- Isabelle - abriendo la puerta de mi cuarto y entrando sin mi permiso.
- siéntete cómoda hermanita- notese el sarcasmo.
Idara ignoró mi sarcasmo como siempre lo hacía.
- Nuestros padres llamaron, esperan nuestra llegada pasado mañana a las ruinas esas - poniendo atención al color rojo de sus uñas.
Observé a mi gemela, a pesar de tener el mismo rostro, éramos diferentes, sobre todo, a la hora de vestir, yo me sentía a gusto con ropa cómoda, mis gafas que no las necesitaba permanentemente sólo para leer pero no me las quitaba porque sencillamente me encantaba como me quedaban, me daban ese aire de intelectual.
Idara era de vestir tacones, peinados y ropa elegante que resaltaban su escultural cuerpo.
Ambas por decisión no consultada entre nosotras pero sorprendentemente habíamos decidido darnos un año de descanso en la universidad, nuestros padres habian decidido comprar una casa vieja, en el interior del pais y ya nos enviaban a traer, dejaríamos nuestro apartamento a cargo de un hermano de mamà, pasaríamos nuestro año de descanso con nuestros padres a petición de ellos, por mí,no había problema, quería conocer la casa que mis padres habían adquirido, según comentaron era una joyita que aún no habían terminado de explorar.
- No le llames ruinas, según papá, es una mansión, las personas del pueblo la llaman la "gran casa"- señalé.
Idara hizo un movimiento con ambos hombros señal que no le importaba, si iba a la casa era para librarse de su último novio quién ya había aburrido a Idara, algo muy común en ella, se enamoraba unos días pero cuando pasaba la novedad, tranquilamente los dejaba con el corazón roto y eso a ella no le afectaba en nada.
Pienso que ella aún no sabe lo que es el amor, bueno yo tampoco pero cuando mi gemela se enamoré de verdad, espero no sufra porque creo fielmente que la vida da vueltas y todo se devuelve.
- Sólo el nombre de esas ruinas es ridículo - frunciendo el ceño- ¿Quién le pone a una casa en su sano juicio "El claustro de Issa"?
- no lo sé, más de alguno de sus dueños en el siglo pasado estaba un poco loquito - terminando de guardar mis pertenencias.
- Supongo te sientes feliz porque esa casa lleva tu nombre, sabes que a nuestros padres eso fue lo que les encantó y les causó gracia que llevará tu nombre - observándome.
- no la compraron sólo por él nombre y lo sabes, les encantó la casa, su estilo victoriano, según entendí fue construida en 1800 y algo, sinceramente me da igual que lleve mi nombre, pueden cambiarlo- revisé a mi alrededor verificando que no sé me olvidaba nada.
- pueden ponerle mi nombre- sonriendo.
Me encogí de hombros, no me importaba si le ponían el claustro de Idara, no conocía esa casa vieja, si me causaba ilusión explorarla, conocer su historia, las personas que vivieron ahí.
- Isa - me reprendió - ya estas soñando despierta, te consultaba si mejor nos íbamos hoy, ya tengo listo mi equipaje y por lo que veo tu ya terminaste el tuyo- esperando mi respuesta.
Me encogí de hombros la verdad me daba igual si nos íbamos hoy ó pasado mañana.
- Está bien - saliendo de mi cuarto.
Suspiré, esperaba que no discutieramos en todo el camino ya que Idara y yo, no nos llevamos muy bien que digamos pero tratábamos de soportarnos.
Cinco horas después estábamos llegando al camino que nos dirigiría a la casa, los lugareños se portaron un poco recelosos al ser desconocidas para ellos,así que nos indicaron mal el camino, haciéndonos deambular 5 veces por caminos equivocados, al final un alma caritativa se apiadó de nosotras y nos dirigió por el que esperábamos era el verdadero camino.
- maldita gente, deben estar riéndose de nosotras por perdernos- murmuraba Idara.
- si hubiésemos avisado a nuestros padres nos hubieran indicado bien el camino - frotando mis ojos.
Idara sólo apretó la boca extrañamente para mí, decidió quedarse callada, la escuché soltar el aire cuando llegamos a una verja con un cartel que tenía el nombre de la mansión:
"Claustro de Issa" y más abajo decía " La vanidad puede llegar a ser tu perdición pero el amor verdadero tu salvación".
Sentí un escalofrío al leer esa extraña inscripción y me di cuenta que Idara sintió lo mismo porque se frotó los brazos.
- abre la verja Isa- sin apartar los ojos de la inscripción
Me baje del auto y apresudaramente abrí la verja.
Una vez pasamos la verja,recorrimos el caminito de piedra que nos dirigiría a la casa, en un total silencio.
Me quedé sin aliento al divisar la gran casa, sencillamente preciosa, tenía 3 plantas,una pequeña torre, se notaba que estaba recién restaurada, al fondo se divisaba un frondoso bosque.
- Vaya, mamá y papá no mintieron con que era una joyita - murmuró mi gemela.
- me encanta - susurre.
- me lo imagino Isa, tú eres extraña, prefieres tener tu nariz enterrada en todos esos libros que lees, antes que estar con gente real- saliendo del coche.
Editado: 10.07.2018