El chico de las cámaras (en edición)

8

Es fin de semana y no he querido hacer nada. Mis amigos e incluso Alonso me han mandando mensaje pero no les he contestado. Han venido a buscarme pero les he dicho que se vayan. Mis papás están preocupados pero no les he dicho nada.

Al enterarme del accidente de Han- o Alonso, ya ni se quien es- afectó a mi corazón. No me dió lastima, sino, tristeza. Las personas llegan a ser crueles con los inocentes, tal y como lo ha echo Hiroshi con ambos. No estoy enfadada con mis amigos, al contrario, es impresionante que jamás le han dado la espalda en los peores momentos.

No he leído el libro, se que me afectara la situacion. Se que me contará lo triste que ha estado en estos años. 

Tengo que ser fuerte, pero me da miedo.

Las palabras hirientes de Hiroshi me han llegado a lo mas profundo de mi ser y como ha dolido. Me he prometido estos meses que, lo que paso con él, no me iba a afectar, pero lo hizo. Me ha afectado demasiado que jugó con mi cabeza y he pensado que Alonso solo ha echo esto para estar una noche y jamas hablarme. Pero otra parte de mi dice que no haga caso, que él es dulce y trata de hacer todo lo posible para que yo este bien.

No me he parado de mi cama en estos días, tendría que hacerlo mañana pero no quiero, se que me seguirá molestando. 

Mis papás me han querido dar ánimos como siempre, pero desde hace diez años que no cuento mis sentimientos. 

Los cinco no tienen la culpa, pero no quiero nada ahora. Quiero hablar conmigo misma. Saber controlar lo que siento. 

He llorado. No he dormido, no he comido, no he hecho la tarea- eso me afectará pero no me importa-. Ni siquiera he visto momentos larry o escuchado mi música favorita.

Estoy mal. Mi autoestima bajó. 

Nunca pensé en ponerme así. Ni cuando mis padre murieron estuve de esta manera. Vulnerable.

Mamá toca la puerta y asoma su cabeza, dandome una sonrisa triste. También le afecta el no poder hacer nada para verme bien.

-Mi niña, alguien quiere verte.

-Mami, no quiero ver a nadie. Dejenme sola, te lo suplico- mi voz vuelve a quebrarse, cuando trato hablar lagrimas salen y ya no lo hago.

-Es que, esta aquí.

-Pues dile que se vaya quien sea que este ahi- volteo, dandole la espalda a la puerta y cubriendome con una cobija hasta la cabeza.

Ya no escucho nada, lo agradezco. Pero unos momentos después se escucha una guitarra, luego de eso una melodiosa voz.

i´ve tried playing it cool

but when i´m looking at you

i can´t ever be brave

´cause you make my heart race

shot me out of the sky

you´re my kryptonite

you keep making me weak

yeah, frozen and can´t breathe

something´s gotta give now

´cause im dying just to make you see

that i need you here with me now

´cause youve got that one thing

Él chico sigue cantando, por mi parte sigo de la misma posición.

Siento como se hunde mi cama. Una mano se posa en mi espalda y empieza a subir y bajar, relajandome. Sorbo la nariz y cierro los ojos. Por fin he dejado de llorar.

Murmuros se escuchan fuera de mi habitación, me parece que mis amigos han venido pero no reconozco la voz del cantante.

Termina de cantar pero se sigue escuchando la melodía de la guitarra. Tratan de quitarme de encima la cobija pero no dejo. No quiero que me vean en estas condiciones. Despeinada, con ojeras y el maquillaje del viernes echo un desastre. Hasta huelo mal, no me he bañado.

Escucho pasos los cuales reconozco. De pronto, manos empiezan a moverse en mis costillas, haciéndome cosquillas. Me retuerzo por toda la cama, riendo. La primera ves en todo el fin de semana que rio. Ellos ganan y me quitan todo de encima. El frío llega a los dedos de mis pies pero no me afecta en absoluto.

Mantengo los ojos cerrados, no quiero verles pero se que tarde que temprano lo tendré que hacer.

Al abrirlos, me encuentro con un chico de facciones finas. Su cabello largo, negro y de rizos le tapa un poco la cara y le llega hasta los hombros. Tiene un pircing en su ceja derecha y sus ojos son de mezcla azul con verde. Es él. Ha venido a verme. 

Pronto hace una sonrisa torcida y no puedo dejar de verlo.

Estuvimos así unos minutos, en completo silencio. Mis amigos, mis padres y Mark- quien fue el que tocó la guitarra- parecen notar el como lo miro. Nunca pensé conocerlo en esta situación. 

Ha salido de su casa, solo para ver como estaba. Eso es tierno de su parte.

Todos salen, dejandonos solos. Decido romper el silencio y con una enorme sonrisa le digo:

-Por fin cumpliste tu promesa.

-Creí que asi podría hacerte cambiar de ánimo y vaya que lo logre.

-Gracias y perdón por no contestarte estos días.

-No, tu perdoname por no decirtelo antes. Pero ya le he dado una pequeña lección a Hiroshi, no te hará nada por el resto de su vida. 

-No era necesario, le di una cachetada. Nunca he dado una pero creo que le dejé la mejilla roja.

Se quedó un momento en silencio, dudaba en decirme algo. Le di ánimos tomandolo de la mano. Bajó su mirada y después me miró a los ojos. Relamío sus labios, puso una mano en mi mejilla y dijo:

-De las cosas que dijo mi primo, no les des importancia. Talvez no lo veas, pero eres hermosa. Muy hermosa. Te robaste mi corazón desde el primer momento que te vi. No necesitas maquillaje ni cuerpo perfecto. Lo importante es que me salvaste, cuando me sentía muy mal al estar así, veía algunas fotos tuyas y sabía que no me tanía que rendir. Tu eres mi fortaleza. Jamás te querria en una sola noche. Te quiero para toda la vida.

Y asi, en medio de la noche, sentados en la cama de mi habitación me abraza. Este abrazo se siente tan bien que no quiero que termine. Desde ahí supe que lo quiero cerca de mi y que Alonso es la persona más maravillosa del mundo. 




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