Seguí a mi madre que nos guiaba a la segunda planta,Nicolás llevaba nuestras maletas y de vez en cuando me miraba de reojo y luego a Idara.
La actitud de su esposa yo la había catalogado como la de una loca rematada pero la verdad me importaba poco.
Mi madre entró a una recámara que me dejó sin aliento, definitivamente me sentía como si estuviera viviendo en la época pasada, la hermosa cama tallada, la mesita de noche, todos esos muebles no eran nuevos, me atrevía a asegurar que eran los muebles originales que a través del tiempo los habían ido restaurando.
- Esta será tu habitación Isabelle- murmuró mi madre.
- espero madre que solo los muebles sea lo único viejo que exista en esta casa, porque me niego a vivir sin una ducha digna - murmuró Idara poniendo sus manos en la cadera.
Nicolás observaba con interés a Idara.
- Mira Isabelle, lo encontré en la tercera planta, no les recomiendo entrar aún a esa habitación, hay demasiadas cosas viejas... - la interrumpi al ver que se desviaba del tema.
- ¿Qué encontraste madre? - me emocioné porque mi madre sabía que me encantaban las cosas antiguas.
- esto - acercándose a un objeto que tenía en una esquina, tapado con una sábana, al retirarla me encontré con un hermoso espejo de plata de cuerpo entero, estaba apoyado en un cuerpo de madera.
- Madre, es precioso- me acerqué para observarlo- su marco estaba tallado en diminutos ramilletes de rosas, pasé mi mano por la superficie, me encantaba.
- ¿te emocionas por un tonto espejo? - preguntó mi gemela.
- si hermana, es una pieza única, pasaría contemplandome toda el día en él - sacándole la lengua a mi gemela, lo sé, fui muy madura.
Idara frunció el ceño y se acercó al espejo, apartándome, se quedó contemplando su imagen por un rato, sumergida en sus pensamientos, se encogió de hombros y se apartó.
- muestrame mi habitación madre - adelantandose para salir de mi cuarto.
Me encantaba ese espejo, volví a pararme enfrente de él, pegue un brinco del susto al escuchar la voz de Nicolás ya que asumí que se fue con mi madre y Idara a dejar las maletas.
- tenga cuidado con el espejo, si yo fuera usted no me miraría en él, nunca - tomando las maletas y saliendo.
Vaya, pensé "y yo que estaba muy segura que la única loca era la esposa" pero parece que la locura es contagiosa y Nicolás, ya estaba infectado por la locura, que mal podía hacer un espejo?
Sobre todo este muy lindo espejo del cual estaba segura no me separaría nunca de él.
Creo fue amor a primera vista.
Al anochecer me sentía cansada, me puse mi pijama, acomode el espejo para estarlo viendo desde mi cama de princesa, así me sentía.
No supe a que horas me quedé dormida, solo se que me desperté sobresaltada porque escuché que una voz dulce me llamaba... una voz que nunca había escuchado.
Pensé que lo había soñado, me acomode y me estaba volviendo a quedar dormida cuando escuché.
- Issa, la vanidad es mil veces mejor que el insípido amor
Me senté en la cama asustada por la voz que no conocía ni a su dueña pero parece que a mi si me conocía y para empeorar no podía dejar de sentír que me estaban observando.
Editado: 10.07.2018