El coleccionista

La vieja.  ¿Un caso de pareidolia?

La vieja. ¿Un caso de pareidolia?

Todo ellos me miran. Dicen que me van a matar…..

No quería tomar éste trabajo, pero la urgencia apremiaba. Fue cuando con un impulso me envío la situación en el texto. Era la casa de una tal señora Worren. Así era su apellido. ¿O es?

Ellos, me miran….me quieren matar. – Se expresaba en un viejo informe de muchos años atrás La señora Worren. Es una excéntrica dama de unos cincuenta y ocho años de edad. Dicen según leyendas quese ven objetos con rostros William..Ese fue el mensaje de mi colega Alonso, quien suele darme los trabajos.

  • Lo siento, pero no tomo, éste tipo de trabajos – Pensé en el miedo que me causaba aquella enfermedad.
  • Sabes que trabajo que se otorga debe cumplirse William. Lo siento, y sé que esto te causa, un terror.
  • Déjame ver como lo resolveré. Aún tengo en pie otro caso.
  • Ok…tu sabes bien lo que haces… -Fue cuando se cortó la cadena de mensajes. –
  • ¡¡Demonios!...no quiero hacerlo….. – Me tomé la cabeza con mis manos por el asunto tanto embarazoso de tener que resolver con apuro aquel inconveniente. Han venido bastantes problemas últimamente, cuando solo surgían algunos por año. – Veré que hacer con ello…. Marvin está aún en la caja en su bolsa de tela que sella todo lo que sea..Lo llevé cuidadosamente al sótano. Sus quejas como las de los demás eran indescriptibles, al punto que salí de allí de inmediato. Ahora Marvin en el sótano de la casa. Había sido toda una odisea lograr que aquella entidad cediera.

Reflexione sobre aquello que ocurrió con la familia Romero. La Carta de mensaje de Alfonso era de hace muchos días atrás, supongo.Una pena por ellos. No es la primera vez que siento lidiar con un caso de tal calaña. El bajo mundo de lo desconocido no toma rehenes, los destruye, y los hacen suyos.

Luego vuelvo a recibir un mensaje de Alonso.

  • William, por favor ve esto… - Me escribe Alonso –
  • ¡Ok!…En unos minutos – Contesté de inmediato - ¿Qué será? – Me preguntaba –

Al abrir aquel formato. Se veía como una historia de terror, titulado “La casa de la señora Worren”

  • Vamos. Será divertido – Expresó John
  • No sé si debemos entrar en la casa de la señora Worren.
  • Ella ya no existe.. – Expresó uno del grupo – Se la han llevado por loca.
  • Entonces si existe. Sigue viva – Dijo la chica
  • ¡Claro que no! – Esta en un psiquiátrico, y no saldrá de allí para nada. – Es como un muerto viviente. – Confesó - Glen.
  • ¿Tú crees? - Manifiesta – Sabrina –

Los adolecentes ingresaron saltando una reja oxidada.

  • ¡Ahh! – Dijo Ernestina – ¡Me corté con el hierro!
  • ¿Estás bien?
  • Si, supongo..
  • ¡AHHH! – Grita Sabrina y Glen
  • ¿Qué ocurre? – Preguntó John
  • Es..esoo

La pared de la entrada parecía tener una mirada. John se acercó, y solo se veía unas hendiduras huecas, producto del desgaste. -

  • No sean gallinas, es solo una pared.
  • Pe..peroo.. algo observaba.
  • No es nada.. Son imaginaciones.

Todos entraron en plena oscuridad, por la ventana que se encontraba abierta.

Pronto un nuevo grito de pánico. y luego otro. Era el velador que se mostraba como observándolos.

  • Es solo un objeto - ¿Cómo pueden asustarse? – Dijo John –
  • Todo parece que nos observa – Dijo Ernestina un tanto aterrada. A pesar d estar oscuro se reflejaban destellos, pronto la luz de aquel velador se encendió.
  • ¡¡Ahh!!!.... El grito de ella se hizo saber – cada pieza del hogar la miraba con tentación. – ¿Dónde están todos? Un golpe detrás de ella, hizo que se desvaneciera en el suelo.
  • ¡¡Auxilio!!, ¡¡Aux!!….!!por favor..!! – Grita alguien
  • Vamos todo está bien – Ellos te quieren, y yo también te quiero…
  • ¡¡No déjenme….!! - Gritó sin consuelo alguno.

El objeto parecido a un interruptor se iba acercando con una alegría inusual. Otro de ellos se dirigía a la siguiente habitación. Era una caja sonriente

  • ¡¡No!!... ¡¡Por favor!! – Gritaba con sus ojos desorbitados, en cuanto aquella caja abría su boca e introducía tornillos en su interior. Uno por uno. Eran de su colección. Una bella caja de tornillo. La mujer se iba ahogando, poco a poco y su estomago se ensanchaba queriendo explotar, hasta que sus poros comenzaron a sangrar..

El otro objeto hacia de las suyas.

  • ¿Vean lo que he conseguido? - Dijo con la cabeza de aquel desdichado y la arrojó al suelo de la habitación siguiente cuyo rostro observaba hambriento, luego lanzaron el cuerpo de la mujer que ya había fallecido. El otro ya era parte de la tierra del jardín junto a un roble que le aplastó la cabeza.




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