El chico de las cámaras (en edición)

20

Después de la aburrida ceremonia-y de haber recibido el diploma al mejor promedio de la clase- mis padres nos llevaron a todos al salón de eventos en donde sería la fiesta. 

Mark iba del lado de la ventana muy temeroso. Sabía lo que hizo y que ahora estaba a nada de morir a manos de Nina Dupont. Alan quedará viudo muy joven.

Pía y Alonso iban platicando muy animados con mis padres sobre quién sabe que cosa. Mark iba temblando mientras cantaba las canciones de la radio. Alan estaba babeando en el hombro de Mark a causa de la siesta que está teniendo. Yo voy mirando mis manos mientras pienso en lo que realmente quiero.

Quiero a Alon de nuevo en mi vida, ya sea como amigo, novio, esposo, amante o asesino pero de que lo quiero lo quiero. 

También va a sonar algo egoísta el querer que no se vaya a Inglaterra. Estaríamos en diferentes continentes y sí, puedo ir a visitarlo pero no sería lo mismo. Pasaríamos de estar viéndonos todos los días a vernos una  ves al mes, mínimo dos veces.

Quiero que cumpla sus sueños. También lo quiero aquí conmigo.

¿Qué se hace en estos casos? 

No me doy cuenta pero siento una mano en mi hombro. Sacudo un poco la cabeza y veo a Alon quien me dice que hemos llegado.

Bajo lentamente del auto. Mis piernas estaban a nada de que se durmieran- ya sabes, esos  cosquilleos que te recorren la parte del cuerpo- y no pienso estar chillando de dolor.

Mis ojos se abren de par en par. Sabía que el salón era grande pero jamás me imaginé que parecía una escuela-por el tamaño-. Era hermoso. Era al aire libre-ojalá que no nos llueva. Igual puse los cuchillos antes de salir de casa-. Era de color blanco y tenía pedazos de color dorado. Había flores de todo tipo. Las mesas estaban con manteles de color blanco con dorado y tenían un centro de mesa con un muñeco graduado y en el tenía varias flores chiquitas. La pista de baile está inmensa, tiene luces de diferentes colores. 

Ya había demasiada gente,  por lo que me quité la chamarra de Alon porque hacía demasiado calor. Ya lo se, extrañabamos su perfume.

Caminamos a nuestra mesa y nos sentamos de la siguiente manera: Mark, Alan, Pía, yo y Alonso.

Miraba fijamente a ese chico que se molesta cuando le interrumpen un beso con su bailarín aaah pero si se lo hace a uno no hay mucho problema. Bueno, una amistad tiene que ser 50/50 uno se enoja y el otro mata, así las cosas.

Como la mesa era redonda estoy a una persona de él y la verdad es que se me antoja jalarle las orejas. Miro por todos lados, nadie puede sospechar de una chica angelical como yo. Paso mi brazo por detrás de Alon y estoy a nada de jalarle esa oreja cuando grita de horror y los demás tratan de detenerme.

-¿Pero cómo? 

-Vimos tu cara. ¿A quién quieres engañar? Si siempre haces ese gesto cuando harás una maldad.

-Te conocemos perfectamente- Pía sube y baja sus cejas, le doy un manotazo y se queja- ¡Auch! Eres muy salvaje. 

-Bueno, sino quieren que lo mate entonces sueltenme o sino les pegaré a todos ustedes.

-¿Pero por qué eres salvaje con mi fuck boy? 

-Porque noviecito interrumpió algo súper iper mega importante. Por eso te vas a quedar viudo.

-¿El beso?- dos de las tres hienas hablaron al unísono.

-¿Eh? 

-Ya lo sabíamos, está cosa-señala a Mark que rechista- lo dijo hace unos momentos.

-Con más razón lo tengo que matar.

-Ni, no tiene nada de malo que intentes regresar con tu ex. Él no es malo como cierta persona- dice señalado a Hiroshi que está en el área de bebidas.

Lo pensé unos instantes,opté por agarrarle la mano a mi mejor amiga y llevarla a los baños en donde, al menos, podremos tener una buena conversación mientras nos retocamos el maquillaje.

-Mira, no es malo, ¿Quieres regresar con él? Entonces vean si funciona. Lo conozco desde la panza de nuestras madres, es bueno y te juro que ya no te hará daño, no mientras yo esté aquí. 

No dejó que respondiera y me lleva a rastras a la mesa. Le reclamo pero no escucha ya que la música está a todo lo que da. 

Pienso sentarme pero me lo impide. Toma de la mano a Alon y nos lleva a los juegos que hay ahí para los más chiquitos. 

-Ahora, quiero que hablen, los estaré vigilando en todo momento y sino lo hacen de la verán conmigo, ¿De acuerdo? 

Asentimos muy asustados. No es por hacerle mala fama pero nunca se enoja, siempre aplica la de papi Harry pero cuando lo hace te deja con los pelos de punta.

Gira y camina a nuestra mesa, en donde Mark y Alan están besuqueandose. A veces me siento mal tercio con esos.

-¿Quieres ir afuera? 

Asiento, le agarro la mano y me recargo en su hombro. Caminamos hacia la entrada y nos sentamos en una pequeña banca que había ahí. 

El viento estaba perfecto, no hacía frío o calor y eso me agradaba. No era team calor o team frío, con que no me esté asando como pollo o congelada como un hielo me basta.

Su mano estaba cálida y mientras pensábamos en lo que íbambos a hablar, jugaba con sus anillos.

Él miraba el cielo, se detenía a ver cada de detalle, por decirte que veía como una estrella parpadeaba y el como se veía el color rojo de ella, o que la luna estaba en su cuarto creciente y lograba ver los puntos grises de ésta. Eso me encantaba de él, que se pusiera a examinar casa cosa, objeto o situación-aunque de las situaciones a veces no lo hacía.

-¿Por qué no confiaste en mí?.

Su mirada llega a la mía. Se toma unos minutos en formular una palabra y contesta:

-Aunque no lo creas, tuve una relación-hace énfasis con sus dedos- hace más de un año.

No me afectó en absoluto si teníamos que hablar sobre su ex novia.

-¿Te fue infiel? 

-No. Ella era muy linda conmigo, pero la sociedad fue la culpable de que yo pueda reaccionar de esa manera contigo. 

«Por el recuerdo de lo que tuve que pasar, causaba mucha lastima y pensé que, cuando los ví besarse, era porque no querías a alguien como yo. A un chico que no podía caminar en ese entonces bien. 




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