El Cielo De Evan

Prólogo

 

La tenue luz de la luna entraba por la ventana colándose entre las suaves cerdas de las cortinas creando un reflejo de luz proyectando mi sombra y la de el hombre que se encontraba frente a mi.

Mi mirada azul se centraba en el, en su rostro apenado y en el como tan  solo hace unos segundo sus labios habían pronunciado lo que yo consideraba impronunciable.

—¿Como?—Volví a preguntar.

—No puedo hacerme cargo de un niño—Suspiro—Me gustas Clarisse, pero soy joven y no tengo la necesidad de hacerme cargo de un niño que no es mío.

Aun sin poder responder ante ello lo mire. Richard London no parecía ser el tipo de hombre que se encontraba frente a mi, parecía tener encanto y una belleza que resultaban naturales en el sin contar la gran amabilidad y respeto que me había mostrado ya hacia mas de un mes.

Pero realmente a estas alturas de la vida las personas aun seguían teniendo sorpresas dentro de ellas, sorpresas que a veces te dejan un sabor amargo en la boca y una pequeña punzada justo  en el centro del pecho. Pensé de alguna forma que con el seria diferente que el me aceptaría con el paquete que llevaba a mi lado ya cinco años pero al ver su expresión ahora sabia que no me había aceptado completa y tampoco le daría el lujo de que escogiera sobre mis decisiones y mi vida.

—Bien—Asentí y esquive su mirada.

Aun sin prestarle atención note como sigilosamente se acercaba, sus manos se levantaron con la intención de tomarme entre ellos por lo cual yo retrocedí acto que lo decepciono.

—Clarisse tu eres una mujer espectacular—Me señalo completa—Eres hermosa, segura de ti mismas y con capacidades increíbles pero—Pensó sus palabras, palabras que no quería que pronunciara pues conocía mi reacción ante ello—Tienes un pequeño problema.

Si mirada viajo a aquel rincón que yo ya hace mucho tiempo había condicionado para Julio, en el cual sus juguetes yacían regados en el piso.

—¿Un pequeño problema?—El muy idiota asintió—Te diré algo Richard ¿Sabes cuantos hombres me han dicho  las mismas mierdas que tu solo por ese peque problema?—Al ver cual tenso estaba decidí continuar—Demasiados, demasiados bastardos que decidieron cortar la relación solo por mi pequeño de cinco años, el es parte de mi vida y te lo dije desde un principio, es lo mas valioso e indispensable que puedo tener y ningún idiota me hará menos solo por tenerlo a mi lado ¿Entendiste?

—Clarisse—Llamo.

—Entiéndelo de una vez, el no es algo que pueda o quiera desechar—Note de nuevo su temblorosa mirada—Así que ahora largo.

—Podemos quedar como amigos—Aclaro.

—Yo no podría ser amiga de un bastardo como tu.

Y sin poder decir palabra alguna lo eche, me tumbe contra la puerta y me deje caer hasta que note el frio piso debajo de mi.

Solté un largo suspiro, cerré mis ojos al inminente sentimiento que comenzaba a invadirme y mire aquella foto que se encontraba junto al pasillo en donde cargaba a Julio y una pequeña sonrisa surgía de nuestros rostros.

Me di cuenta de muchas cosas en ese instante y una de ellas es que no podía haber un hombre mas importante que Julio en esta vida para mi.

Con pesadez me levante del piso camine hacia el sofá donde había dejado mi bolso y con mi mano dentro de el saque mi celular y después de un par de tecleos sobre la pantalla la voz de mi madre inundo mis oídos.

—¿Qué tal ha ido la cita?—Pregunto animadamente.

Sabia que el decirle lo que había ocurrido la afectaría mas a ella de muchas maneras mas que a mi, así que solo me limite a soltar un suspiro. Sin necesidad de palabras, sin necesidad de explicaciones o llantos ella podía descubrir que aquel bastardo me había botado.

—Así que ¿De nuevo paso?—Oí su decepción.

—Si—Volví a suspirar— No te preocupes solo son tropiezos.

—Clarisse—Y ante de que pudiera decir alguna otra cosa la interrumpí.

—Voy para allá—Intente sonreír—Julio debe estar esperándome.

Después de esas palabras lo escuche, al hombrecito que hasta ahora le daba un completo llenado a mi vida y el como sin parar gritaba a mi nombre. Eso si me hizo sonreír.

—El ya te esta esperando—Supuse que también lo hacia.

—Entonces voy de camino.

La llamada termino y mi estado de animo subió tras escuchar aquella voz. Antes de salir por la puerta del apartamento con mis cosas en mano di un respiro mas y mi mirada se clavo en aquella fotografía familiar de hacia ya seis años.

Donde todos sonreíamos y estábamos completos.

Donde Jules si aparecía.

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Mis bellos enanos, esta historia al igual que las demás es especial por lo que espero su amor y sus lindos comentarios en ella.
 


 

Espero estén pasando unas lindas fiestas a lado de sus seres queridos.
 


 


 


 




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