El Canto de la Sirena

Capítulo 1

El Canto de la Sirena

 

1

 

En el medio del océano, cuando se cuentan tantas historias fantásticas de monstruos y dragones de las profundidades de las aguas oscuras, lo menos que puedes pensar es que compruebes que no son sólo historias.

Cuando me embarcaron desde España hacia Inglaterra, no sabía que podría ser testigo de tan mágico suceso, ni que sería tan afortunado de poder contemplar en mi vida el maravilloso resplandor de un mundo que está más allá de nuestro entendimiento, un mundo de magia y de voces etéreas.

En aquella noche fría de invierno, el mar estaba en silencio, y la brisa helada de un viento sereno sacudía mis cabellos, los tenía hasta los hombros por aquel entonces, y sabía que  me los tendría que cortar al ras de la nuca, cuando mi licencia por salud terminara, luego de caer gravemente enfermo por seis meses, y tuviera que regresar al colegio militar de St. Alexander Constantine. Mis padres, quienes hartos de mi comportamiento rebelde, me obligaron a aceptar formar parte de aquella institución para jóvenes menores de veinte años, en donde recibiría una educación estricta y donde debería permanecer hasta terminar la escuela secundaria y luego partir hacia la universidad de leyes, todo estaba organizado, mi opinión no tenía cabida en las decisiones que habían creído mis padres que serían las mejores.

Pero mientras en aquella noche me hundía en pensamientos de nostalgia y melancolía, extrañando a mi hogar, a mis amigos y a mi vida -¡si hasta extrañaba la escuela!- escuché un sonido muy agudo que venía desde el fondo de la embarcación. No podía conciliar el sueño, me dolía el pecho, mi corazón era débil, siempre había sido así, y con mis dieciocho años, pensaba que tenía que vivir lo más que pudiera porque no sabía hasta cuando viviría, y que suerte la mía que al menos sólo tendría que asistir por un año más en el colegio militar y finalmente saldría de aquel horrible lugar. Así que a pesar de mi dolencia, hacía lo que quería, y estaba caminando al tanto que todos los demás dormían plácidamente. Cada vez ese sonido se intensificaba aún más, y no podía dejar de escucharlo, entonces fui hacia donde se oía con mayor precisión, y allí, a lo lejos, aquella magnífica figura se alzaba entre las agitadas olas, ¡era una sirena!, y no lo podía creer, ¡pero ella estaba allí!.***

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.