El coleccionista

La vieja. Marvin. –

La vieja. Marvin. –

Con animosidad se enfada, y hasta puede ser peligroso.

Al regresar tenía una carta en la entrada de la puerta principal. Era un sobre que venía dirigido a mí como destinatario. Lo recogí e ingresé a la casa. No lo abrí, y lo deposité en la mesa, pues previamente debía ir al sótano por a realizar unas actividades propias de un coleccionista. Fui a mi habitación y tomé mi portafolios al abrirlo estaban todos los elementos necesarios. Aunque faltaba algo especial. El agua bendita. Sin ella no habría purificación. Esa insoslayable determinación a realizar diariamente mi trabajo me producía agotamiento mental. Así que claudiqué aquel rito para ir al mercado central. Allí debía ver a simón, pero también debía esperar a la cita de hoy.

Al regresar estaba allí el sobre. Me dije que lo mejor es ver de qué se trata. La textura ordenada del papel manifestaba un orden perfecto de quién fuera el emisor.

….() …Estimado:

Marvin está causando muchos problemas. Por favor venga a nuestra morada. Ya no sabemos cómo responder

Mrs. Parker

No es la primera carta que ellos envían. La primera vez fue hace unas semanas cuando me contactaron por ello. Son una familia rustica, sin elementos tecnológicos. Por alguna razón no los utilizan. No tienen celulares, no computadora. Viven en un comercio antiguo.

Ellos en su primera misiva me explicaron que Marvin, era un juguete de su hija Julia. Un muñeco muy particular, de esos antiguos aún mantiene el frac de traje. Dicen que el vínculo entre julia y ese muñeco es tan grande que no pueden separarse. –

Todo comenzó con la primera carta.

…(..)… Nos presentamos estimado Sr. Parker, por intermedio de un conocido (Alonso), quisimos dar con usted. Sabemos de su oficio de anticuario en los albores del submundo de los objetos que guardan una relación con lo inexplicable. No queríamos hacerle una visita en persona, nos sentimos un poco extraños y asustados por todo este asunto. Somos una familia típica del poblado del Korn, a las afueras de la ciudad de Buenos Aires, en la cual usted es oriundo. No crea que no, intentamos, buscar respuestas. Adquirimos a Marvin en un negocio del barrio de la localidad de San Telmo en uno de nuestros viajes. Usted sabe que esos locales guardan muchas sorpresas. Era un muñeco muy llamativo, y Julia se acercó a él. Le confieso que el vendedor de aquel local, tenía un aspecto muy sonriente, como si sus labios estuvieren operados. Me asustó en un momento, pero Julia estaba hipnotizada por ese juguete que se encontraba entre otros.

Sabe me gusta comunicarme por aquí, es porque soy un hombre destinado a la antigua, mi esposa, tiene esa sensación. Sera que tal vez haya sido de generaciones, pero Marvin no está colmando la paciencia ¡Usted debe ayudarnos Sr. Parker!. Solo por el momento le diré que Marvin, no es un muñeco, o mejor dicho lo es. Parece que somos locos, pero espero nos responda pronto a la dirección de remitente, o pueda venir pronto. Nosotros estamos en cualquier horario. Perdone esta forma de comunicación, como le he dicho. No tenemos tecnologías. Solo lo básico. Saluda a usted Atte Sr. Everto Ismael Alfonso Romero -

Al terminar de leer su carta, creí que era alguna persona que estaba loca. No usar tecnologías, podía ser una locura. Le respondí con cierta sinceridad. Siento decirles que, no podré por el momento aventurarme a su domicilio por ciertos asuntos complejos que son de suma urgencia. Le pido disculpas. Esas fueron mis palabras, pero la insistencia de aquellos era muy apresurada.

Luego vendría otra misiva que me alarmó, cuando, entre sus primeras palabras manifestaban que Marvin estaba a punto de cometer una atrocidad. Intenté refrescar mi mente sobre la dirección, y envíe a un viejo amigo que trabajaba para la policía. La ciudad de Korn, es grande me explicó, pero veré que puedo hacer por ti. -

Hasta el momento no he tenido novedades de mi amigo, Ernesto. Sargento de la Policía Bonaerense especial de delitos. Como lo soy yo, él es amante de las antigüedades de colección que son extrañas al ojo humano que no conoce lo que está fuera de lugar. Fuera de lugar me refiero a lo paranormal. –

Chequee mi celular móvil, pero no había mensaje de él. Y pronto vendrían unas personas por aquel producto, hasta que me enviaron un mensaje de texto, haciéndome saber que era imposible llevarlo hoy. Pactamos pues una semana. Ese producto me interesaba, sobre todo sus orígenes. Era un poncho que perteneció a un tal Fausto Cruz, un unitario, que se volvió federal, luchando en las guerras civiles del país ¿Quizás se pregunten que puede tener de interesante? Lo sabremos, pero ahora debo determinar este tema de la carta enviada por el Sr. Alfonso, y ese objeto que responde al nombre de Marvin. -

Deje la carta arriba de la mesita de luz, y me dirigí a la cocina, me prepararía, un café con leche con unas tostadas. Pensé en visitar a la familia Alfonso, y resolver ese tema, mientras colocaba la máquina de hacer café, depositaba la cantidad justa de ello en la gorra. Pronto al encenderla, el agua depositada en su recipiente, se iba evaporando con el calor y el humo, mientras se dibujaba en el aire con figuras, en el insoslayable sentimiento de mis lenes me perdí en el texto escrito en el ordenador, ¿Y no sé el por qué?, en una configuración que resonaba en mi mente. Tal vez Marvin, estaba en mis pensamientos con toda esa historia de la carta. Aunque esa representación se manifestaba como algo un poco más intenso. No le presté atención, y fui a tomar mi móvil, mientras concluía el preparado, del café. Envié un llamado a Ernesto para saber si tenía novedad alguna de aquel sitio. Pero al direccionárselo, solo le marcó una tilde. No tendría internet supuse, así que me comuniqué con él, siendo imposible. Llegué a la conclusión de que su móvil, pudiese estar apagado. -




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