El Cliché En Mi Vida

3. Alguien nuevo

Dylan Pov.

Toda la mañana he escuchado sobre la nueva chica, que es muy ardiente o muy linda, que es muy amable además de que su acento es muy tierno o gracioso para otros, tenía la esperanza de encontrarla en las primeras clases, pero no ha sido así, aunque todavía no pierdo las esperanzas. Estoy frente a mi casillero esperando por Simón para ir a la cafetería.

Muero de hambre.

— ¿Qué piensas? —pregunta Simón apenas llega.

—En que tengo hambre y en lo mucho que han hablado de la chica nueva —mencionó recordando como uno de mi clase la alababa y eso que nada más lleva unas horas aquí.

— ¿Ya la viste? Es muy linda.

—Tienes novia —sentenció señalándole con el dedo.

—A mí no me interesa, pero sería un buen partido para ti.

—Deja de buscarme pareja.

Nos quedamos en silencio recargados en los casilleros sin decir nada hasta que escuche a Simón maldecir.

— ¿Qué tienes? ¿Se te olvidó el cumpleaños de tu novia?

—No ese ya fue, es que le dije a la chica que íbamos a comer juntos, pero no sé dónde está ni qué clase tenía ahorita.

— ¿Y?

—Ayúdame a buscarla, yo por abajo y tú por arriba —y así sin más empieza a caminar— ¡Avisa si la encuentras!

(...)

Llevo un rato buscando a una chica de blanco con una mochila gris pero no tengo ninguna señal de ella, estoy a punto de entrar al campo de fútbol cuando recibo una llamada de Simón.

— ¿Alguna señal de ella? —pregunta apenas contestó.

—No, ¿Y Cinthya? —preguntó por su novia, no creo que la haya dejado botada.

—Aquí conmigo, ambos la estamos buscando.

Estoy en las canchas cuando veo a una chica que está en medio de este la cual podría ser a quien estamos buscando.

—Creo que ya la encontré —hablo para irme acercando a la chica.

—Perfecto, te vemos en la cafetería —se despide y cuelga.

¿Qué se supone que le voy a decir?

Tal vez un: Hola, ¿Cómo estás? Y ya después le dices que vienes por ella porque Simón te digo.

Puede ser una buena opción. Me acerco cada vez más, observo cómo cae su cabello por su espalda, siendo sinceros la imagen frente a mí es digna de una fotografía, se escucha una música la cual puedo asegurar es en otro idioma pues no se entiende lo que dice; me paro a un lado de la chica y me siento, esta tan concentrada en su libro que no se da cuenta de mi presencia así que decido detallarla. Trae puestos unos lentes que caen ligeramente por su nariz, más abajo del lugar correspondiente, sus ojos marrones y largas pestañas hacen un buen juego junto a sus labios de los cuales me encantaría poder morder o besar.

¿Qué coño estoy pensando?

Su voz es muy suave pues está susurrando el ritmo de la canción que en definitiva está en español, toque su hombro haciendo que se sobresalte un poco, pero me mire. Sus ojos transmiten calidez además de que podrías estar horas viéndola.

—Hola —saluda sonriente, dios que sonrisa tan más bonita hay gente que tiene hoyuelos en su sonrisa y se ven geniales, pero, ¿Alguna vez han visto a alguien con todos los hoyuelos de la sonrisa? Bueno esta chica tiene todos y se ve demasiado bonita. Ahora entiendo porque decían todo lo que decían de ella, además de que no tiene mal cuerpo, pero tampoco es el cuerpo de una modelo es un punto medio— Soy Ashly.

—Dylan

—Mucho gusto.

— ¿Qué canción estás escuchando? —interrogó curioso

—No creo que la conozcas pues es en español, pero se llama Estrellas Rotas de Kalimba.

Lo sabía.

— ¿Por qué estás acá arriba sola?

—El ser nueva y no conocer a la gente hace que estés sola y qué mejor lugar que este para estar sola.

—Bueno en eso tienes mucha razón.

Quedamos en un silencio cómodo con Love Yourself de fondo y esta chica susurrando la letra.

—No cantas mal.

—Hay gente que canta mejor, pero gracias —sonríe.

Nos quedamos observando unos segundos cuando recuerdo el motivo principal por el que estoy aquí.

—Oye.

—Mandé —responde para recostarse y mirar el cielo.

—Vine aquí porque Simón, mi amigo te estaba buscando para almorzar —miro cómo observa las nubes como si de algo maravilloso se tratara.

—Vaya pensé que se había olvidado de mí, bueno pues vamos.

Empieza a guardar las pocas cosas que tiene fuera además de apagar la música, la ayudo a parar para empezar a caminar.

(...)

Entramos a la cafetería con tiempo para poder comer con tranquilidad y que ella pueda conocer a los demás que estaban en las mesas de las orillas.




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