Era una noche de verano, hacía viento pero no era excesivo. La zona estaba iluminada por farolas, una de ellas parpadeaba cuando unos hombres pasaron por debajo.
—Vosotros id por ese camino, nosotros iremos por ese de ahí—Los hombres iban con uniforme oscuro y con un arma azul, se disponían a buscar a una sola persona. —La quieren con vida, no lo olvidéis, ni se os ocurra matarla.
—Meiga ¿nos vas a dar alguna explicación? ¿Qué está pasando?—Dijo una de las cinco chicas. Tenían entre 22 y 23 años y estaban escondidas entre los arbustos.
—No hay tiempo para eso. Además ninguna me creería así que es mejor que no os diga nada.
—¿No confías en nosotras?—Preguntó otra de las cinco, esta era rubia, la única del grupo.
—¿Quieres que te diga la verdad? En este tema no. Cuidado, agachaos o nos verán.
—No entiendo nada—Dijo otra de las chicas.
—Como he llegado a este punto…
Cinco días antes. Era un viernes, 20 de Julio del 2021. Como cada día, Meiga iba a trabajar a la tienda de magia, estaba una calle más abajo que su casa. Llegó y lo primero que vio al entrar fue a una mujer joven con un sombrero que tapaba su cabello y con unas gafas de sol oscuras.
—Em... perdone ¿quiere algo?
—Oh pues sí, nadie me atendía así que estuve esperando.
—Lo siento mucho, ¿cuánto tiempo ha estado esperando?
—No mucho, diez minutos más o menos, pero no pasa nada—Meiga colgó su bolso en un armario y en seguida la atendió.
—Dígame, ¿qué es lo que necesita?
—¿Tienes algún libro de magia? Uno que indicase conjuros de amor.
—¿Quiere hacer algún ritual de amor? ¿Tiene problemas con su pareja?
—Todavía no somos pareja, pero lo seremos en cuanto haga el ritual.
—¿Eso no es una obligación para la persona?—Por unos segundos la tienda se lleno de un aura negativa. —Mejor no haga caso de mi pregunta—Se dirigió a una puerta de las miles que habían para cada ocasión. —Quédese aquí, ahora vuelvo con algunos libros.
—Claro.
Meiga bajó las escaleras mientras miraba a su alrededor, era una sala llena de estanterías con todo tipo de libros mágicos, conjuros de amor, rituales, cualquier tipo de magia, incluso también había libros de reliquias (objetos mágicos) y muchos más temas interesantes para leer. En el pasillo de conjuros había la sección de amor e intereses románticos.
—Creo que estos servían—Dijo cogiendo tres. Había más pero no los iba a dar todos. —Vamos— Se dijo a sí misma, aunque eran tres, pesaban lo suyo. Un mal puesto hizo que el primero que cogió se cayera al suelo. Se agachó y lo cogió pero de reojo vio un libro bajo la estantería, que aparentaba tener muchos años.
—Hola señorita, perdone la tardanza—Una voz masculina y anciana le llegó al oído. Era el jefe de la tienda. Dejó el libro donde lo encontró y con los tres libros de amor subió las escaleras.
—Gracias señor.
—Aquí están, tres libros de amor.
—¿Solo tenéis tres?—Al coger los libros, tenía una marca de nacimiento en el brazo.
—Tenemos que hacer limpieza ahí abajo, si encuentro más se lo hare saber.
—De acuerdo, ¿cuánto es?—Preguntó sacando la cartera.
—Invita la casa, es un obsequio por habernos esperado—Respondió el anciano. La mujer contenta se llevo los libros de amor y en cuanto cruzó la puerta empezaron las broncas.
—¿Pero se puede saber de dónde viene? ¿Y qué es eso de regalar libros?
—No te enfades, estoy cansando ya no soy como antes.
—Entonces respóndame a una pregunta ¿Dónde estaba?
—He ido a la junta de hechicería.
—¿Le han convocado otra vez? ¿Por qué?
—Al parecer se ha perdido un diario muy antiguo, nos han convocado a todos los magos y hechiceros de la zona. ¿Tú has visto algún diario por la tienda?
—No… pero ¿por qué iba a haber ese libro en la tienda?
—Puede que el ladrón lo haya escondido sin que nos demos cuenta, iré a buscarlo, si lo encuentran en nuestra tienda nos pueden hacer mil cosas que prefiero no pensar.
—No se preocupe, yo lo buscare, usted descanse o si quiere buscar, puede que lo haya escondido en otra parte para despistar, si es que esta aquí.
—Buena idea, no sé qué haría sin ti Meiga— El anciano jefe de la tienda entro en otra sala mientras que la dependienta Meiga entro en la sala de libros.
—Aquí estas—Dijo cogiéndolo del suelo. —No sé si eres el libro que todos buscan pero sin saber porque me atraes mucho— Dijo mirando la portada. Tenía una decoración dorada y un broche de cierre oxidado. —No sé como habrás llegado hasta aquí ni cuánto tiempo llevas pero estarás mejor en mi casa—Dijo estrechándolo con sus brazos antes de ponerlo en su bolso.
Antes de irse, estaba en la puerta de la tienda cuando decidió preguntarle algo al anciano.
—Sr. Ramón. ¿Le puedo hacer una pregunta?—Dijo acercándose a él. —¿Qué contiene ese libro? ¿De quién es?— preguntó cogiendo fuerte la cuerda de su bolso.
—No te creas que se mucho más que tu, por lo que me han contado mientras estaba en la reunión y de lo que recuerdo de mi juventud, el libro es un diario que perteneció a un hombre que enfoco toda su vida a la crueldad y a la venganza, en ese diario solo están escritos los progresos que hizo con su magia negra, hay conjuros y rituales peligrosos, pero por lo que me han dicho, también hay hechizos de magia blanca, astral, de sangre, y no se si hay alguna más, ah y también hay información sobre algunas reliquias.
—Es una joya para los magos y los hechiceros.
—Por eso tiene que estar en buenas manos, si ese diario cae en malas manos a saber lo que le pasaría al mundo. Eso es todo lo que sé.
—Gracias por la información— Meiga salió después de despedirse de su jefe. Eran la 13:06 del medio día. De camino hacia su casa, la llamaron al móvil. —¿Diga?