El chico de las cámaras (en edición)

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-¿Enserio asaltaron a los Valenzuela?

-Si, mi amor. Por eso, entre todo el vecindario decidimos poner cámaras.

-¿Todos podrémos verlas?

-Si, en una aplicación.

-Pero verán cuando haga un mega oso, ma.

-Entonces tendrás mucho cuidado.

Me da un beso en la mejilla y sale de mi habitación.

No es posible que hayan asaltado a mis vecinos y peor aún, que hayan apuntado con una pistola la cabecita del pobre bebé. ¿A qué grado tenemos que llegar para conseguir cosas?.

La calle era tranquila, podías caminar a las dos o tres de la madrugada sin que te pasara nada. Ahora tienes que ver a todos lados en todo momento.

Camino hacia mi ventana y veo a unos trabajadores instalando las dichosas cámaras.

Era mejor sin ellas. Podías caerte y hacerte la mensa, como si no hubiera pasado nada. Y ahora los vecinos se podrán reír de esas caídas.

Pero, entre esas desventajas estan las ventajas. Ya no tendremos que salir de la cama o de donde estemos para ir a la ventana o a la puerta para saber lo que suceda en las calles. Mi mamá ha de estar feliz, ella es amante del chisme.

Mi teléfono ha sonado, es una nueva notificación de mensaje.

Nina, ¿ya viste que las están poniendo?

si, ahora todos verán mis caídas

Tranquila, ve el lado positivo, Verás caídas, chismes y uno que otro chico.

¿Enserio?. Pía, mi vecina y mejor amiga desde que tengo memoria esta loca.

Deja de decir tonterías y ven a mi casa. Debemos de terminar el proyecto.

Pero, tu casa esta demasiado lejos. Nunca llegaré a tiempo.

No te hagas y apúrate. Te pagaré con pozole que hizo mamá.

No tardó ni dos minutos. Cuando se trata de pozole hecho por mi mamá hace lo que sea. Literal.

Una ves le pago a Alan, nuestro amigo y también vecino, cincuenta pesos por el último plato. Esa ves era un pequeño convívio entre todos los vecinos y todos le pedimos a mamá su rico platillo.

-Amiga, tanto tiempo sin verte.

-Apurate, floja. No quiero tardarme y lo sabes.

A jalones la llevo hacia mi habitación. Este proyecto es muy importante, es el cincuenta porciento de mi calificación final y no la quiero desaprovechar.

Si nos preguntaran <<¿Pía y tú son iguales?>> diría que no. Ella es súper relajada y si llega a pasar con siete hace una mega fiesta. En cambio, yo me esfuerzo demasiado para sacar nueve o diez, mi más baja calificación ha sido de ocho. En pocas palabras, soy la chica matadita.

Hemos empezado el trabajo. Se me hace muy sencillo trabajar con ella porque sabe mucho de tecnología y yo puedo ser tu tía la que no le entiende. Además de que no necesitamos pedir permiso para ir a la casa de la otra.

Nuestros padres saben que, estando juntas, estaremos bien. Mientras no sepan lo que hacemos juntas, ellos seguirán diciendo que somos unos hermosos angelitos-aunque lo somos-.

 Entre tantos regaños y lloriqueos,- porque no guardamos el archivo y se perdió todo- pudímos terminar a buena hora.

Ambas gritamos porque un trabajador estaba en una escalera haciendo su trabajo, pero eso no es todo, ¡Nos estaba viendo!. Nos da una mirada de disculpa y se distrae en sus asuntos.

Me levanto y cierro las cortinas. No me gusta que vean el interior de mi cueva, suficiente tengo con mis papás y mis dos amigos.

Después de ese gran susto bajamos al comedor para comer.

Nunca entenderé a las madres que, cuando ven que hace calor, hacen algún caldo. Podrían hacer algo mas fresco pero no, ellas deciden calor con calor.

-¿Sabes cuando podremos utilizar las cámaras?- no entiendo su emoción por poder ver a través de ellas.

-Mamá dice que, cuando terminen de instalarlas irán de casa en casa para explicarnos su uso.

-No puedo esperar para ver a los papuchos.

Le doy un leve empujón y reímos.

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-Entonces, ¿Me vas a decir quién te gusta?

Decidimos venir al jardín a pintarnos las uñas.

-No, ¿Por qué ha de gustarme alguien?

-Para que vivas la historia de amor más bonita de toda tu vida, hello.

-Ajá si. No es mi tipo y lo sabes.

Y es verdad. Los chicos están en una edad en que son hormonales. Algunos no lo son, pero a mi siempre me tocan los hormonales.

Por ejemplo, Hiroshi. Es un año mayor que yo y medio popular. Él se fijó en mi y parecía que quería algo serio conmigo. Me habló al oído y cuando me dí cuenta ya era tarde, quería algo más. Un tiempo estuvo presionandome pero me negué. Se alejó, no me volvió a hablar y desde ahí, la mayoría me odia. Digo mayoría porque los únicos que me apoyan son Alan y Pía.

Idiotas los de la escuela.

-¿Tú tienes crush?

-Diría ligue.

-¿Lo conozco?

-No, es de otro grado pero es muy sexi.

-Me saliste toda una pilluela.

Al terminar, la acompaño hasta la puerta y nos despedimos de beso. Veo que entra a su casa y me tranquilizo. 

Dirán <<¿Por qué te asustas si solo pasa la calle?>>. Sabiendo lo que ocurre en la calle, me da miedo.

Ya estando en mi habitación, pongo un poco de música. 

El trabajador ya se ha ido con sus compañeros para explicar a los vecinos.

Abro las cortinas y me recuesto en el marco.El cielo está precioso hoy. Últimamente por la contaminación, las nubes son grises pero ahora no. Está limpio, las difuminaciones del amanecer se pueden detallar, las nubes estan blancas y el aire esta fresco.

El timbre de la casa suena, sé que son los trabajadores.

Exlican paso por paso. No es tan difícil como pensé.

-Y así se usan, ¿Tienes dudas?

-No, muchas gracias.

Cierro la puerta y entro en la aplicación. Pongo en práctica lo que hace unos momentos me explicaron y veo claramente lo que hay afuera.




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