El birrete de graduación voló por los aires mientras todos nos abrazábamos.
El último día de instituto había llegado a su fin y con él, nuestro esperado acto de graduación. Miré a mis alrededores, luego de que todos comenzarán a dispersarse e ir con sus familias, y me encontré sola en medio de un mar de butacas. Caminé unos pasos para salir de las angostas hileras de pasillo que había entra silla y silla. Una vez logre salir me acerque hacia mi mejor amiga, quien me miraba un poco de tristeza.
-¡Ay Ava! Lo que te voy a extrañar amiga-dijo abrazándome fuerte
-Emma, tienes que ir, en verdad-dije acariciando su cabello
-¡EMMA DEBEMOS IRNOS AHORA!-gritaron desde el auto sus padres
-Cariño, debes ir, este fue tu sueño desde siempre-dije mirándola una vez que se separó de mi
-Lo se Ava, pero te voy a extrañar demasiado-dijo agarrando mi mano-¿Estas segura que no quieres venir nosotros? El apartamento es grande
-Lo siento Emms-dije acompañándola hasta el auto-Ahora ve que vas a llegar tarde-cerré la puerta del auto en cuanto ella subió-Adiós Señor y Señora Marckson
La madre de Emma bajó unos segundos del auto y me apartó un poco de este, supuse que me quería decir algo en privado y la seguí.
-Ava, se quién eres y se dé dónde vienes, tu madre y yo fuimos amigas cuando éramos pequeñas-dijo tomando mi mano entre las suyas-Bueno, ella siempre fue más grande que yo claramente. Supe desde el momento que te vi que debía protegerte como si fueras mi hija, como en algún momento se lo prometí a tu madre-depositó una pequeña cadenita en mi mano y continuó hablando-Llévanos contigo siempre, pero ahora es hora que vuelvas a donde perteneces, nunca encajaras en el mundo humano, busca las respuestas en tus raíces. Vuelve a casa Avalon, encuéntrate a ti misma de una vez por todas.
Me depositó un tierno beso de madre protectora en la frente y volvió al auto en un santiamén, dejándome anonadada con su sinceridad de última hora. Me di media vuelta para volver a verlos y fue allí cuando se despidió.
-Adiós Ava, cuídate querida-dijo saludando con una mano fuera de la ventanilla.
El choche, donde se encontraba quienes yo consideraba mi familia, arrancó su motor y se fue haciendo pequeño a medida que se perdía entre los edificios de la ciudad. Los señores Marckson y su hija Emma habían sido mi familia los últimos, cuando tuve que huir de mi casa, ellos fueron quienes me abrieron las puertas de su casa a mis quince años, ciento quince años si hablamos en mi verdadera edad , y pusieron todo a mi disposición como si fuera su hija de toda la vida.
Caminé a paso lento hacia mi auto que se encontraba en el aparcamiento del instituto, el cual aún estaba lleno de familias y alumnos recién graduados. Un aroma dulce a vainilla inundo mis fosas nasales, este olor se mezcló con uno intenso a café. Al llegar a mi destino, algo me empujo contra la gélida chapa del móvil y me volteo para quedar cara a cara.
-Eres mía, me perteneces-gruño en mi oreja de una forma muy posesiva
Mis ganas de besarlo se dispararon y en un instante había unido nuestros labios, nunca había sentido una necesidad tan grande por besar a alguien y no separarme más. Sus labios se movieron rápido buscando seguir mis pasos, pero en cambio yo deje que tomara el control, abrí un poco mis ojos y lo admiré. Era un hermoso hombre de tez bronceada, con unos ojos de color verde esmeralda, con una expresión fría y tosca en su cara. La necesidad de aire hizo que nos separemos bruscamente, aunque el siguiera encima de mí y yo apretada contra la puerta del coche, pego su frente a la mía mientras nuestras respiraciones eras agitadas y entrecortadas. Inspeccione ahora sus brazos y sus manos en busca del indicio que me dijera a que manada pertenecía, hasta que me detuve en la mano que estaba en mi pecho. Supe que estaba realmente jodida cuando vi el tatuaje en su muñeca. Esa pequeña, por no decir diminuta luna a un costado de su muñeca, con las iniciales de la manada, solo la podían llevar los miembros de la familia real de cada manada.
-Blood Moon-dije aun con mi respiración entrecortada
-Kaylan Moon a sus servicio-dijo poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja-Hacía tiempo que no veía un lobo solitario merodear por los bordes de mi frontera y mucho menos uno tan atrayente
-Alpha Moon-dije acariciando el tatuaje de su muñeca
-¿Me vas a decir tu nombre? Luna-dijo acercándose a mis labios nuevamente
-Avalon Black-dije y él deposito un pequeño beso en mis labios
-¿Que hace una loba solitaria en mi territorio?
Lo miré atónita unos momentos, mientras asimilaba todo lo que estaba pasando. Su pelo castaño era una pequeña melena despeinada que enmarca su rostro, el cual tenía una ligera barba que genera una pequeña sombra, sus ojos esmeralda son los que verdaderamente remarcan su esencia, parecen contener siglos de secretos que han tallado la dureza de su mirada. Se alejo de mí y tomó, suavemente, las llaves del auto, las cuales tenía en mis manos y caminó hacía la puerta del acompañante.
-Puedes responderme en el camino de vuelta si quieres-dijo abriendo la puerta y haciendo un ademan para que subiera-Salvo que prefieras correr
-¿A dónde iríamos?-dije mirando detenidamente cada movimiento que hacia
-A mi manada por supuesto.
Cuando estaba a punto de subir, logre distinguir a mi exnovio, Matthew aparecer en mi campo de visión.
-Espera aquí-dije y caminé hasta Matt
Noté como lanzó un gruñido a mis espaldas y comenzó a seguir mis pasos. Pero en verdad en mi cabeza solo trataba de formular una excusa coherente para que Matt no se volviera loco por la escena que acababa de montar con el Alpha Moon.
-¿Qué haces aquí Matthew?-dije tratando de evitar al perro rabioso que tenía detrás mío, gruñendo como loco
-Es tu graduación Ava-dijo y pude notar el ramo de margaritas, mis flores favoritas, que traía en sus manos-Te prometí estar aquí, por más distanciados que nos encontremos-tiró el ramo a mis pies haciendo que este se desarmara instantáneamente-Pero veo que la gran Ava Black no pierde ni un segundo de su tiempo