cerca a ella y como si estuviéramos en cámara lenta, veo como se enreda con una rama que sale de la tierra y rueda varios metros hasta chocar su estómago contra un árbol.
— Dios, Coral ¿por qué eres tan torpe? — no puedo evitar regañarla.
Nicholas y Connor salen corriendo al mismo tiempo hacia ella con expresiones preocupadas, Sasuke salta de mis brazos y también va dando saltitos hasta ella.
— ¿estas bien? — la ternura en la voz de Nicholas me sorprende, nunca le había escuchado ese tono de voz con otra chica que no fuera yo. Connor la ayuda a levantar y con cuidado deja que ella se recueste un poco sobre Nicholas.
— Esta bien, es una mujer lobo, algo así no la va a lastimar— Ethan me mira mal y yo me encojo de hombros— es la verdad.
— Alessa tiene razón, estoy bien— Veo como ella se aleja unos centímetros de Nicholas sosteniéndose completamente sobre sus propios pies, aunque hace una ligera mueca sosteniendo su barriga con delicadeza.
Me acerco hasta ella y le doy un golpecito en la frente.
— Igual no seas tan torpe, fíjate bien por donde vas. No queremos que te lastimes— vuelvo a levantar a mi conejo, el cual sigue mirando fijamente a Coral.
Nadie menciona nada más y simplemente seguimos, aunque esta vez es Nicholas quien va al lado de Coral cuidando que no se vuelva a caer.
Avanzamos unos cuantos minutos por el camino que recuerdo. Comienzo a ver las figuras de los árboles y sus extrañas ramas, luego de unos pasos nos acercamos a ellos, Connor me toma de la mano y juntos nos paramos en medio.
— Señor Druwid ¿me recuerda?
— Hola niña, te esperábamos— miro a mi espalda, donde esta Druwid— y trajiste más amigos.
Ethan suelta una exclamación.
— ¡Si tienen ojos!
— Te lo dije
— Niña, ¿estas bien? — veo que le pregunta a Coral, volteo a verla de forma extraña, yo la veo bien, ella solo asiente.
— Estamos acá porque mi magia es muy fuerte y no la sé controlar.
— Si, eso me suponía, pero lo que vamos a hacer no es entrenamiento físico. — voy a preguntarle, pero árbol uno o como se llame, ya se me olvido, se me adelanta.
— Acércate a Druwid
Hago lo que me dice, y me acerco hasta estar a la altura de sus ojos, algo muy extraño, para ser sincera. El árbol levanta una de sus ramas y la acerca a mi rostro, por los reflejos cierro los ojos y retrocedo un poco. Siento algo suave posarse sobre mi mejilla derecha, abro los ojos y veo como Druwid acerca otra de sus ramas a mi cabeza y da un ligero golpe en esa zona.
Lo primero que siento es mareo, pero no muy fuerte, luego vértigo y la sensación crece y crece, comienzo a reír cuando todo lo que veo es color rosado, pero el mareo hace que me balancee un poco, abría caído de no ser porque Connor, con su super velocidad, me sostiene de los hombros.
Hombros, hombros, jajaja que palabra tan chistosa. Río un poco más fuerte y comienzo a decir la palabra hombros en una canción que me acabo de inventar.
— ¿Qué le pasa? —pregunta Nicholas.
— Pasa, pasa, pasaaa— canturreo
— Parece drogada— distingo a Ethan
— Ada, ada, adaaa— Connor me sacude un poco.
— Es normal, equilibré su magia y el efecto es este, solo le va a durar unos segundos.
— Undos, undos, un, dos, dos, uno
— No, que tortura escucharla, Connor cállala
— Llala, llala, llalaaaa.
Connor hace que me siente en el suelo y me sopla la cara por unos segundos, el movimiento me hace soltar una risita, él me acaricia la cabeza por varios minutos hasta que comienzo a despejarme y el mareo comienza a pasar. Sacudo mi cabeza bruscamente y de pronto me siento sin mucha energía.
— Que horrible sensación, fue horrible, horrible, horrble, ay no, aun estoy tonta— me tomo de la cabeza y me sacudo aún más fuerte despejándome más, Connor se ríe, y es el sonido más bonito que he escuchado en mi vida.
— Ya se te va a pasar, aunque no vas a tener mucha energía el resto del día, es mejor que alguien te cargue para regresar al castillo— indica Druwid, yo solo asiento— muy bien ya está. —menciona y de pronto dejo de ver sus ojos.
Miro a mis amigos con confusión y ellos me devuelven la misma mirada.
— ¿cómo que ya está? —Druwid abre uno de sus ojos y lo rueda
— Ya está, tu magia ya esta bien
— ¿así de fácil?
— No fue fácil, ahora, si me permites, estoy cansado— vuelve a cerrar el ojo.
— Bueno… ¿gracias?
Connor me levanta del suelo al estilo recién casados, paso mis brazos sobre sus hombros y recuesto mi cabeza en su pecho, estoy cansada.
— Bueno, supongo que volvamos— dice Ethan
El viaje de vuelta no fue nada largo o probablemente es porque estaba disfrutando la fragancia masculina de Connor y de vez en cuando le soplaba el cuello solo para molestarlo, sé muy bien que ese es su punto débil.
— Cuando lleguemos al castillo la vas a pagar, muñeca— susurra.
No le pongo atención y lo sigo molestando un rato hasta que veo las puertas del castillo, Connor me baja con delicadeza, aunque me sigue sujetando de la cintura.
— ¿Coral? —ella me mira y posa a mi conejo en el suelo con suavidad— estas pálida, muy pálida.
Veo como se tambalea un poco y Nicholas reacciona rápido, intenta sujetarla y ella se aleja con la misma velocidad.
— Coraline, ¿qué te pasa? —su hermano me suelta e intenta acercarse a ella, obteniendo el mismo resultado que Nicholas.
Editado: 31.08.2021