El camino hacia ti. (bl)

Prólogo.

La vida no lo había tratado de forma dulce, eso lo sabía a la perfección.

Y se debatía internamente entre regresar o seguir aislado en el internado.

Claro, no todo fue malo, conoció personas excepcionales en aquel lugar, un claro ejemplo era su compañero de cuarto, Lexis, a quien escogió como su mano derecha y fue su guía los últimos 5 años.

Por las noches recordaba su vida en esa terrorífica mansión, los maltratos hechos por su madrastra y sus familiares, fueron los causantes de su ida.

Comprendía perfectamente el motivo de sus acciones, ellos sufrieron en carne propia el cambio en las leyes y el sufrimiento por el que la raza de los lobos tuvo que pasar para ser tratados dignamente.

Lo sabía, pero eso no disminuía ni un poco su dolor al recibir los azotes y diversas torturas a las que fue sometido en ese corto tiempo.

Su condición como vampiro no le ayudaba en nada. Al ser más fuerte que los demás, sus heridas se curaban casi al instante, por lo que no quedaba marca alguna de los actos cometidos. Dicha condición la odiaba.

Era fabuloso ser un sangre pura y poseer gran fuerza y habilidades, pero resultaba contraproducente en esos casos.

Sabía de sobra que su padre no creería ninguna de sus palabras, estaba cegado por amor.

Aún no comprendía como alguien estaba dispuesto a entregar su vida y razón a otra persona así sin más, solo por un pequeño momento de felicidad.

Esa era la historia de su vida, ser entrenado para llevar las riendas del clan. No tenía otra función.

No se le permitía enamorarse, ni ser cercano a otros más que a su mano derecha. Cualquier otra cosa, se le iba a enviar por escrito, nadie debía tener demasiado contacto con él, no más del necesario, y cuando llegara el momento de casarse, lo haría con otra de su raza para hacer crecer el poderío de su familia.

No iba a elegir a su esposa, tal cosa era un simple sueño para él. Una fantasía.

Odiaba haber nacido dentro de esa familia. Odiaba no tener el poder de decidir por sí mismo aunque sea una sola vez.

Por eso, cuando le dieron a escoger entre regresar a su hogar o permanecer en el internado, eligió la primera opción. Por lo menos en ese lugar hablaría con una o dos personas más.

Era conocedor de que hace tiempo la esposa de su padre se había ido de ese lugar y que ahora vivía a 4 horas de su antigua casa. Él único que permanecía en ese lugar era su hijo.

Su relación con aquel muchacho era buena, nunca discutieron. Recordaba con una sonrisa en la cara las veces que lo despertaba y recibía al llegar a casa. Eran buenos recuerdos.

Se preguntaba qué tan bien le estaría yendo y si ya había crecido un poco, pues el tiempo de crecimiento en los lobos era diferente al de los vampiros.

No había duda alguna, estaba emocionado por regresar a casa.




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