El chico de las cámaras (en edición)

9

Despierto algo asustada. Mis amigos, Mark y mis papás gritan a un lado de mi. Tallo mis ojos y boztezó. Cuando despierto al cien porciento los veo parados frente a mi con un cartel, el cual decía "Feliz cumpleaños" y un pastel con velas prendidas en manos de mi papá. Todos cantaban las mañanitas y yo, algo frustrada, pongo en mi cara una almohada. Tengo sueño.

Al terminar, quitan la almohada y me sientan en la cama. Esto me molesta. Volteo a ver mi reloj, eran las seis de la mañana. Genial, es demasiado temprano. 

-Muchas gracias...- hago una pequeña pausa, ellos sonríen, emocionados- por levantarme tan temprano- al terminar la frase me dan malas miradas. Me limito a reir, me encanta molestarlos.

-Malagradecida, yo, que me pare super temprano para felicitarte y tu me lo pagas asi. Te odio- Pía finje lloriquear.

-Bueno, ya deja tus dramas- dijo Alan lanzandole un pequeño cojín que encontró- ¿Qué se siente tener diecisiete años? Ya estas ruca.

-Mira quien lo dice, el que casi cumple dieciocho- rio por mi comentario.

-Dejen sus peleas infantiles por un momento, yo quiero pastel- Mark soba su estómago. Exagerado.

-Mi pequeña ya es una muchachita de diecisiete, no se tú pero bailarás conmigo la de los ángeles azules.

-Ay papá. ¿No ves que tengo pies izquierdos?

Todos reímos al recordar la ves que Alan trató de enseñarme a bailar y terminó pisoteado. 

-Si, señor, no se arriesgue a que su hija lo pisotie.

- ja, ja, que gracioso. ¿Dónde esta Alonso?

- En un rato viene.

Papá me acerca el pastel y soplo las velas, todos aplauden. Ni recordaba que hoy era mi cumpleaños.

El lunes no fuí a clases, no quería ver a ninguno de esos chicos. Se que se enteraron de aquella pelea y del tremendo cachetadón que le dí a su rey.

Pero hoy, sí o sí tengo que ir. Ayer me dieron chance de faltar pero hoy no, porque puede afectar mis calificaciones. 

Todos salieron un momento para dejarme alistar. Opté por ponerme un vestido rosa, nunca me ponía eso por mis inseguridades, pero que mas da, este es el día en que Nina Dupont por fin utilizaría un vestido. Me puse un poco de maquillaje, Alonso dice que no hace falta que me lo ponga, pero un arreglito no me hace mal, además de que me encanta maquillarme. Los tacones esos si que no son nada sencillos de utilizar, me cuesta un poco de trabajo y vaya que cansan, pero al ser una ocasión especial, los utilizaré.

Hoy no dejaré que nadie me estropié mi día, eso si que no. 

Bajo las escaleras con mucho cuidado sino me parto la madarina en gajos. Todos voltean hacia mi dirección, sorprendidos. Visualizo a Alonso- o Han, ya ni se como decirle- que me mira de arriba haci abajo.

-¿Quién eres y que hiciste con mi amiga?- Alan estaba más sorprendido que todos los demás. Nunca pensamos en verme asi.

-La secuestré y pido cinco mil dólares por su rescate.

-Wow, chica, si que vas a hacer que todos los chicos te miren. Estas mas hermosa que de costumbre- Pía se acerca a mi y me da una vuelta. 

- Mi niña, me da gusto que vuelvas a utilizar lo que mas te gusta- mamá se acerca y me da un abrazo, obviamente lo correspondo y no se nos tarda en unir papá.

Escucho un ruidito. Nos acaban de tomar una foto. Volteamos y nos muestran la foto perfecta. 

-Princesa, literal, lo eres.

Todos hacen un Ohh cuando ven que me sonrojo.

Han me ha contado que mejoró estos meses. Esta yendo a terápias y ya puede caminar, solo que ahora trae unas muletas porque no logra caminar bien, pero algo es algo. Es un gran avance.

Comimos el pastel acompañado de un café. Este momento es mi favorito, mi familia, aquí reunida es lo mas bonito de todo. Asi me gustan los cumpleaños. Me faltan mis tíos, primos y abuelos, pero no me preocupo porque el fin de semana iré a Veracruz a visitarlos.

Mis amigos y yo salimos de casa para ir al colegio. Mark y Alonso nos acompañan y después iran a recorrer las calles. Quieren conocerse más, ya que, por fin son cuñados. No fue nada fácil, el papá de Alan estaba echo furia, esos días se podía sentir hasta la casa de Pía la tensión que había. El señor se desquitaba con todo aquel que se atravesaba en su camino. Pero después terminó aceptándolo, y no solo eso, también aceptó que Alan pudiera estudiar danza. Ese día fue el mejor. 

Al llegar a la puerta del colegio, varios me vaían, unos con caras serias, otros sorprendidos, otros asustados. En fin, ya estoy acostumbrada a que siempre me vean. Unos se hacen una fama buena, pero yo me hice la mala fama.

Los ignoré por completo. Los novios se fueron a despedir a un lugar mas privado- se a que van pero me hago la mensa- mientras que Pía nos dijo a Han y a mi que se adelantaba por unas cosas- que ni eso es cierto, pero bueno-. Estando solos no supe que decir. Durante todo el camino estuvo viendome. No me preocupo, yo también lo estaría haciendo. 

Hiroshi paso por nuestro lado, me comió con los ojos pero equis. Ya no me importa ese idiota, es mas, iré por donde el siempre va. Ya no me esconderé, ya no mas.

Faltaba muy poco para la primera clase, asi que, lentamente me acerque a Han y lo abracé. El lo correspondió dandome un beso en la mejilla. 

Durante todo el día los chicos y chicas me veían pero ya no con odio, sino, con arrepentimiento. No les guardo rencor pero esta mal que después de creerle a ese tonto y saber la verdad- que los amigos de él hicieron saberle a todo el mundo- trataron de pedirme perdón, claro que se las acepte pero ya no mas de eso, mis únicos verdaderos amigos son , Alan, Pía, Mark y Alonso- aunque eso no lo quiero, yo quiero mas-.

Hiroshi ya era el odiado. Siempre dicen que tarde o temprano se conocerá la verdad y vaya que si es cierto. Ese es el karma y tiene que aprender de sus errores. Me sorprendió verlo con la cara moreteada y caminaba gimoteando. La verdad, se lo merecía.




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