El chico de las Poesías [#2]

|Me haces feliz|

-—Tu también eres apuesto, bueno o sea que tu digas que apuesto pues no pero... - hablo en apenas un susurro sin saber como continuar.

-—¿Yo que? -pregunta a propósito.

—Que también eres apuesto, que tu cabello castaño y tus ojos marrones pueden ser bonitos y aunque tu altura sea la de un gigante te hace ver muy bien.

El ríe y antes de que diga algo recuerdo y...

—En una de las notas me felicitaste por batear al capitán del equipo, aunque no fue la primera vez que lo hize y técnicamente ¿me felicitaste por batearte?

— Técnicamente si, antes de que preguntes porque, fue porque el día que me bateaste cuando intenté ligarte en broma me sorprendió que me mandaras al diablo tan rápido y de cierta manera me di cuenta que me gustabas realmente—Me di cuenta que no serías una chica fácil de conquistar— y fue por eso que decidí comenzar a escribirte notas bajo el nombre de el Poeta, y desde que te escribír la primera nota confirmé que estaba enamorado de ti, aunque en el instituto no hacía más que molestarte era por cobarde porque no me animaba a decirte mis sentimientos por miedo a que me rechazarás.

—La primera vez que te batee fue hace tiempo, ¿porque ahora? - pregunto tomando otro poco de helado para contener mis nervios.

—¿Ahora? - dice igual mientras sigue comiendo de su helado.

— Sí, porque decirme que sientes eso por mi ahora y no antes.

—Porque fingir desinterés es para débiles y aceptar las emociones y sentimientos es para valientes. Me canse de ser débil y decidí ser valiente- dijo sin titubear.

Me muerdo el interior de mi mejilla para no llorar, esas palabras me han llegado y mucho.

—¿Sabes porque antes no me animaba a hablarte? - vuelve a hablar al ver que casi lloro y lo hace con voz calmada y viéndome con admiración.

—¿Porque?

—Porque siempre que te veía pensaba que eras la típica chica sangrona, asocial y arrogante. -suelto una risa recomponiendome y se que lo hizo para alivianar el ambiente.

— ¿Sangrona, asocial y arrogante, yo? -suelto con ironía y una risa sarcástica - No poeta, yo soy la chica más sencillas, humilde y sociable, que tu no me caigas bien es otra cosa. - respondo escogindome de hombros.

—Agradezco que seas sincera pero ten un poco de tacto mira que tengo corazón de pollo- río a carcajadas y el me acompaña.

Ambos ya hemos terminado nuestros helados y el vuelve a hablar.

—Me di cuenta que hace unos meses ya no hablas con Dylan ¿estas enojada con el?- sonrió triste al recordar a mi antiguo mejor amigo.

— A veces solo nos alejamos de la personas por estar mejor y no por orgullo o enojo- digo recordando el motivo por el cual dejamos de ser amigos- aunque yo si me alejo la mayoría de veces por orgullo, soy tan orgullosa que si se me cae una lágrima la recogo y me la vuelvo a meter en el ojo- el suelta una risa escandalosa que me contagia.

— Y yo aquí que soy más humilde que una persona pobre- río al escucharlo.

— Oye, primero esa es otra razón por la que tu y yo no podríamos estar juntos somos muy diferentes, segundo ¿porque siempre asumen que la gente pobre es humilde? yo soy pobre y soy bien arrogante.

- Porque somos diferentes es que seríamos perfectos juntos, ¿te imaginas a dos personas iguales? de que hablarían si uno sabe lo mismo que el otro - me quedo callada y tiene razón—tienes razón mi comentario fue muy clasistas, fuera de lugar y no eres arrogante ambos lo sabemos.

Sus palabras me recuerdan a la última relación de mi hermano, ambos tenían cosas en común demaciadas, y es cierto ambos querían contarse sus cosas pero comoa ambos tenían las mismas cosas en común era imposible que no supieran ya lo mismo, crfeo que por eso terminaron.

—Daya - me llama devolviendome a la realidad.

—Lo siento seguía imaginando eso - digo y el sigue hablando.

—Una relación siempre tiene que tener locura y estabilidad así es como funcionan, y respecto a lo de pobres tu no lo eres pero tiene razón- toma el pequeño regalo me lo extiende- Esto es para ti -lo tomo y comienzo a desarmarlo con emoción adoro los regalos.

—Creo que el día que repartieron la paciencia tu estabas buscando la manera para saltarte esa fila y por eso no tienes un granito de paciencia- dice divertido mientras ve como rasgó el papel.

—Yo no sólo hablo sola sino que también me rio de lo que digo- respondo, abro los ojos como platos al abrir la caja y ver su contenido.

—¡ES EL MEJOR REGALO DE TODOS! - grito eufórica al sacar el libro de Alejandro ORdoñez, hace tiempo e querido comprarlo pero no e podido.

— Sabía que te encantaría - dice y por emoción me tiro sobre el haciendo que caiga de espaldas sobre la manta junto conmigo y sin importarme nada lo abrazo- por más abrazos así te regalaré una biblioteca completa- dice y me separo rápido de el, y le doy mi mano para ayudarlo a levantarse.

—Perdón no debí de hacer eso. - me disculpo avergonzada, hace mucho que no recibía un regalo.

—No te disculpas por demostrar tus emociones- dice, yo concentro mi mirada en el libro sin poder creer que lo tengo en mis manos.

— ¿Te puedo preguntar algo?-digo viendolo a los ojos.

—Lo que quieras- responde.

—Si eres lector, ¿porque quieres salir conmigo? -pregunto dudosa.

— ¿Que? - dice viéndome confundido

— Si digo, eres lector entonces también quiere decir que tienes altas expectativas en el amor o ¿me equivoco?

— Correcto no te equivocas - responde sin dejar de verme con esos orbes marrones fijamente.

—Entonces ¿porque quieres salir conmigo?

— Porque tu cumples todas mis expectativas - responde sin titubear y entonces supe que estaba en el lugar correcto, pero quería reír un poco con el castaño.

—Aún no termino de confiar en ti. - le digo desconfiada.

—¿Porque no? -me mira incrédulo.

— Porque tu fama no es muy buena.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.