El coleccionista

La Vieja. Ella, también es sensible a lo paranormal. Nuevos casos ocurren. –

La Vieja. Ella, también es sensible a lo paranormal. Nuevos casos ocurren. –

Desde que nos vimos, supe que algo en común teníamos.

Fui a la cocina a preparar un poco de té. Té para ella, y para mí. Le coloqué al agua unas yerbas, para calmar la ansiedad, y el estrés. Antes que nada, la situación fue embarazosa. Ella en mi casa, sin que lo supiera. Un extraño. No quería ni imaginar que hubiera sucedido si ella iba en dirección al sótano. Afortunadamente no sucedido. Pues de lo contrario, esto hubiera sido un desastre total. Ella se estaba acurrucada en el sillón, todavía su rostro estaba de color rojo. Eso hacia denotar sus ojos, que también son del mismo matiz. Desde aquí la observaba mirar por la ventana. La orquesta de gatos se había ido, aunque Aron no regresaba. Ella ahora toma su celular, y revisa los mensajes en línea de su Whattapp, parece ocupada. No le pregunté con certeza a que se dedica, su estudio, trabajo, y otras informaciones. No suelo meterme en la vida de las personas. Sin embargo éste encuentro fue muy inadecuado y extraordinario. La pregunta principal, es: ..¡¿Qué hacía en mi casa?!...Y también otras como el hedor, el sonido, y las presencias. Hasta hace unos minutos, presentía que un espíritu asesino estaba detrás de mí con una cuchilla. Y ante la desesperación, concluí encima de mi vecina con un beso, que no se podía decir que fuera apasionado, sino una mera casualidad de la vida. Tengo muchas preguntas, para hacerle, pero sin apuros, porque no quiero jugar con sus nervios. Aún se encuentra en estado de shock. Una intranquilidad que no se puede describir, muy bien que digamos.

Cuando llevé la bandeja ella seguía insumida en su celular móvil, enviando unos mensajes. Deposité la charola en la mesa pequeña, y ella dejó el teléfono unos instantes. Le serví su té, y luego me serví yo, expectante a lo que me dirá. Se sirve dos terrones de azúcar y luego lo bate con la cuchará en dirección a las agujas del reloj. Estaba tomando muy tranquilamente la situación.

  • ¡Bueno! Me gustaría algunas respuestas de ser posible. ¿qué es lo que hacías en mi casa? – Le pregunté sigilosamente con una mirada férrea y dubitativa.

Ella bebió un sorbo, mientras tenía la tasa en su mano izquierda me contestaba

  • ¡Lo siento mucho! No debí entrar sin aviso. Fui a tu casa, luego de almorzar, ya que te quería dejar por las molestias , una tarta que había orneado para ti – Y señala en la mesa
  • ¿Eh? - Me dije. – ¡Claro! No me había percatado al entrar de aquel paquete y con el hedor no podía oler el sabor de la tarta. – Me dije cavilando. – ¿Pero como ingresaste? Estaba la puerta con llave.
  • En ello me disculpo. – Agacho la mirada - La puerta estaba abierta. Sé que no debía entrar, pero estaba en su totalidad, y primero llame a ella. Incluso el gato salió por aquí
  • ¡Es extraño! Cerré con llave la misma – Me dije colocando un dedo en mi cien como pensando en la situación - ¡Ah! Ahora entiendo. La llamada de Alonso por el caso del cuadro. Fue el viento, que aún persiste. – ¿El hedor?
  • A tenía que decirte también, que me ha llegado un mensaje del consejo vecinal, en el cual se ha manifestado que se harán reparaciones en las cloacas de las calles, debido a inconvenientes. No sabes el olor que hay en mi hogar – Toma otro sorbo de té.
  • ¡Eso lo explica! – Manifesté aliviado. –
  • Aún así, quiero pedirte disculpas, no quise entrar por mi cuenta. Hay algo allí dentro que me llenó de curiosidad.
  • Si, debo disculparme por caerme encima de ti – Expresé. Cuando se lo dije, su rostro se puso de color morado.
  • ¡Ehh!…¡Estem!..¡Eh! – ¡¡¡No hay problema!!! - Dice moviendo las manos en todas direcciones - ¡Ja! ¡Ja! – un tanto nerviosa, por el beso que nos dimos de forma directa, e inesperada.

Ambos nos mantuvimos, cada uno, con las manos juntas, avergonzados. No es que fuera un beso, sino por la situación producida.

  • ¡¡Estem!!.. ¡¡Gracias!!..... – Dijo con la mirada a la base de la mesa. Asentí con el cumplido.
  • ¡¡¡Gracias a ti!!!..por molestarte – Le sonreí – Menos mal que no se le ocurrió, ir a la puerta del corredor y descender al sótano – Confesé nervioso por mis adentros. –
  • Oye vi una puerta – Señalo a la dirección justa, en la cual no quería responder – En ese sector sentí muchos ruidos. Incluso creía que estabas allí –
  • ¡¡Ahhh!!...¡¡¡JA!!!..¡¡JA!!..¡JA! – reí para cambiar la conversación – No hay nada, es solo un sótano vacio. Se oye el sonido del aire, que parece que hablara.
  • ¡¡Wow!!..¿En serio?
  • ¡Si! – Y asentí –
  • Nunca lo había oído –
  • ¡¡¡Genial!!!... se lo creyó.. Me dije – Hablando de ruidos, tampoco yo los había escuchado – Pensé.
  • ¡Bueno!..no es raro, para nada. Debo volver a casa, hacer mis quehaceres laborales –
  • ¿Trabajo?
  • Soy diseñadora WEB. Debo realizar algunos trabajos. ¿Y tú eres anticuario no?
  • Eh ..sip..justo debo ver la agenda de mañana. – Expresé. Ella se incorporo del sillón. Fuimos hasta la puerta de entrada.
  • Bueno. Nos vemos. Luego me dice como estaba la tarta
  • ¡Gracias!..seguro que será deliciosa – Sonreí nuevamente y ella me devolvió el gesto. Salía cruzando el caminito del patio externo, hasta dar con su casa, y luego veía como entraba en ella.




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