El Cliché En Mi Vida

6. Cenicienta

Dylan Pov.

Usualmente estaría feliz de tener la clase de fotografía, pero hoy no es el caso, no estoy del mejor humor y a pesar de que pongo atención y anoto todo lo necesario no siento la misma alegría de siempre ¿Saben a lo que me refiero? Siento que es uno de esos días donde haces todo por inercia y no te provoca ninguna emoción solo estás repitiendo una rutina que en otros momentos estarías feliz de cumplir.

—Para su proyecto necesito que encuentre un modelo y representar sus emociones en las fotos, pueden ser las suyas o las del modelo preferentemente las del modelo. Y antes de que digan que no están en la capacidad de hacer eso déjenme decirles que tiene toda la capacidad para hacer eso he visto su trabajo y sé que lo lograran —habla dándonos una mirada que no logro entender— La clase termino —finaliza empezando a recoger todas sus cosas a lo cual todos imitamos.

Estoy recogiendo mis lápices que de alguna forma extraña terminaron en el suelo cuando me es imposible no escuchar una conversación en la cual fui nombrado.

—Sabes que deberás ganarle a él si la quieres como tu modelo —habla uno de los chicos el cual creo es Brad, pero no estoy seguro.

— ¿Estás seguro de que le pedirá que sea su modelo? Es lógico que le vaya a decir a la misma chica de siempre así que dudo que le diga a ella —contesta y estoy seguro de que es Paolo, conozco su voz a la perfección.

Eso no se oye bien.

Pero se entiende lo que quiero decir. Me levanto del suelo asombrando a mis acompañantes que están frente a mis cosas.

— ¿Les puedo ayudar en algo?

—No. Si. —hablan los dos al mismo tiempo. Levanto una ceja burlón.

— ¿Quién va a ser tu modelo? —pregunta Paolo.

— ¿Desde cuándo te interesa eso? —termino de guardar mis cosas para cerrar mi mochila e irme de ahí.

—Es mera curiosidad —suelta metiéndose en mi camino.

—Pues tendrás que quedarte con tu curiosidad —le sonrió irritado— Necesito pasar.

Se hace a un lado pues sabe que no le diré nada por lo salgo del salón para encontrarme con Simón.

— ¿Por qué tardaste tanto?

—Nada importante.

—Definitivamente no es algo de que odies las clases, ¿Por qué estas así?

—No es nada. Solo no tengo ánimos quiero llegar a dormirme y no saber nada de nadie.

No contesta nada así nos mantuvimos hasta el estacionamiento donde cada quien se subió a su carro y tomó su camino. En el camino enciendo la radio en la cual suena Genius de LSD, aceleró tomando el camino largo y hacer más tiempo, de todas formas, lo puedo hacer pues no es como que deba preocuparme por mi hermana. Después de un rato llego donde puedo ver las luces de la sala prendidas, abro la puerta sorprendentemente no hay nadie en la sala, me dirijo a la cocina donde se escucha I kissed a girl.

—I hope my boyfriend don't mind it. It felt so wrong. It felt so right —canta Ashly al mismo tiempo que mueve algo en la estufa.

— ¿Qué haces? —susurro estando detrás de ella.

Se voltea asustada, la distancia no le ayuda con sus nervios pues no logra mirarme a la cara. — ¿Puedes ponerte un cascabel y dejar de hacer eso? —suelta dejándome sorprendido no me esperaba esa respuesta.

—No respondas con otra pregunta y contesta.

—No —sentencia y me da la espalda.

Como si impidiera algo.

Me quedo observando sus movimientos y manera de cocinar, es muy limpia y ordenada si de las cosas que usa hablamos porque su cabello no dice lo mismo me pregunto cómo le hizo para terminar con semillas ahí pues mi hermana no está ayudándole a cocinar. Me quedé ahí, cruzado de brazos hasta que entró mi hermana captando la atención de ambos.

— ¡Dyli! —grita corriendo a mis brazos.

—Pequeña, ¿Qué andabas haciendo?

—Jugando.

—Ya vete a lavarte las manos, la comida está lista —interrumpe Ashly sacudiéndole el cabello a Cathi, mi hermana— Deberías hacer lo mismo —habla cuando la pequeña salió corriendo.

Suelto una risa y salgo de la cocina dejándola confundida, ayude a mi hermanita a lavarse las manos, cuando bajamos nos encontramos con todo servido y una Ashly más limpia esperándonos. Comemos escuchando las historias de mi hermana y mi compañera la cual es muy buena fingiendo emoción además de oír sus historias muy atenta, terminamos de comer para empezar a recoger la mesa mientras mi hermana veía la televisión alguna película de Disney.

—Eres buena fingiendo —dijo mientras seco los trastes que ella lava.

— ¿Qué?

—Respecto a las historias de mi hermana, eres muy buena.

—No estaba fingiendo —susurra dejando de lavar los platos por unos segundos.

— ¿Cómo?

—Siempre me ha entretenido ver qué tan lejos puede llegar la imaginación de los niños y escucho sus historias para descubrir un poco más de ellos —suelta secándose las manos pues ya había terminado.




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