El Circo

CAPÍTULO 1:EL CIRCO

Memorizo tener la edad de 12 años cuando en un accidente automovilístico mis padres murieron, mi hermana perdió la pierna izquierda y yo desgraciadamente solo tuve heridas superficiales. Deseo que todos hubiéramos muerto en ese momento, sueño cada noche con el paraíso al lado de mi familia, pero Dios tiene distintos destinos para cada ser humano.

Duré varios minutos gritando por ayuda mientras mi hermana menor lloraba sosteniendo los cuerpos de mamá y papá, uno en cada mano, como cualquier infante aferrado a peluches encontrándose en la oscuridad. Inesperadamente percibí una figura aproximándose desde la sombra de un árbol cercano al lugar de la catástrofe, era un señor de la tercera edad con finas prendas. -Buenas noches criaturas de la creación, mi nombre es Avarice, si lo desean llamenme “Abu” .- Mencionó el hombre entregando un caramelo de limón a mi hermana. Ella no pudo soltar los cuerpos de nuestros padres por el dolor que sentía, así que mantuvo el dulce un momento en su boca sin quitarle la envoltura o tragarlo. -Llame a la ambulancia, ¿No está viendo lo que pasa?-Grité desesperado al Sr.Avarice.-Claro, mejor vamos al hospital.-No dudamos en subir a su camioneta, era una Ford color gris oscuro, apenas diferenciada del negro.

Nos estacionamos en un lugar que por ubicación a mi y a mi hermana se nos hacía realidad. Era el circo de la ciudad, solo abría cada dos años. Al notarlo, mi hermana avanzó saltando en su única pierna emocionada, lo cual se me hizo muy perturbador, pues todavía sangraba sin cesar.-No pongas atención a lo que sucede. Todo es parte del show.-Mencionó Sr.Avarice con una expresión de sarcasmo. Me quedé perplejo al ver como mi hermana no sentía dolor alguno, pues en el vehículo lloraba y gritaba como nunca antes lo había hecho. Negué sobre pensar en la situación, forzando a despreocuparme decidí entrar persiguiendo a mi hermana. No había nadie más que los empleados del circo:Payasos, un elefante, el lanzallamas, las gemelas, el domador de leones, el levantador de pesas y el mago. Un payaso me detuvo y me saludó, preguntó por mi nombre, etcétera, etcétera. Era un tipo muy feliz como para no estar actuando. Tengo el don de identificar sentimientos solo con la mirada de una persona. Mi intriga quería conocer más sobre el payaso, pero note que otro payaso sollozaba en un rincón aferrando su cabeza a las rodillas. Decidí irme. 

  ¿Qué está pasando? Hace un momento veía como mi hermana no tenía pierna izquierda, ahora, se notaba muy feliz corriendo con ambas piernas, las dos reales. Cuando la observé, salté a abrazarla, ella se sorprendió y me devolvió el abrazo. Me sentía como en un sueño, mejor dicho, como una pesadilla. Recordé las palabras del Sr. Avarice, así que supuse que todo lo que ocurría era falso. 

Avarice nos dirigió a mí y a mi hermana a la habitación que a partir de ahora será nuestro dormitorio. Sumamente contenta mi hermana saltó a la cama y cayó recostada, se durmió a los pocos segundos. Mientras yo esperaba que al despertar, volvería a casa con mi hermana y con mis padres, mamá preparando el desayuno, mientras papá leía mitología griega y mi hermana y yo nos alistamos para asistir a clases. Por mala suerte, esto no es así.




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