CAPITULO I
PRIMER ENCUENTRO
-¿Enserio? ¿Justo hoy?- sé que probablemente parezco una loca hablando sola en voz alta y en la calle. Probablemente avergonzaría si no fuera porqué en un pueblo tan pequeño como este, todos conocen a todos. Así que ya todos saben de mi peculiar forma de ser. -¿Cómo rayos se me olvidaron las llaves dentro otra vez?
-Ehh disculpa- alguien interrumpió mi monologo, por la voz sabía muy bien que no conocía a ese alguien y este precisamente no era buen momento para conocer a alguien nuevo. Decidí ignorar al sujeto en cuestión, mientras buscaba dentro de mi bolso por millonésima vez mi llave.-Eh señorita disculpe- esta vez el hombre me toco el hombro.
-Si no te has dado cuenta me encuentro en algo justo en este momento- dije irritada mientras me daba la vuelta para enfrentar al tipo insistente. Mi molestia desapareció tan pronto vi al hombre frente a mí. El discurso acerca de cómo no molestar a las personas se quedó atorado en mi garganta. Había deducido por la voz que no era alguien conocido y no me había equivocado, solo que eso no era lo que me había callado, probablemente para siempre. Aunque no emitía un sonido eso no me impedía mantener la boca abierta, estoy segura que si en ese mismo momento una mosca hubiera entrado directo a mi boca, no hubiera reaccionado. ¡Ugh! De acuerdo ese fue un pensamiento asqueroso.
-Lo siento por interrumpir tu aparente importante situación es solo que creí que necesitabas esto- puso un objeto delante de mí. No me pude concentrar en tratar de descifrar que era, estaba más pendiente en grabar en mi memoria cada detalle del perfecto hombre delante de mí. Tenía unos pómulos marcados, los ojos oscuros como la noche, una mandíbula fuerte y unos labios que parecían ser más que besables. Y ahora que le prestaba más atención hasta su voz parecía sonar a un canto de ángeles.
-¿Cómo te llamas?- no lo pensé, solo lo dije. Una de mis particularidades, hablar sin pensar. No pude evitar ponerme más roja que un tomate, pero no me retracte.
-¿Disculpa?
-Me refiero a que ¿Cuál es tu nombre? Porque seguro tienes uno, todos tienen uno, por ejemplo yo me llamo Victoria- Ah cierto, otras de mis particularidades es hablar sin parar cuando estoy nerviosa.
-Sabia exactamente a lo que te referías- respondió levantando las cejas, él parecía estar cada vez más irritado.
-Oh, yo lo siento…
-No importa, piensas agárralas o ¿qué?
-¿Agarrar qué?- y ahí estaba de nuevo el ceño fruncido, parecía a punto de explotar.
-La llave- respondió mientras movía mi llave delante de mí. -Así que era eso lo que me estaba mostrando- me dije mientras por fin me fijaba conscientemente en el objeto que había puesto hace mucho rato frente a mí, la reconocí porque tenía un llavero de abejita.
-Ohhh gracias, creo que ese es el tercer repuesto. Siempre suelo perder mis llaves así que dejo copias en al algunos lugares y uno en la cartera, solo que pierdo constantemente el que coloco en la cartera y agarro uno de los que tengo dispersos por ahí para remplazarlo. Lo malo es que ya no tengo más repuestos y creí que este lo había olvidado dentro.
-Me asombra tu capacidad de hablar sin respirar- eso para nada sonaba a un alago y el ceño fruncido en su rostro lo confirmaba.
-Yo lo siento.
-Como sea- no solo se veía irritado, sino que también sonaba irritado.- Me puedes decir donde está la granja de los Macollin.
-Oh seguro, aunque no te vendría mal un poco de modales.
-Creo que preguntaré en otro lugar.
-Solo sigue derecho por diez minutos, te toparas con un desvió que te llevará directo a su granja.- dije mientras él se daba vuelta, para dirigirse a su auto. Todo en él emanaba estilo y poder, incluso su auto.
-Gracias.
-No hay de que…- deje la interrogante implícita, ya que todavía no me había dicho su nombre.
-Benjamín.
-Adecuando para ti, un nombre igual de imponente que tú- otra vez no pensé mucho en lo que dije- ¿Estarás mucho tiempo en el pueblo?- supongo que hablé por la ley de “Es ahora o nunca”
-Depende.- no se explicó más, antes de subir a su carro y desaparecer por la carretera tan rápido que todo pareció un sueño. Uno demasiado lindo si me preguntan.
Me quedé unos segundos viendo por donde desapareció antes de darme la vuela y entrar a mi casa. Esperaba ver a Benjamín pronto.
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Editado: 27.12.2019